La literatura nos permite dejar de ser números: David Grossman

“No terminamos de comprender las consecuencias que la pandemia va a tener en nuestras vidas, lo descubriremos poco a poco, seguramente con dolor”, dice el autor en una videoconferencia al presentar su novela “La vida juega conmigo”.

Para el escritor israelí, vivimos “en un tiempo donde uno no sabe qué le va a pasar”. (EFE)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

En el confinamiento por la emergencia sanitaria, “la literatura ayuda a insistir en asuntos que la pandemia quiere borrar: nos permite dejar de ser números, estadísticas, datos… números de respiradores, nunca se habla de las personas y, a través de la literatura, uno vuelve a la vida como individuo.

“Stalin dijo que la muerte de una persona es una tragedia, pero la muerte de millones es estadística. Eso es terrible y lo que hace la literatura o el arte es redimir la tragedia del individuo fuera de estas estadísticas stalinianas. La literatura, sí, es una fuerza de resistencia”.

Palabras del escritor David Grossman durante una videoconferencia para el lanzamiento en español de su novela más reciente, La vida juega conmigo (Lumen, 2020), a través de la cual sigue la línea de tratar de acercarse a la realidad de un individuo enfrentado a las arbitrariedades del poder, pero también a las posibilidades de la literatura.

“La literatura y el arte nos ayudan a decidir que debemos insistir en los matices, no podemos dejarnos llevar por las generalizaciones, los estereotipos, todos son matices. Esto nos puede aportar el arte: cuando empecé a escribir me sentía menos responsable de las cosas que escribo, brotaba de mí y lo escribía. Ahora soy mucho más consciente de lo que quieren decir mis personajes”.

David Grossman es un convencido de que siempre que hay una crisis como la que vivimos en medio de la pandemia, la gente se asusta, porque ve la muerte muy cerca. En abril y en marzo pasados era así, y ahora seguimos hablando de una amenaza de muerte en nuestra historia, lo que no deja de ser peligroso como individuos y como sociedades.

“En un tiempo de inestabilidad, de inseguridad, donde uno no sabe qué le va a pasar: en un tiempo en el que la existencia se ve agitada de esta manera, el racismo o el fundamentalismo parecen conceptos atractivos para la gente, porque dan seguridad y dan cierto sentido. Me temo que vamos a ver más de esto”, reconoce el escritor, un permanente en la lista de candidatos a Premio Nobel de Literatura.

De ahí su pesimismo ante la posibilidad de que la gente vaya a salir fortalecida después de la pandemia: su urgencia será querer olvidar que formó parte de este fenómeno y “saltar desesperadamente hacia su nueva vida”: su efecto no va a ser algo de lo que nos podamos deshacer tan fácilmente.

“Nosotros tenemos suerte, porque somos artistas y escritores, podemos hacer algo con este material. La sensación que tengo es que cada vez el miedo reina más en nuestras vidas. No terminamos de comprender las consecuencias que la pandemia va a tener en nuestras vidas, lo descubriremos poco a poco, seguramente con dolor”.

Una de las voces críticas dentro de Israel, sobre todo tras haber perdido a su hijo en Líbano, David Grossman reconoció que estamos ante una situación de cierta resistencia, pero debemos ser conscientes de que es una prueba existencial “para nosotros, nos tiene que ayudar a entender la pandemia y a comprender cómo comportarnos”.

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UNA ESCRITURA PARA TODOS LOS LUGARES

David Grossman (Jerusalén, 1954) es autor de novelas como La vida enteraDelirio Gran Cabaret —con la cual se convirtió en el único autor israelí en ganar el Man Booker International—, a las que se suma La vida juega conmigo: obras que surgieron del placer de la escritura, pero también de la necesidad de comunicarse con otros: “Cuando empecé a escribir lo hice porque me sentía solo, y pensé que nadie me iba a leer, nadie me iba a entender, que se iban a mofar de mí, y, ahora que la gente lee mis libros en tan distintos lugares en el mundo, es difícil de creer: siempre quise que mis libros llegaran a mucha gente distinta”.


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