Los pequeños espectadores que acudan disfrutar del espectáculo Desde el caparazón de la tortuga, el cual recurre a la danza, el teatro, la música en vivo, a las artes visuales y circenses, tendrán así la posibilidad de acercarse a las artes escénicas, pero también a la literatura, ya que la obra está inspirada en el libro infantil Momo, de Michael Ende.
La compañía Danza Visual, dirigida por Patricia Marín, Rogelio Marín y Leonardo Beltrán, comprometida con los públicos infantiles, lleva siete años montando esta puesta en escena, lo mismo en teatros en México, que en España, Perú y Corea del Sur.
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En esta ocasión se ofrecerá una corta temporada con cuatro funciones en el Teatro Helénico, los días 23, 24 y 30 de septiembre, además del 1 de octubre.
Patricia Marín, codirectora de la compañía así como de la obra teatral Desde el caparazón de la tortuga, asegura a MILENIO que el montaje ofrece experiencias lúdicas multisensoriales, para que los niños y las niñas se acerquen a las artes escénicas desde una edad temprana.
“Tratamos de hablar de un tema muy importante: el valor del tiempo y lo hacemos a través de este espectáculo multidisciplinario, inspirado en uno de los libros más bellos Momo, de Michael Ende, un texto que nos ayuda a valorar, una de las cosas que perdemos de vista, el valor hacia lo que hacemos y hacia cómo queremos vivir nuestra vida diariamente”.
Por medio de esta metáfora del malvado Hombre de gris, protagonizado por Leonardo Beltrán, que vende la idea de que se puede ahorrar el tiempo y recuperarlo después, cuando en realidad el concepto del tiempo es algo tan abstracto, pues a menos que una persona lo disfrute, tiene sentido.
“Tenemos en las funciones a niños desde 3 años y nos sorprendimos mucho al ver su capacidad para estar con nosotros en la puesta en escena, el formato de la obra es multidisciplinario, todo sutilmente hilado con la dramaturgia del libro, lo que les permite a los pequeños entender el mensaje de una manera muy lúdica y al mismo tiempo, introducirlos a este maravilloso mundo de las artes escénicas, y lo mejor es que salen con muchas preguntas”.
En la obra, Casiopea, es una tortuga viejita que guía al público a reflexionar en torno a estas concomitantes consumistas.
Para Casiopea, argumente la también dramaturga, el celular es una cajita y luz, y no entiende cómo los niños son atrapados por ella, le aterra todo eso, por lo que llama a Momo para que le ayude a que las personas vuelvan a enamorarse de sus vidas.
“¿Cómo es que los dispositivos móviles ya son muy utilizados por los niños? Eso es consecuencia de los tiempos en los que nos encontramos, por eso la obra hace énfasis en la importancia de convivir con la familia: se invita a los papás y a las mamás a que hagan esta reflexión acerca de que las infancias de los niños son efímeras, se les invita a que los abracen, a que pasen más tiempo con ellos, a que los dejen jugar con la naturaleza y convivan con otro tipo de realidades, no solo con la tecnológica”, postula.
Para el tema infantil fue interesante aterrizarlo, ya que en el libro aparece una muñeca autómata, que necesita ropa, accesorios para poder jugar con ella, pero en la obra es una metáfora para hablar justamente a esos dispositivos que necesitan actualizaciones.
“Estos objetos entretienen a la niñez con un exceso de información y no les permite jugar con su imaginación, que es lo que nosotros promovemos, cuestionamos ese discurso de la muñeca que pide actualizarse, no puede jugar con la niña porque le dice: necesito otra actualización, necesito otra actualización”.
Desde el caparazón de la tortuga, ofrece un espectáculo basado en el arte povera (en italiano), o arte pobre, que toma en consideración que las cosas simples también se pueden volver complejas pero ante todo, se busca despertar la imaginación de los niños, por medio de elementos muy sencillos como una escoba.
La escenografía está diseñada por Carolina Jiménez, una gran exponente de las artes escenotécnicas en México, la música es totalmente en vivo.
En la obra aparece también Beppo, un viejito barrendero, quien habla de que a los individuos les gusta hacer, él considera que al disfrutar lo que se hace, se tiene una vida más placentera, y a él le gusta que la ciudad esté limpia para la gente siempre disfrute de la ciudad.
“Es una forma de decirnos que todos deberíamos estar en comunión con los demás, a buscar el bien común, es una obra con reflexiones muy profundas, hace casi siete años, se hicieron 17 guiones para lograr extraer las partes más significativas que apoyaran a la dramaturgia”.
Comparte que fue muy complicado sintetizar un libro en una hora y media, sin embargo, considera que la visión y objetivo se cumple, al acercar a los niños a las artes escénicas y a la lectura”.
El Teatro Helénico se ubica en Av. Revolución 1500, colonia Guadalupe Inn.
PCL