Pedro Friedeberg: “El surrealismo nunca será viejo”

El artista se presentó en la Galería MAIA Contemporary para hablar de 'Hipnerptomagia', su más reciente exposición.

El artista Pedro Friedeberg | Foto: Juan Carlos Bautista
Ciudad de México /

Pedro Friedeberg (Italia, 1936) acudió a la Galería MAIA Contemporary para hablar de su más reciente exposición Hipnerotomagia, inaugurada durante la Semana del Arte.

Friedeberg habló de su proceso de creación y de la disciplina que lo llevó a realizar esta reciente serie de pinturas y esculturas, inspiradas en Hypnerotomachia Poliphili, un libro del siglo XV de Francesco Colonna.

Dijo que su terapia es pintar y que lo hace comúnmente por la mañana y que trabaja por etapas cortitas de una hora, hora y media, “porque ya no tengo la fuerza de la juventud que tenía antes, que podía yo dibujar durante 24 horas sin parar”.

En el evento se anunció que el documental Pedro se presentará el mes entrante en la galería MAIA Contemporary, ubicada en Colima 159, en la colonia Roma.La película es de la cineasta Liora Spilk y pretende ser un retrato de la intimidad de Friedeberg. Fue estrenado el año pasado durante el Festival de Cine de Morelia.

Foto: Juan Carlos Bautista

Sobre el color

Rodeado de sus obras, Friedeberg contó que en sus dibujos hay elementos y ornamentos del Renacimiento, aunque también formas vegetales y animales porque son imágenes sencillas que le fascinan.

Con una fuerte presencia del color en sus creaciones, el artista, siempre irreverente, aclaró que los colores no le gustan ni le interesan.

Nada más los uso para separar, si el fondo es azul conviene usar cosas rojas al frente y viceversa. El color más bien sirve para separar los elementos uno de otro, claro que es una ciencia mucho más profunda que eso, sin embargo, el color no es absolutamente necesario, pero sí añade algo a la tristeza de la vida diaria, un rojo o un rosa o el naranja. El color que a mí más me gusta es el turquesa, también el azul y el morado, me gustan mucho los colores prohibidos y extraños pero no los uso demasiado para que no choque a la gente. Yo nada más compro los colores porque casi todos son bonitos, me gustan todos menos el verde”.

Esas son las premisas del artista, quien al estudiar arquitectura en la Universidad Iberoamericana encontró su vocación y abandonó esa carrera para iniciar la de artes plásticas.

Foto: Juan Carlos Bautista

La Bienal de Venecia

Convencido de que el arte en realidad es un capricho porque no hay diferenciación entre entre lo abstracto y lo no abstracto, Friedeberg, adelanta que el 20 de mayo presentará la exposición Tiempo, espacio y existencia, con obra reciente, como parte de la Bienal de Venecia, en Italia.

“Son maquetas arquitectónicas ilusionistas y esculturas llamadas fantásticas.Yo quisiera ser una especie de mecenas millonario y decir ‘quiero que vayan conmigo a Venecia, aquí hay boletos para ustedes”, expresó entre risas.

Al ser una destacada figura del arte, la obra de Friedeberg forma parte de los acervos del Museo de Louvre, en París; el Museo de Arte Moderno (MoMA), de Nueva York; el Museo Omar Rayo, de Colombia, y el Museo Cavalino, en Italia, entre otros.

Después de la partida del artista canadiense surrealista Alan Glass, con quien consolidó una amistad por más de 70 años, Friedeberg comentó que alcanzó a hablar con él y se niega a asumirse como el último surrealista de su generación.

El surrealismo nunca se volverá viejo, el surrealismo es eterno. Adán y Eva son una propuesta surrealista, ¿por qué tiene que andar un hombre con una hoja de parra en el sexo y una mujer que va a ser la mamá de toda la civilización, que va a procrear dos hijos que se van a matar el uno al otro, todo eso eso es real? Es surrealismo total”.

El artista naturalizado mexicano explicó que sus dibujos están basados en la ornamentación griega, precolombina, barroca y hasta del Renacimiento. “Yo uso mucho el ornamento para rellenar porque es una especie de terapia al estar llenando con muchos espacios, como lo hacen las señoras cosiendo el punto de cruz”.

Foto: Juan Carlos Bautista

Su relación con México

Le encanta México como país, al que llegó con su familia a los siete años de edad, como judíos que huyeron de la Segunda Guerra Mundial.

Tuve mucha suerte de pasar la mayor parte de mi vida aquí, aunque la gente no es demasiado culta o demasiado sensible. A lo mejor son sensibles en otro estilo porque yo soy de una sensibilidad más bien italiano-francesa-alemana, es decir europea, pero los mexicanos tienen mucha suerte de tener todo esto. Me disgusta un poco que no lo aprecien, que no lo sepan usar, en realidad nada más hay como 10 pintores buenos en este país que acabo de ver en el Museo Kaluz. ¡Qué bonito museo!”.

Sostiene que emitir opiniones sin ton ni son es la enfermedad de la estupidez, pues ha dicho que hasta que los gansos opinan: “La gente más tonta es la que más opina y ellos creen que están en el derecho de opinar, de dar sus leyes estéticas o morales, pero eso ha sido a través de toda la historia del mundo”.

Se le plantea que en este país tenemos a un presidente que toda la semana da sus opiniones en sus conferencia matutinas, a lo que Friedeberg responde: “En un principio estuvo muy bien, pero a lo mejor poco a poco nos fuimos aburriendo o fue degenerando un poquito, pero no quiero pensar así, es más yo no nací aquí, soy solo un huésped, así que yo debería ser más cortés”.

Friedeberg todavía tiene mucho por hacer, por crear y experimentar, así que propuso hacer un día de 30 horas, una semana de 10 días, un mes de 40 días y un año de 500 días.

Foto: Juan Carlos Bautista

hc

  • Leticia Sánchez Medel
  • letymedel@yahoo.com.mx
  • Reportera cultural, cursó la maestría en Periodismo Político, es autora de tres libros sobre la historia inédita del Cervantino.

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