A más de 4 mil metros de altura, las lagunas del Sol y la Luna del Xinantécatl, mejor conocido como el Nevado de Toluca, guardan el misticismo de un pueblo, pues en sus profundidades esconden una parte de la historia, de la cosmogonía matlatzinca, en pequeñas ofrendas y objetos que datan de siglos atrás.
Desde el nombre, el Xinantécatl guarda reminiscencias de lo sagrado, ya que esta región albergó a culturas como la otomí, la mazahua, la matlatzinca y la nahua, quienes encontraron en este espacio elementos clave en su cosmovisión.
El historiador de El Colegio Mexiquense, Raymundo Martínez García, señala que desde el periodo prehispánico, la montaña fue concebida como un espacio sagrado, y fue el escenario de múltiples rituales, pues también se le consideró como una personificación de una deidad, como se aprecia en algunos códices y en el nombre que se le dio.
Los distintos nombres del Nevado de Toluca guardan parte de su historia; su antigua advocación en lengua náhuatl era Chicnauhtécatl, según lo registraron diversas fuentes históricas, de ahí su nombre Xinantécatl.
En algunas variantes de otomí se le designa como T ́ast ́öhö, que se entiende como “la montaña blanca”, mientras que en matlatzinca es Nro’maani Nechhútatá, que se traduce como la “Casa del dios de las aguas”; en tanto que el nombre náhuatl del volcán, significa “habitante de Chicnauhtlan” o “habitante de los nueve”.
Desde hace algunas décadas se han encontrado en este mítico espacio materiales que documentan la actividad ritual en este centro, como son el copal, puntas de maguey y cetros serpentinos, que hablan de la importancia de este ícono del Valle de Toluca.
Riqueza cultural...
Para comprender un poco más de su historia, debe entenderse este espacio como un todo, ya que su ubicación en medio de los bosques, rodeado de fuentes de agua, cerros y su riqueza cultural, lo catalogan incluso como un observatorio, en el que se daba seguimiento al calendario que marcaba además de los ciclos agrícolas, festividades importantes de la época.
Los hallazgos
Desde el siglo XVI y gracias a las crónicas de los evangelizadores europeos se conocen las ceremonias y rituales que tuvieron lugar en este espacio y que sorprende no sólo por su propia belleza natural; pero fue hasta el siglo pasado cuando comenzaron los trabajos para conocer un poco más de la historia que guardan sus gélidas aguas.
Así, a mediados del siglo pasado se dieron los primeros acercamientos; fue en 1963 cuando se obtuvo la primera evidencia material del culto ancestral en la montaña.
Con la publicación de Javier Romero Quiroz inició el descubrimiento que, poco a poco, daba forma a la historia del Xinantécatl.
- En este primer acercamiento se dio a conocer una estela hallada en el interior del cráter, con bajorrelieves hacían referencia a Tláloc, el Dios de la Lluvia.
En esa misma década de los sesenta, explica el académico Alejandro Novelo López, en su investigación “El Nevado de Toluca como un sitio arqueológico”, buzos del Grupo Alpino de Investigaciones Subacuáticas A.C. encontraron, después de por lo menos 50 inmersiones en las lagunas, alrededor de 20 piezas de copal, entre las que destacaron las formas cónicas y esféricas, algunas de gran tamaño, también llamaron la atención ciertos objetos de madera laminar, alargados y ondulados, denominados “cetros”.
A estos hallazgos le siguió la publicación de los primeros resultados de la investigación, a cargo de Miguel Guzmán Peredo en 1972. En ésta resulta interesante la fecha asignada al copal, ya que gracias a las tareas conjuntas realizadas en los laboratorios del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se determinó que su origen era aproximado al año 1495, con un rango de variabilidad de 317 años.
Si bien los hallazgos de la década de 1960 fueron relevantes, fue hasta los noventa cuando se registró un estudio arqueológicamente sistemático de la montaña, en el cual participaron investigadores de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), de 1991 a 1995, y como resultado se descubrieron 16 sitios arqueológicos.
Para el año 2002, en el marco del Año Internacional de las Montañas, los trabajos se retomaron, ya que las investigaciones apuntaron a que hace más de mil años servía como un observatorio astronómico para calibrar el calendario indígena, con una precisión a la altura de las más grandes civilizaciones de la época.
En mayo de 2007, la Subdirección de Arqueología Subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realizó la primera excavación, articulando las actividades de la arqueología de alta montaña y la arqueología subacuática, para ello, especialistas en estas áreas se sumergieron en las aguas de estas lagunas, que registran temperaturas aproximadas a los tres grados Celsius.
Pueblos prehispánicos.Rituales...
Los hallazgos, que suman 52 objetos, demuestran que durante los últimos 1500 años el Nevado de Toluca ha servido como un centro ritual, en el que se encontraron distintos pueblos prehispánicos, entre ellos, los matlatzincas.
Nuevamente regresan a su centro
Luego de 13 años de investigaciones, en marzo pasado, los 52 objetos encontrados regresaron a las aguas de las lagunas del Sol y la Luna, del Xinantécatl, cumpliendo con las recomendaciones hechas por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que define a la conservación in situ como la opción prioritaria para proteger el patrimonio cultural subacuático.
El organismo internacional subraya que se privilegia dicha conservación in situ, ya que el reconocimiento de la importancia de estas piezas se basa en la interacción entre el yacimiento, su historia y su contexto.
Así, el 26 de marzo, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) creó el primer archivo arqueológico en el lugar para bienes culturales sumergidos dentro de este cuerpo de agua, en donde tanto el nado como el buceo está estrictamente prohibido, salvo a iniciativas científicas avaladas por las autoridades ambientales federales.
Para su conservación, los 52 objetos que forman parte de estos hallazgos fueron depositados en una guarda que permite el paso del agua y el sedimento, pero evita que la resina se disgregue; a su vez, el conjunto fue dispuesto en un contenedor especial para ambientes acuáticos, elaborado por la restauradora Enna Llabrés Torres.
Durante los trabajos de investigación, que tuvieron una duración de 13 años, los objetos fueron resguardados por la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC), donde les fue creado un microambiente que los mantuviera bajo el agua y en condiciones similares a las de los sitios donde fueron encontrados.
Pruebas de carbono para su conservación
Como parte de estos estudios, los objetos fueron sometidos a pruebas de carbono 14, que revelaron que su temporalidad oscila entre los años 1216 y 1445, coincidentes con la hegemonía matlatzinca del Valle de Toluca, ocurrida entre 1162 y 1476 y a la cual siguió la dominación mexica del área.
- La caracterización de los materiales confirmó que la resina de los conos (de entre 20 y 30 centímetros de largo) y las esferas (similares en tamaño a pelotas de béisbol) procede del árbol llamado Copal Santo, como había indicado un estudio preliminar realizado por la bióloga Aurora Mintufar, en 2007.
¿Qué es el Nevado y cómo se compone?
El Nevado de Toluca es un estratovolcán ubicado al suroeste del Valle de Toluca en el Estado de México.
Es el cuarto pico más alto en México con una altitud máxima de 4680 metros sobre el nivel del mar.
Dentro del cráter hay dos cuerpos perennes de agua, conocidos como el Lago del Sol y el Lago de la Luna, a 4200 metros sobre el nivel del mar.
En los tiempos prehispánicos, las sociedades que vivían en los alrededores realizaban rituales y ofrendas en el volcán.
Según algunas fuentes históricas de los siglos XVI y XVII, después de la conquista española estas ceremonias se realizaban a espaldas (a escondidas) de los sacerdotes cristianos.
- Desde 2007 el proyecto “Arqueología Subacuática en el Nevado de Toluca” ha estudiado este importante sitio y contempla el intercambio de información, a través de exposiciones, publicaciones, documentales y conferencias.
KVS