Lorenzo Rocha: la arquitectura no debe ceder a la corrupción

“La observación de las prácticas habituales y un posterior cuestionamiento de esos modos es la vía al pensamiento crítico en esta disciplina”, afirma el arquitecto.

Presentará el próximo martes su libro ‘Arquitectura crítica. Proyectos con espíritu inconformista’. (Foto: Patricia Curiel)
Ciudad de México /

¿Qué es lo que le falta al arquitecto mexicano para ser crítico? Para Lorenzo Rocha, autor de Arquitectura crítica. Proyectos con espíritu inconformista, fundamentalmente es la capacidad de decir no. 

“Pienso que los arquitectos debemos aprender a decir que no queremos ser parte de la corrupción, que no queremos complacer solamente los intereses económicos de nuestros clientes o de los promotores”.

“Lo contrario de la actitud crítica es la actitud pragmática, es decir, las cosas son así, los promotores quieren esto, el gobierno pide esto para poder llevar a cabo una obra y no hay que cuestionar”, agrega en entrevista con MILENIO.

En el libro, que se presentará el 29 de enero a las 18:30 horas, en la Casa del Arquitecto, Lorenzo Rocha habla de la teoría que sustenta la arquitectura crítica haciendo un repaso por las ideas de Le Corbusier, Giancarlo de Carlo, Anne Lacaton, Jean-Philippe Vassal y Alejandro Aravena.

“Lo que estoy intentando hacer —explica— es invitar a mis colegas a que piensen de una manera crítica. Eso es en el plano un poco ideal, pero, ¿dónde se puede ser más crítico en México? Pues precisamente en aquella que podemos llamar la corriente social de la arquitectura mexicana, o sea, aquella corriente que intenta satisfacer las necesidades de la gente de escasos recursos, que requiere vivienda asequible y equipamiento arquitectónico urbano-rural, lo cual comprende temas de salud, educación y otros servicios públicos”.

El arquitecto egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) comparte que, en estos casos, la observación de las prácticas habituales y un posterior cuestionamiento de esos modos, es la vía al pensamiento crítico en esta disciplina.

Explica que la vivienda asequible se hace a través de la industrialización, lo que resulta en construcciones muy pequeñas, hacinadas y con muros muy delgados. “Lo que un crítico debería hacer es pensar cómo podría conseguir el mismo resultado, pero que la vivienda siga siendo asequible y que se pueda masificar y producir en grandes cantidades sin necesidad de que tenga estas desventajas”.

El cuestionamiento es el primer paso, pero, según Rocha, la observación de la región en la que se desarrolla un proyecto es otro de los puntos importantes ya que así se pueden explorar otras opciones a las que se usan en la ciudad: el uso del concreto, el ladrillo y la varilla —que es muy cara de transportar—. Las alternativas, dice el arquitecto, podrían ser materiales locales como el adobe para las áreas rurales.

“El ahorro en la construcción que puede convertir esa vivienda en un producto asequible va a ser no tanto en reducir las áreas y apretar todo o industrializarlo en plantas fabriles, sino pensar al contrario, en que quizá con los materiales locales más baratos se puede resolver. Esa es la forma de abordar un proyecto de manera crítica en el contexto de México”.


Arquitectura elitista

Sobre por qué la arquitectura es percibida como una opción casi inalcanzable para el grueso de la población, el colaborador de MILENIO afirma que: “desgraciadamente en todo el mundo la arquitectura es una profesión elitista. En el momento en el que una persona cuenta con los recursos suficientes para construirse su vivienda o el espacio en el que va a trabajar y toma la decisión de llamar a un arquitecto ya es porque tiene un excedente, más dinero del necesario solo para la construcción”.

Una de las consecuencias del gasto que implica contratar a un arquitecto en México es la autoconstrucción. Sin embargo, Rocha afirma que la arquitectura no debería ser un lujo. “Tener una vivienda con un cálculo estructural adecuado, que no se te caiga en la cabeza con el primer sismo, que no esté en riesgo de inundarse y otros riesgos que resultan de un proyecto deficiente no es una cuestión de lujo, es una cuestión de seguridad fundamental que luego tendría repercusiones en el propio orden y en la mejora del espacio urbano”.

ASS

  • Patricia Curiel
  • patricia.curiel@milenio.com
  • Estudió Comunicación y Periodismo en la UNAM. Escribe sobre arquitectura social y el trabajo de las mujeres en el campo de las artes. Cofundadora de Data Crítica, organización de investigación periodística que produce historias potenciadas por análisis de datos.

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