Mayorga a la RAE - Silencio /y II

Teatro

Lo cierto es que en el silencio se teje un procedimiento que es crucial para el trabajo del actor: el tren de pensamiento del personaje.

Lo cierto es que en el silencio se teje un procedimiento que es crucial para el trabajo del actor: el tren de pensamiento del personaje. (Especial)
Jaime Chabaud Magnus
Ciudad de México /

“El idioma de Dios es el silencio”, cita Mayorga como una revelación precavida, pues agrega, “cree Calderón [de la Barca]” y le abre a uno la cabeza, pues entre la dicotomía hablar/callar se tejen tantas suertes y los problemas más complejos del drama que la sentencia cae como una cuchillada. Celebré (y no termino de hacerlo) en mi entrega de la semana pasada, que el dramaturgo madrileño Juan Mayorga haya ingresado como miembro de número de la Real Academia Española (RAE) el pasado 19 de mayo.

Me asaltó el prejuicio sobre si en su correspondiente mexicana había tradición de incluir dramaturgos, dada la tendencia alevosa de ciertos practicantes de otros géneros “de alcurnia”, de tratar de bastardo de la literatura al teatro. Para mi sorpresa no son pocos, aunque casi todos ellos son también reconocidos como novelistas o poetas y no netamente como dramaturgos. En fin, ya va siendo hora de que la Academia Mexicana de la Lengua considere a un Juan Tovar o (¿por qué no?) a un joven aún David Olguín.

Juan Mayorga ha dedicado su discurso de recepción en la RAE al Silencio. La peregrina idea (en el sentido de extraño, especial, raro o pocas veces visto) y genial audacia de Juan parte de su profundo conocimiento del teatro y del ser humano. “A veces, callando, decimos mucho; a veces callamos hablando mucho”. Para Mayorga hay tantos silencios como tonalidades del blanco, y nunca significan lo mismo. Lo cierto es que en el silencio se teje un procedimiento que es crucial para el trabajo del actor: el tren de pensamiento del personaje.

“La opacidad del personaje, para los otros y para el espectador —apunta en su discurso—, es rasgo central en la culminación y crisis del drama. […] Si la confianza en el diálogo lo es en la capacidad de los seres humanos para crearnos mutuamente por medio de las palabras, la extensión del silencio en los escenarios es signo de la pérdida de esa confianza. […] nunca sabremos […] lo que pasa en la cabeza de los personajes”.

FICHA

TERRITORIO DE ANÁLISIS

Para la Lingüística pragmática, cuando hablamos se realizan tres actos: el locusionario, ilocusionario y perlocusionario. Los dos primeros aluden a la emisión del discurso; pero en el tercero se teje la recepción del discurso como “lo pensable” antes de responder.


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