La producción La Bohème, de Giacomo Puccini se montará en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes en conmemoración de los 100 años del fallecimiento del famoso compositor italiano.
Esta nueva versión de la ópera en cuatro actos, que ofrecerá funciones los días 5, 8, 10 y 15 de diciembre, embarga de honor, alegría e inspiración a la directora de escena, Ruby Tagle.
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En entrevista con MILENIO, asegura que tienen presente al maestro Puccini en una alegoría del instante previo a su fallecimiento, el 29 de noviembre de 1924.
“Lo que me permite jugar estilísticamente sin hacer un levantamiento arqueológico del estilo, pero sí hacer un juego con matices y referencias a los años 20 del siglo pasado, con el vestuario”, indica la creadora, que ha colaborado con renombrados directores de teatro y danza como Peter Greenaway y José Caballero.
El Palacio de Bellas Artes le facilita a la directora de escena –quien cuenta con más de 60 espectáculos incluyendo danza contemporánea, teatro y ópera––, que haya un dispositivo que le remite a la idea de regresar el tiempo.
“La memoria es un espacio abstracto con algunas referencias de lo que no se puede negar, que es París, el invierno y la noche de Navidad. Entonces con esas ideas lo que hago es poder inspirarme para que el propio Puccini, en ese instante previo a su muerte, en su agonía, el maestro esté presente al revisitar a los personajes de una de sus óperas más importantes como es La Bohéme.
¿Cómo logra que cada personaje aporte a la narrativa emocional de la obra y en este caso haciendo homenaje a Puccini ?
La historia está ubicada en 1830, sucede en la noche de Navidad de ese año, en ese momento sucede parte de la historia. La obra tiene saltos cuánticos en cuanto al tiempo, aunque se desarrolle en cuatro meses. Digamos que se suceden saltos cuánticos que nos permiten viajar y volver justamente con la música de Puccini. Ahí tiene cuatro motivos musicales que son interpretados por los personajes principales. Eso nos permite entenderlos en su viaje emocional, así como su discurso de vida.
Como la época es de 1830 a 1831, justamente me los llevo al romanticismo, a esta exaltación y a estos ojos húmedos de los personajes que estamos construyendo, eso es lo que me interesa, y espero que pase al espectador. Trabajamos muy duro, no hay mayor misterio que el trabajo del día a día.
¿Cuál fue el proceso creativo al preparar esta ópera?
Bueno primero leerla y escucharla muchísimas veces, leer también la novela Scènes de la vie de bohème, de Henri Murger, que retrata a jóvenes bohemios que viven en el Barrio latino de París en el siglo XIX, y luego decidir dónde ubicarla. A mí me interesa siempre hablar de la condición humana, y pienso que todas las historias nos remiten a ello, particularmente las historias de amor son eternas.
Me inspira mucho la obra de Jim Jarmusch Solo los amantes sobreviven, yo agregaría a esa paráfrasis: Solo Puccini y su música sobreviven. Esos personajes románticos que se encuentran a través de los siglos para contarnos, y nos cuentan algo que nos resuena en la inmediatez y en la verdad humana interior, primero es el estudio. Luego el acuerdo con los creativos, planear toda la estructura de ensayos sobre cómo va a suceder.
Siempre empiezo una semana antes del ensayo con todo el equipo, con los bailarines con los cantantes para trabajar la gestualidad, hago una revisitación a este desfile navideño de la retreta que le llaman la retirada militar, aunque lo convierto en una marcha de gente de servicio del restaurante que devienen en acróbatas callejeros. Esa marcha la convierto en un tránsito de un ejército de servidores de la Navidad, de la presencia de papá Noel, sin ilustrar nada, pero sí está la concreción del tránsito emocional de los personajes
¿Por qué evitó el uso de las armas?, ¿por el momento que estamos viviendo en el mundo?
Así es, justamente a mí no me interesa, yo soy pacifista de corazón, nací Monterrey, un lugar bastante violento, crecí en un contexto donde la violencia era parte de la definición de los seres humanos en esta parte de México, que ahorita está en llamas como muchas partes del país. En particular siempre decidí alejarme de eso.
¿Cómo influye su formación coreográfica en su enfoque como directora de escena?
Me interesa mucho la composición, yo nací con un techo cultural bajo, estudié ingeniería química, soy laboratorista clínica, siempre bailé y tuve un instrumento. Aprendí a leer música a los 10 años, no soy muy docta en la materia, sin embargo, sí puedo seguir una partitura perfectamente como para montar y dirigir desde la ópera, he sido curiosa y muy consecuente con mi curiosidad.
Entonces a mí me ha ayudado tener ese acercamiento desde la composición, y desde la manera en que se habita el espacio de ficción y del juego, sin misterio.
¿Qué elementos considera más importantes para transmitir en el escenario?
La música es vital para volver verosímil esta historia de saltos cuánticos a nivel interior de los personajes. El primer acto es cuando Mimí y Rodolfo se conocen, ella le va a pedir que le encienda su vela porque se le apagó y se enamora. Decide ir hacia donde los esperan en el café parisino, que es el segundo acto, y en la fiesta navideña de la Nochebuena. En el tercer acto están separados en febrero y está nevando. Se encuentran, ella le pide a Marcelo que le ayude, que intervenga, y sale diciendo Rodolfo que es una coqueta, que no quiere estar con ella, aunque sabe que se está muriendo. Eso habla de la renuncia amorosa cuando no hay nada para darle al otro materialmente. Lo único que quiere es la renuncia para que quizás ella tenga una posibilidad de atención médica, que no está en su pobreza darle.
Y Mimí decide, como su última voluntad, llegar con mucho esfuerzo hasta él, entonces ella le impone su muerte y eso es vigente, algunos enfrentamos la muerte de los seres humanos, otros no podemos y es válido.
Esa mirada me permite jugar con la presencia y la grandeza de Puccini. No hay una ilustración de su muerte, hay una alegoría a través de la situación escénica de sus personajes y ante la carencia y la osadía en precariedad, porque después de la pandemia las economías del mundo se vinieron abajo.
Entonces la osadía y la precariedad son un acto revolucionario, es congruencia creativa. A mí me importa muchísimo hablar de cómo con pocos recursos se puede contar algo debido a que me interesa la abstracción.
jk