Los obscenos de Silere / Vórtex está ambientada en el futuro, en el año 3217 del planeta Tierra, donde los protagonistas habitan dos universos paralelos conectados por el dolor y la violencia, a partir de la relación de explotados y explotadores que sobrevive a pesar de cambios a lo largo de la historia.
“Es un texto de 2015 del dramaturgo poblano Josúe Almanza, que fue finalista en el Premio de Dramaturgia Vicente Leñero. Él me llamó a hacer una lectura dramatizada en 2019 y me maravilló, me golpeó desde un lugar bastante emocional, sobre todo por la complejidad que implicaba, así que decidí llevarla a escena”, cuenta en entrevista Julián Reyes Botello, que trabajó cinco años en montar la obra.
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La pieza de ciencia ficción teatral se estrenó en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque, para temporada de jueves a domingo que concluye este 18 de febrero.
“Es un ensayo sobre el dolor, el autor plantea pensar en cómo las relaciones humanas están construidas muchas veces a través de este vínculo del dolor en sus diferentes grados. La pregunta en la obra es dónde está la felicidad, porque alguien nos dijo que íbamos a ser felices en la realidad, pero nunca hemos llegado a ese concepto abstracto de felicidad. Entonces, Josué plantea explorar el elemento contrario: explorar la condición humana a través del dolor como abstracción de lo que es la guerra, ya que la historia de la humanidad muchas veces lo que se está contando es la historia de las guerras”.
Reyes Botello explica que los universos paralelos de Silere y Vórtex se ven muy claramente en la estética de la obra y en el tiempo, porque uno sucede en el primer acto y el otro en el segundo acto.
El primero es un desierto en un mundo postapocalíptico, donde sus habitantes visten desgastadas prendas cafés, grises y verdes para proteger su piel de la intemperie, mientras su dolor es explotado para beneficiar a la otra civilización, donde la población forma parte de la élite económica e intelectual.
“Podríamos pensar que la estética del vestuario es lo que más marca la diferencia. En el primer acto, se podría clasificar como postapocalíptico, con referente al estilo de las películas de Mad Max; y el segundo acto es una cosa muchísimo más limpia, más en la idea de lo que pensamos en el futuro, quizás algo más parecido a Blade Runner, más enfocado en la gente de clase alta”, comenta el director.
Esas diferencias entre ambos universos muestran claramente quiénes explotan a quiénes, agrega Reyes Botello, que estrenó la pieza en septiembre de 2023 en temporada en el teatro La Capilla de Coyoacán.
“En el futuro algo sucede con el sol, que ya no está dando energía suficiente para que la vida se mantenga. Y el científico que descubre esto, también deduce que es posible producir energía a través del dolor humano, así que decide explotar a un universo paralelo para generar dolor en él y, a través del dolor, generar energía para poder dar vida a la gente de su propio universo”, dice el director de escena.
Es el año 3217 en la Tierra y, pese a que las catástrofes naturales y las enfermedades ha diezmado en la última década a la población humana, ésta aún es dominada por otra que vive en una realidad alterna.
Mientras Vórtex es el nombre de la empresa que genera dolor en el primer universo para poder crear energía a su costa; y vivir cómodamente en un mundo donde la gente viste de blanco impoluto, con formas arquitectónicas y en el que destaca el diseño lumínico.
La relación entre ambas realidades está dada por el uso de dos lenguajes creativos: el teatral dialoga con el cinematográfico, la escena, la vida, el sudor de las personas que están viviendo la ficción es, por momentos, atravesada por visiones del otro universo a través de proyecciones cinematográficas, el cine se intersecta con el teatro complejizando así la relación entre ambas realidades.
“La gente que está siendo explotada, después de 15 años, encuentra una manera de defender, pero implica que se rompe la malla espacio-temporal que vincula a ambos universos y entonces entran a un agujero negro que termina rompiendo el tiempo, y ambos universos colapsan”, agrega el director.
“El dramaturgo Josué Almanza, más que pensar con su obra en la imposibilidad del cambio, está planteando que las relaciones sociales son mucho más complejas que un simple acto revolucionario o violento; hay consecuencias más profundas. Si lo trasladamos a las relaciones sociales es esta idea de que después de las revoluciones que tiran a las dictaduras o monarquías, la generación es a veces mucho más complica que la ruptura del orden previo”, comenta el joven director nacido en la capital.
Sobre el elenco, integrado por Jennifer Mápula, Aldo Bringas, Natalia Verduzco, Sandra Vázquez, Samantha Mejía y Adalberto Márquez, explica que interpretan mismos personajes en ambos universos.
“Son las mismas personas que representan a los personajes de ambos mundos. Son seis actrices y actores, de los cuales cuatro representan al mismo personaje en una variante de sí en el otro universo.
“Uno de los vínculos que más busqué fue la idea del monstruo, trabajamos mucho a partir del concepto de lo monstruoso, del monstruo como perversión del ser humano; y definir cuál es el elemento monstruoso de cada personajes, que a pesar de que viven en situaciones muy diferentes tienen en el fondo una similitud muy fuerte que tiene que ver con el origen del personaje”, expone Reyes Botello.
“Los personajes están muy permeados por las ideas de perversión y crueldad, y por ello lo empezamos a generar conceptos de lo monstruo de cada personaje y desarrollarlo en las diferentes situaciones”.
Añade que la palabra “obsceno” dentro del título, más que establecer la idea del grotesco que contiene la acepción de esta, dialoga con uno de los posibles orígenes etimológicos de la palabra: el teatro griego, donde todo aquello que implicaba violencia o sexualidad ocurría fuera de escena y sólo llegaba un mensajero a contar estos actos: es decir, lo oculto es lo obsceno.
La obra parte de la idea de develar lo oculto, de hacer presente lo divino a través de lo humano, de darle luz a la violencia, de abrir el miedo al erotismo, al placer.
El equipo está conformado por grandes creativos y expertos en su área: Diseño y coordinación de vestuario, Estela Fagoaga; Realización de vestuario, Trama y Drama; Diseño de escenografía, Erika Gómez; Diseño sonoro, Xicoténcatl Reyes; Diseño de iluminación, Alejandra Linares; Combate escénico, Gerardo Moreno; Dramaturgia corporal, Julia Barrios; Diseño de maquillaje y peluquería, Mariana Gutiérrez; Diseño de proyección de video, Gustavo López; Realización audiovisual; Ofelia R. Botello y Sergio Díaz. En la Producción ejecutiva, Verónica Ramos; Coordinación de producción Julián Reyes Botello, Natalia Verduzco y Adalberto Márquez; Asistencia de producción, Carolina Berroca; en Difusión y Prensa Sandra Narváez- SaNaHe y Diseño gráfico Cynthia Herrera.
En cuanto al personal de cinematográfico, en la dirección está Ofelia Reyes y Sergio Díaz; dirección de arte, Gabriel García Ruíz; cinefotógrafo, Kevin Zamora; sonidista (sonido directo), Valeria Carreño; Maquillista Fx, Fernando Legarreta; Operador de ronin.
PCL