Jorge Obregón, la luz en el calendario agrícola

Volcanes y adoratorios prehispánicos, son los temas del artista de la colección MILENIO Arte en la exposición De luz y horizontes.

La exposición se puede visitar hasta el 4 de noviembre / Foto: Javier Ríos
Ciudad de México /

Su interés por ubicar los lugares sagrados dentro del calendario agrícola, guió al artista Jorge Obregón hasta esos sitios para pintar in situ, de los adoratorios prehispánicos, los volcanes, el juego de luz solar, la naturaleza, la flora y el uso de ese conocimiento ancestral para la siembra y la cosecha.

El resultado de esa aventura emprendida de 2020 a 2023, son más de 180 pinturas, realizadas para su beca del Sistema Nacional de Creadores de Arte, con el título de La luz en el calendario agrícola, de las cuales 12 cuadros, dos óleos y 10 acuarelas, presenta en la exposición De luz y horizontes, inaugurada el pasado miércoles en la galería Casamarilla Arte Contemporáneo.

La propuesta del pintor, especializado en paisaje, tras haber sido discípulo de Luis Nishizawa, es hacer un análisis de adoratorios prehispánicos que están alineados con la salida del sol, respecto al horizonte, en este caso representado por los volcanes del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl.

“Es la forma en que se medía el paso del tiempo desde la época de los mexicas, lo sorprendente es que en la actualidad tiene una vigencia en los pueblos agrícolas vecinos a los volcanes”, indica el creador que tiene en su haber más de 15 exposiciones en México, Estados Unidos y Japón.

Dicha tradición impulsó al artista de la Colección MILENIO Arte, a crear una serie de cuadros que diera cuenta de ese saber ancestral.

“Es un proyecto multidisciplinario, básicamente es pintura in situ, que realizo en vivo de los amaneceres en fechas determinadas por los solsticios, los equinoccios, pasos cenitales del sol y la salida de la luna llena, sobre los cerros en estas fechas y lo hago desde los puntos que son adoratorios prehispánicos, que hay más de 30 en la zona”.

Nuestra gente

Para el artista –de la licenciatura en Artes visuales de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, que fue merecedor de la Medalla Gabino Barreda al Mérito Universitario–, es importante pintar esos momentos porque desde estos puntos, los campesinos van y ofrendan a estos adoratorios para pedir lluvia o agradecer la cosecha.

“El objetivo de este proyecto es ir y pintar en vivo estos fenómenos astronómicos que conllevan conocimientos de antropología, arqueología y astronomía, para saber la posición del sol y a qué hora saldrá. Son conocimientos que comparten los cronistas, los mismos campesinos que lo llevan de boca en boca, desde hace cientos de años”.

Dice que los adoratorios se encuentran en diversos lugares, incluido el Nevado de Toluca y Xochimilco, ya que sus canales con su traza prehispánica, están alineados con la salida del sol, con el equinoccio y el solsticio.

Foto: Javier Ríos

Refiere que en Xochimilco y Tláhuac quedan esas trazas antiguas: “Todo este conocimiento gira en torno al maíz que era para el sustento, el principal alimento, por ello la necesidad de controlar lo que era la siembra y la cosecha, apoyados en el calendario agrícola; de ahí que el proyecto se llama La luz en el calendario agrícola, y la exposición Luz y horizontes, es un proyecto paralelo.

“Las pinturas posteriormente las voy a presentar en una exposición en el Museo Kaluz, y estará acompañada de un libro”, explicó.

Mientras tanto, a manera de preámbulo hizo esta pequeña exposición con 12 piezas que dan cuenta de toda una investigación.

“Realicé un trabajo de campo y de exploración con los cronistas y los campesinos, para conocer los sitios y adoratorios, y pintar el momento justo; me llegué a ir dos o tres días antes de que sucediera el fenómeno astronómico, y así realizar mis apuntes al óleo en vivo. Primero analizaba el lugar para saber en dónde tenía que ponerme para atestiguar el fenómeno y poderlo pintar”.

De ahí que en uno de los cuadros pudo captar un 21 de diciembre cuando el sol salió arriba de cima del Popocatépetl, desde un adoratorio en Milpa Alta; y 73 días después, cuando empieza a calentarse la tierra y comienza el calendario agrícola para la siembra. Sus pinceles inmortalizaron el momento en que el sol se posa sobre el Iztaccíhuatl, como símbolo de la fertilidad.

La exposición se puede visitar hasta el 4 de noviembre, con previa cita en el correo info@casamarilla.com.mx


  • Leticia Sánchez Medel
  • letymedel@yahoo.com.mx
  • Reportera cultural, cursó la maestría en Periodismo Político, es autora de tres libros sobre la historia inédita del Cervantino.

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