Miedo, primera reacción ante el cáncer de mama: Espín Iturbe

Entrevista

La tanatóloga, Mónica Espín Iturbe, dará una conferencia este viernes, a las seis de la tarde en Plaza San Diego, de San Pedro Cholula: “De no haberme autoexplorado aquella noche, hoy no estaría aquí” y presentará su libro “Morir para vivir”, en

Tanatóloga, Mónica Espín Iturbe (Andrés Lobato)
Moisés Ramos Rodríguez
Puebla /

El primer impacto cuando una mujer recibe el diagnóstico de tener cáncer de mama, es bastante fuerte: se convierte, en un momento, de mujer en paciente; entra a que le hagan un estudio completamente sana y sale con la certeza del diagnóstico. El mundo se le derrumba y se queda llena de miedos, creyendo que se va a morir. Lo que predomina en ella son miedos, muchos miedos, asegura en entrevista la tanatóloga Mónica Espín Iturbe. 

Sobreviviente de un cáncer de mama ella misma, asegura: “El sólo hecho de ser mujer, es un factor para tomar en cuenta en el caso del cáncer de mama, también puede darle a hombres, aunque a muy poquitos: 500 al año son diagnosticados en todo México. En el caso de nosotras, somos tres de cada diez mayores de 20 años de edad; por él mueren 15 mujeres diariamente. Entre las mujeres mexicanas mayores de 25 años de edad, es la primera causa de muerte”. 

“Ante el hecho de no saber con exactitud qué detona el cáncer de mama, no podemos estar totalmente protegidas”, afirma. 

“Tener miedo es totalmente natural; no se puede evitar: las mujeres así diagnosticadas tienen miedo un día, dos días, tres días, hasta que empiezan a tener consciencia de que deben iniciar un tratamiento; no significa que se van a morir por ello”, asegura. 

“Lo malo ante el diagnóstico es que nos comenzamos a llenar de historias: me van a dar radioterapia, quimioterapia, se me va a caer el pelo… Cada cáncer es diferente y la paciente debe esperar la opinión del oncólogo, para saber qué tratamiento seguir. Está prohibido meterse a internet a buscar ‘información’: por favor, no lo hagan. Ahí se muestran casos extremos, muy lejanos del suyo. Meterse ahí es meterse a adquirir más miedos”, afirma. 

La especialista dará una conferencia este viernes 19, a las seis de la tarde en Plaza San Diego, de San Pedro Cholula: “De no haberme autoexplorado aquella noche, hoy no estaría aquí” y presentará su libro “Morir para vivir”, en el cual cuenta su experiencia con el cáncer y hace obvio que no murió y que después del tratamiento regresó a estudiar, ha escrito dos libros y da terapia en un hospital privado. 

Cabe recordar que el 19 de octubre es el Día Internacional de la lucha contra el Cáncer de Mamá, y todo el mes está dedicado a la difusión de información para su prevención. 

En el mismo acto, donde habrá testimonios de vida sobre esta enfermedad, la médica Isabel Palacios hablará sobre cómo prevenir el mal. 

Espín Iturbe, también autora del libro “Memorias que nunca olvidan”, insiste: “No tiene sentido que una mujer que ha sido diagnosticada con cáncer, se ‘meta’ a internet a buscar y sólo espantarse y sufrir; no tiene sentido. Cada paciente debe tomar en cuenta su edad, el tipo de cáncer que le han diagnosticado, el grado que tiene, el tamaño de lo que le encontraron. Y eso es lo que le pueden y deben preguntar al oncólogo; por algo es especialista”. 

Ejemplifica: “El médico especialista te dice: ‘Vamos a ver qué tipo de tumor es, para saber qué tipo de tratamiento vas a llevar. Puede que sea un cáncer favorecido por las hormonas y si mide menos de un centímetro y los ganglios están limpios, entonces te vas cinco años con tal medicamento. Tienes menos de 40 años, te corresponde tal medicamento. ¿Eres premenopáusica? Es otra medicación. Si el tumor es de más de un centímetro, te vas a radioterapia’”. 

Numeralia mamaria 

Pablo Gaspar Hernández, oncólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), tiene cerca de dos mil casos de cáncer de mama al año, mal por el cual mueren 800 mujeres en ese lapso; éste ocupa el primer lugar de tumores malignos y de cánceres en la mujer; el segundo es el cáncer cervicouterino. 

Los datos son del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y del Instituto Nacional de Cancerología “y difieren un poco en datos de acuerdo a las poblaciones que manejan”. 

La mortalidad ha disminuido en un 31 por ciento en los últimos 20 años por la prevención. Pero actualmente el 17 por ciento de cáncer de mama, es progresivo. 

El médico cita, de acuerdo con un comunicado de la institución, que en el mundo se presentan un millón 600 mil casos de cáncer de mama anuales. 

Detalla que, en México dos mujeres de cada diez durante su vida registrarán cáncer de mama; en Estados Unidos, son tres de cada diez las que van a tener ese cáncer; en Europa, cuatro de cada diez padecerán ese mal y, dependiendo del nivel socioeconómico, para adquirir el mal influirán factores como el estrés, el alcohol, el tabaco, la obesidad, el sedentarismo y la menopausia tardía. 

Afirma que en el mundo se registran un millón 670 mil casos de cáncer de mama y mueren 522 mil mujeres al año en el planeta por ello. En México, detalla, se presentan 23 mil 600 casos de cáncer de mama al año y mueren cinco mil 902 mujeres anualmente por ello. Con base en información del médico Gerardo Castorena, del Centro Médico Nacional del IMMS, Mónica Espín Iturbe revela que cada año mueren 500 mexicanos por cáncer de mama. 

Este cáncer, asegura Pablo Gaspar Hernández, dará a un hombre por cada cien mujeres que lo tengan; ésta es una enfermedad que tiene una mortalidad, a cinco años, de cerca del 70 por ciento: “Es un problema de salud pública: cada nueve minutos hay un caso nuevo de cáncer de mama en México, y cada día fallecen 16 mujeres por ello”. 

Nuevo León, Chihuahua, Baja California y Sonora, registran los índices mayores de cáncer de mama en el país; Chiapas, Campeche, Guerrero y Oaxaca presentan índices menores de eses mal; Puebla, Querétaro y Veracruz están en la intermedia de estos índices de casos. 

Diagnósticos y métodos 

Como tanatóloga le dije a una mujer con cáncer de mama: “La radioterapia consiste en proteger: quitan el tumor y un poco de los límites; tienen que radiar la zona. Prácticamente no duele. Tienes que tener cuidado en tus alimentos porque te producen agruras”. Cuando una paciente tiene esa información se queda más tranquila, asegura en entrevista Mónica Espín Iturbe. 

“Cuando las pacientes toman el diagnóstico como una sentencia de muerte, vienen muchas ideas: 'Yo me lo busqué. ¿Qué hice mal? ¿Por qué, si soy tan buena? ¿Por qué a los malos no les pasa?’ Lo que no recuerdan es que este mal, como sucede con todas las enfermedades, a todos nos pueden pasar, no hay ni buenos ni malos: el cáncer es la desobediencia del comportamiento celular. La cédula nace, crece, se reproduce y muere. Pero para el cáncer la célula nace, crece, se reproduce y se sigue reproduciendo y reproduciendo y no se muere”. 

Asegura: “Por eso es muy importante la autoexploración, porque si yo palpo en mi seno algo de medio o un centímetro, posiblemente mis ganglios estén limpios; pero si los dejo crecer, van a ir afectando más zonas de mi cuerpo y requeriré un tratamiento más fuerte”. 

Informa: “A la paciente que le comenté sobre la radioterapia le dije: si el médico te dice, después de la cirugía y analizar el tumor, que te tienen que dar radioterapia, ya no es como antes, y para cada paciente son diferentes las molestias: incluso para algunas es muy ligera. Eso la dejó más tranquila”. 

Acepta: “Es cierto que se cae el cabello con las quimioterapias por cáncer de mama, lamentablemente; es un efecto secundario que no se ha podido evitar, pero solemos quedarnos con las imágenes de gente vomitando después de la terapia, pero ésta es muy importante para poder recuperarse del todo. Por eso es tan importante la detección oportuna, porque entre más temprana sea, más rápida es la recuperación”. 

Información y tranquilidad 

Para Mónica Espín Iturbe, como sobreviviente del cáncer de mama, y como tanatóloga, la información para pacientes y sus familias es fundamental. Por ello, explica: “Cuando la paciente se empieza a tranquilizar, empieza a ‘ignorar’ los comentarios, sin fundamento, provocados más por el miedo que por el conocimiento. Ante esa tranquilidad, la familia empieza también a buscar información; ya no llega con sus temores a querer sobreproteger a la paciente: con información ya se siente más segura, confía en el tratamiento, y busca también sostenerse en sus creencias, en Dios”. 

Afirma: “Es bueno buscar ese sostén, apoyarse en lo que uno cree, pues todo va sumando. Es muy importante no quedarse en la postura de víctima, porque a veces, sin darse cuenta la paciente lo hace como un deseo de sobreprotección, lo cual no le favorece; es mejor para ella confiar en que se va a hacer todo lo que esté al alcance y que si es una detección oportuna, hay muchísima posibilidad de sobrevida”. 

Finaliza: “Hay que recordar que la vida es algo maravilloso, que sigue todos los días, y que esos días se van, por lo que tenemos la obligación y la responsabilidad de ser felices, de encargarnos de cumplir nuestros propósitos; debemos recordar que nada llega por sí solo y que, incluso cosas dolorosas cumplen un proceso para ir llegando. Yo viví el proceso y vi que se me ofrecía la oportunidad de vivir. Y eso fue lo que hice: comenzar a vivir”.

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