¡Momias en la UAEMex! ¿Quiénes son y cuál es su historia? Esto sabemos sobre su pasado

Especial Fin de Semana

Pedacitos de ciencia, arte, taxidermia y otras muestras de “curiosidades humanas” crean el ambiente perfecto para hablar de momias.

Un grupo multidisciplinario de investigadores ha realizado distintas intervenciones. | Sergio Sánchez-Hidalgo
Toluca /

Poco se sabe acerca de las seis momias que resguarda el Museo Universitario de Historia Natural “Dr. Manuel M. Villada”, de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex), las leyendas que se han tejido alrededor hacen aún más interesante a este sitio ubicado al interior del Edificio Histórico de Rectoría, los restos que preserva se han convertido en un misterio, incluso para la propia ciencia.

Por ello un grupo multidisciplinario de investigadores ha realizado distintas intervenciones para tratar de reconstruir una parte de ese legado y así, poco a poco, construir un relato en el que se integre tanto la tradición oral y los hallazgos científicos.

Con más de 137 años de historia este museo universitario guarda infinidad de tesoros, de pedacitos de ciencia, arte, piezas de taxidermia y algunas otras muestras de “curiosidades humanas”, que crean una atmósfera perfecta para hablar de momias, uno de los temas que en México genera más curiosidad y fascinación.


Acervo humano

Aunque usted no lo crea, este espacio universitario guarda en su acervo al menos seis momias, tres corresponden a personas adultas y tres a niños; las historias y leyendas indican que una de ellas es el cuerpo del Padre Botello, mientras que las otras son de María Reyna, su hija y nietos, aunque no se tienen más datos que lo confirmen.

Sin embargo, poco se sabe realmente sobre ellas y ante estos cuestionamientos un grupo de investigadores de la Autónoma Mexiquense ha decidido desde distintas áreas analizarlas y buscar más allá de los relatos algunas respuestas, sobre todo conocer su causa de muerte, la condición general de tejidos y piel e incluso poder realizar algunos estudios genéticos para determinar algunas otras líneas de investigación.

La directora de este espacio, Andrea Ambriz, indicó que estas piezas son de las que más historia tienen, pues datan de entre 1800 y 1890 y se sabe que cinco de ellas provienen de Almoloya de Juárez, aunque todavía continúan los estudios respectivos, pues indican que una de ellas quizá provenía de la Ciudad de México y la restante pertenece al Padre Botello, la cual fue encontrada en la Iglesia de San José, El Ranchito.


Un sacerdote pícaro

Con el paso de los años se ha convertido en una de las historias más contadas en Toluca e incluso el cronista de esta casa de estudios, Inocente Peñaloza García, escribió el artículo “La leyenda del Padre Botello” en el que señala claramente, que esta historia tiende cuando menos dos versiones, que fueron aportadas por los profesores Luis Camarena González, taxidermista y entomólogo, y Luis Antúnez Rebollar, profesor de artes plásticas, quien basa su relato en unas notas del sacristán del templo de San José El Ranchito, don Heliodoro Hernández.

“Las versiones presentan diferencias de consideración, sobre todo la relativa al tiempo en que suceden los hechos, pero coinciden en lo esencial, que es el trágico desenlace”, señala el cronista de la UAEMex, Inocente Peñaloza, quien dejó un legado importante para esta casa de estudios.

La primera versión que se le atribuye al profesor Luis Camarena González señala que en realidad el Padre Botello no era padre, pues se hizo pasar por sacerdote para recibir la protección de la Iglesia y ganar la confianza de la gente, así con una gran astucia y simpatía, comenzó a impartir falsos sacramentos, lo que levantó sospechas entre los verdaderos sacerdotes.

Así su gusto por el vino y una serie de indiscreciones, que incluso lo señalaron como el responsable de abusos sexuales en el confesionario, provocó que vecinos del pueblo de San Antonio Acahualco lo descubrieran y reaccionaran con violencia. El Padre Botello fue arrestado y conducido a terrenos de la antigua hacienda o rancho de Capardillas, donde se le sometió a juicio popular, se le declaró culpable y se le condenó a muerte.
“Enardecidos vecinos le ponen inmediatamente la soga al cuello y lo cuelgan de un árbol hasta causarle la muerte”, refiere el cronista universitario.

La segunda versión señala que el Padre Botello en realidad tenía por nombre Francisco González y esto se descubrió gracias a las investigaciones del padre León, de la Iglesia de San José El Ranchito.

“El Padre Botello, o padre Paco, además de bebedor insaciable, utiliza el confesionario para seducir a mujeres solteras y casadas. De modo que cuando es descubierto en sus excesos, la multitud que lo conduce entre cadenas al patíbulo, en el rancho de Capardillas, está formada en parte por padres y maridos agraviados”, señala en su artículo, Inocente Peñaloza.

La ciencia frente a las leyendas

Ante esta serie de incógnitas, en 2016 se inició un proyecto multidisciplinario en el que participó un grupo de investigadores, conformado por el doctor en Antropología Física, Héctor Favila y las doctoras, Petra Sánchez y Karla García, de la Facultad de Ciencias, quienes tenían como objetivo conocer más sobre el origen, su forma de vida, actividades, su causa de muerte a través de estudios antropológicos y biológicos.


Horarios y ubicación

Actualmente sólo dos momias, una de ellas el Padre Botello y un niño, se encuentran expuestas en el museo, el cual puede visitarse de lunes a viernes de 10:00 a 14:00 horas, aunque se prevé que de acuerdo con el avance del Semáforo Epidemiológico pueda ampliarse.

Está ubicado al interior del Edificio Histórico de Rectoría y previo al ingreso se debe pasar por dos filtros sanitarios, en atención a los protocolos instaurados en la pandemia.

KVS

  • Monserrat Mata
  • monserrat.mata@milenio.com
  • Reportera en MILENIO Estado de México desde 2016, egresada de la Facultad de Humanidades de la UAEMex. Escribo sobre Salud, Desarrollo Agropecuario y Medio Ambiente.

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