Museo de las Identidades: de cárcel a símbolo de León

Las exposiciones montadas en este recinto, ubicado en el Centro Histórico, abordan los oficios más antiguos de la ciudad; además cuenta con la celda 18, vestigio único de su época como presidio.

Museo de las Identidades Leonesas (Leticia Sánchez Medel).
León /

Una reducida celda con el número y la puerta aún originales, donde podían permanecer encarcelados hasta 10 reos en condiciones infrahumanas, todavía se conserva en el Museo de las Identidades Leonesas, en el centro de León, Guanajuato.

Sus exposiciones temporales abordan los oficios más antiguos de la ciudad, como la elaboración de cuchillos, el obraje y la elaboración de zapatos. Actualmente se muestra la exposición de foto A ojo de pájaro.

Este recinto histórico, con más de dos siglos de antigüedad, ha tenido a lo largo de la historia diferentes usos, de acuerdo con el relato de la investigadora Brenda Galván.

Larga historia

Cuando los propietarios fallecieron, el edificio de cantera rosa quedó en manos del sacerdote José María Velarde, que lo convirtió en casa de recaudación de diezmos. En el siglo XIX se convirtió en hospicio y casa de cuna; después, el primer obispo de León lo transformó en Monte de Piedad.

La construcción quedó en desuso hasta el año de 1899, cuando se adaptó para funcionar como cárcel municipal, con las instrucciones del entonces gobernador del estado de Guanajuato, Joaquín Obregón.

Herculano Ramírez fue el maestro de obras encargado de emprender las modificaciones, incluyendo la nueva fachada. La cárcel se inauguró el 27 de octubre de 1902.

La ex cárcel funcionó hasta 1986, un periodo muy largo, y cerró por diversas razones, como que el edificio fue absorbido por el centro histórico, debido a que había una mayor circulación de población, y se registró un avance en los derechos humanos, que impedían que el edificio, que presentaba condiciones de deterioro muy avanzadas, pudiera seguir usándose como cárcel”.

Luego de su desocupación, el lugar ubicado en la esquina de Justo Sierra y Belisario Domínguez fue inscrito en el registro de monumentos históricos y arquitectónicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Es hasta fines de los 90 que empiezan a restaurarlo para darle uso como oficinas gubernamentales, después fue el Instituto de Cultura, escuela de música y biblioteca Wigberto Jiménez Moreno.

La celda 18

El museo cuenta con una sala de sitio, en la que presenta uno de los vestigios que queda de la ex cárcel en estado original, la celda 18, que era utilizada como dormitorio.

“Es el único espacio que queda en su estado original desde que cerró la cárcel en 1986. Todos los demás fueron modificados con las restauraciones que se han hecho el edificio, algunos entremuros tuvieron que ser removidos porque presentaban condiciones de deterioro”.

Ese espacio está al lado de lo que posiblemente fueron las celdas de castigo, sobre las cuales, en un Acta de Cabildo de 1902, Toribio Esquivel Obregón escribió un texto revelador: “.. que le han informado que existen en la cárcel municipal más bartolinas en que no cabe un individuo sino de pie, y que si eso es exacto, constituirá un castigo semejante al que sufrían en la Inquisición los reos que llamaban ‘emparedados’... Que por otra parte la existencia de esas bartolinas es contraria a los preceptos de la Constitución Federal y no está de acuerdo con las exigencias de la época; por lo que para evitar que alguna vez pueda hacerse uso de ellas se permite proponer que se proceda inmediatamente a destruirlas de tal manera que queden inservibles”.

caov

  • Leticia Sánchez Medel
  • letymedel@yahoo.com.mx
  • Reportera cultural, cursó la maestría en Periodismo Político, es autora de tres libros sobre la historia inédita del Cervantino.

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