¿Qué hacemos con la obra de Michael Jackson y artistas señalados de abuso sexual?

En el aniversario luctuoso de Michael Jackson, cabe reflexionar sobre las discusiones de qué papel asumir ante la obra de artistas que se vieron envueltos en escándalos.

Michael Jackson en concierto (AFP).
Ciudad de México /

¿Qué hacemos con los artistas cuyas vidas resultan un escándalo? Aunque hacerse estas preguntas parezca reciente —el #MeToo ha ayudado a despertar estas críticas—, las teorías del arte y la cultura han reflexionado desde hace tiempo sobre la relación entre el autor, la obra y el espectador. Rescatar esas discusiones nos pueden ayudar a pensar casos como el de Michael Jackson.

Durante su vida e incluso después su muerte en 2009, las acusaciones de que el cantante abusó sexualmente de menores de edad generaron una serie de discusiones en el ojo público a través de documentales, juicios y reportajes.

Detalles sobre su vida privada se volvieron un asunto de interés, principalmente la relación distante que mantenía con sus ex esposas y su hábito de relacionarse con familiares vulnerables para después entablar una amistad con sus hijos hasta el grado de dormir con ellos.

Tras el estreno del documental Leaving Neverland(2009), varias emisoras de radio en todo el mundo dejaron de reproducir la música del intérprete de “Thriller”. Acciones similares a las que toman algunas instituciones cuando los artistas, como las cancelaciones de conciertos de Plácido Domingo.

Estos casos son los que nos hacen preguntarnos cómo debemos plantearnos cuando las declaraciones, actos y la vida de nuestros artistas van en contra de nuestros estándares éticos. ¿Desde dónde existe esta relación y separación? ¿Se puede entender la obra alguien separado de quién lo creó? Estos son algunas de las reflexiones que han hecho algunos autores al respecto.


¿Separar a la obra del artista?

Pensar en el concepto de artista y obra como dos elementos separables se debe en gran parte a dos corrientes de la crítica literaria de principios y mediados del siglo XX: el formalismo ruso en Europa y la Nueva Crítica en Estados Unidos. De manera general, ambas teorías sostienen en que las obras se pueden leer independientemente de quién las haya creado.

La primera plantea que se puede entender el arte por sus formas internas sin necesidad de tomar en cuenta la historia y aspectos sociales desde donde éste fue creado, incluyendo a su autor.

El video musical de 'Thriller', dirigido por John Landis, se filmó en varios lugares de Nueva York y Los Ángeles.

En una línea similar, la Nueva Crítica planteaba convertir a las obras como objetos en sí mismos para estudiarlos de manera “científica”, por lo que había que distanciarlo tanto de su autor como de sus lectores. De esta manera, la subjetividad e ideología de los autores era irrelevante a la hora de interpretar su arte. A propósito de esta corriente, el filósofo Terry Eagleton rescata lo siguiente:

“El poema significaba lo que significaba, independientemente de las intenciones del poeta y de los sentimientos subjetivos que suscite en el lector”.

Después de la Segunda Guerra Mundial, hubo ciertas corrientes de pensamiento como el post estructuralismo y el posmodernismo que criticaban la noción de las verdades únicas y el significado. De aquí surgen los pensamientos de Roland Barthes, quien declaró que “en el momento en que la obra nace, el autor muere”.

Desde estas posturas, que han permanecido gran parte de nuestro pensamiento durante un siglo, parecería irrelevante pensar en el autor. Sin embargo, con el paso del tiempo, otras corrientes y autores no han dejado de plantear algunos problemas a realizar esta separación.


No existen los significados fijos

La semiótica de la cultura plantea que las maneras de interpretar los significados de los autores y sus obras se ven atravesadas por dimensiones más complejas. Uno de los autores que ha trabajado más cómo funcionan las interpretaciones de los signos de la cultura en ciertos contextos es el ruso Yuri Lotman.

Desde esta corriente es la que trabaja el doctor Jorge David García, quien nos platicó en entrevista con M2 otras maneras de entender la relación entre el creador y su arte.

“El punto es que ni la obra ni el artista son entidades neutras que puedan significarse dentro de un contexto particular”.
El 15 de noviembre de 2006, Jackson recibió el premio Diamante en los World Music Awards, en Londres, donde interpretó la canción "We are the World"

De esta manera, Michael Jackson no puede significar, ni como personaje, ni como artista, ni como obra, lo mismo para todas las personas, sino que se inserta de acuerdo a variantes de lugar, generación, entre otros elementos, para entender la recepción desde dónde se lee.

“Desde el punto de vista meramente teórico, un error pensar que las cosas y las personas tienen significados fijos, significados inmanentes. En realidad, todo signo va a significar a partir de un espacio semiótico”, dijo el musicólogo.

La escucha ocurre siempre desde un lugar

¿De verdad se puede apreciar una obra olvidando quién la hizo? No sólo parece una tarea imposible, sino que no existen las apreciaciones estéticas ‘puras’. “Siempre escuchamos desde una política y una economía determinada. Sepámoslo o no”, menciona Jorge David.

De acuerdo con el musicólogo y compositor egresado del Posgrado en Música de la UNAM, la manera en que interpretamos la música también está íntimamente ligado con el momento de su escucha.

“La escucha es también es una instancia creativa. No puede ser lo mismo alguien que escucha ‘Thriller’, por ejemplo, llegando a ella a través de un playlist, que sin siquiera tener una idea de quién es Michael Jackson, a alguien que tiene todos sus discos y los colecciona, a alguien que lo odia porque considera que es un abusador de niños, por ejemplo”.

Si vamos más allá, incluso habría que saber que entre la música, su autor y el receptor, se entrelazan otros elementos que afectan nuestra apreciación, como son el medio y la tecnología desde donde escuchamos. Este nuevo enfoque se denomina Sound Studies.

Además, se atraviesan los espacios y momentos donde la música es escuchada: en solitario con audífonos, con amigos en un concierto, o escuchar una canción de fondo mientras se está en un bar, o cuando forma parte del soundtrack de alguna película. “Las instancias de mediación son sumamente importantes para entender la relación entre una obra y su recepción”.



¿Entonces qué hacemos con Michael Jackson?

Michael Jackson durante el medio tiempo del Super Bowl de 1993.

Lo cierto, es que últimamente se han integrado las dimensiones éticas a la hora de entender la recepción de la música y de quien la compone. Quizá la trampa es pensar que hay una sola respuesta y una manera totalizadora de enfrentarnos a estos dilemas.

“Pienso que no se trata de dilucidar respuestas, sino más bien de colocar problemáticas y de ayudarnos a entender que las relaciones en cuanto a creación y recepción son sumamente complejas y atravesadas por muchas dimensiones”, menciona el musicólogo.

Habría que entender el lugar de recepción de la obra de Michael Jackson para saber por qué no todos podemos reaccionar de la misma manera ante su música. Habrá quienes, por la generación en la que crecieron, su legado musical sea importante. Habrá otros sectores a los que les interese más un aspecto político y ético, para quienes evidentemente lo que representa el músico genera un problema.

Pero incluso el personaje de Michael Jackson, desde aspectos políticos, tiene varias dimensiones: sus labores de altruismo, defensa de derechos humanos y apoyo a labores ecológicas será importante para algunos. Habrá quienes lo critiquen desde aspectos raciales al someterse a operaciones para cambiar su color de piel.

Sus escándalos por abuso sexual y pedofilia entran en evidente conflicto con la mayoría de los valores de las sociedades en la mayor parte del mundo. Pero quizá la solución de ‘cancelar’ en absoluto al artista suena complicado, si se toma el cuenta el legado que ya ha marcado a lo largo de las décadas, tanto para la música, el espectáculo y la industria de la moda.

“Fue alguien que tuvo una influencia enorme en un momento histórico, alguien que además instaló en una posición de mercado muy alta. Y que sí influyó mucho de manera determinante lo que podríamos llamar la revolución de la música pop”, dijo Jorge David.

El legado de Michael Jackson

El legado de Michael Jackson está presente en el modo en que se hacen conciertos actualmente, en cómo funciona gran parte de la industria musical. Incluso su estilo de baile ha influido en los grupos de K-Pop.

“Desde ahí creo que sí es importante reconocer que hay figuras históricas que ya ni siquiera puedan ser valorizabas en términos de bueno o malo. Y la discusión ética que pueda despertar un personaje de Michael Jackson va más allá de un análisis cultural donde tenemos que reconocer que fue alguien que impactó mucho a una generación”, dijo Jorge David García.

Lo cierto es que no hay lecturas ni recepciones únicas o totalizadoras, pues que los y procesos de interpretación van cambiando de acuerdo a los códigos culturales. Así como las generaciones dieron fama a la figura de Michael Jackson, será decisión otros intérpretes si su legado seguirá siendo relevante o no.


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