La presentación del nuevo logo de la Ciudad de México estuvo envuelta en polémica, y tal vez por eso haya pasado desapercibido la fuente principal de inspiración: el Códice Mendoza o mendocino.
Este documento prehispánico es de tal importancia que sin él, sabríamos muy poco de cómo funcionaba la Gran Tenochtitlán antes de la llegada de los españoles. Por eso, a continuación, diez puntos que te ayudarán a entender uno de los códices prehispánicos mexicanos más importantes de nuestra historia.
1. El Códice Mendoza fue hecho por orden del virrey Antonio de Mendoza. Aunque no se sabe la fecha exacta de su creación, se estima que fue entre 1541 y 1542. El objetivo era obtener un panorama económico, político y social de la tierra recién conquistada.
2. Lo que lo hace único es la combinación del sistema de iconografía mexica, glosa en español y sistemas prehispánicos y europeos. Como apunta el INAH, el códice fue pintado por escribas mexicanos dirigidos por el maestro Francisco Gualpuyoguacal sobre papel español en vez de papel amate o piel de venado, como se hacía comúnmente. Además, fue encuadernado como los libros españoles para tener un estilo de lectura europeo.
3. Para realizarlo, se requirió el trabajo de los tlacuilos, quienes hacían los jeroglíficos, los ayudantes que preparaban los pigmentos de los colores naturales, informantes que conocían y habían vivido toda su vida bajo las reglas aztecas y un sacerdote español que traducía del náhuatl a textos.
4. Tiene 71 páginas que explican desde la fundación de Tenochtitlán, sus gobernantes y conquistas, hasta la forma en la que se hacían los tributos o aspectos de la vida cotidiana de los mexicas como el matrimonio o la vejez.
5. Debido a su contenido, estudiosos del códice han asegurado que sin él, no se podría saber cómo funcionaba el pueblo mexica.
6. Hernán Cortés se menciona en uno de los folios como el “marqués del Valle”, lo que da un panorama mucho más certero de su fecha de creación.
7. En una de sus últimas páginas se hace una mención al poco tiempo que se tomó para hacer el códice, lo que provocó que hubiera errores ortográficos en las interpretaciones y no se pudiera hacer una copia en limpio antes de ser enviado a España.
8. El códice está en la Biblioteca Bodleiana de la Universidad de Oxford desde 1659 luego de que fuera recuperado de colecciones privadas. En un inicio, el virrey Mendoza ordenó enviar el códice al emperador Carlos V, pero durante el trayecto, el navío fue interceptado por bucaneros franceses. Así, el documento quedó en manos del cosmógrafo francés André Thevet –quien por cierto escribió su nombre en varios folios fechados en 1553- Posteriormente, pasó a manos de los británicos Richard Hakluyt, Samuel Purchase y finalmente a John Selden.
9. Pese a que el códice permaneció en la Biblioteca Bodleiana desde 1659, no fue sino hasta 1831 que salió a la luz gracias a una recopilación de códices que hizo el vizconde Kingborough. Desde entonces, se ha vuelto un objeto de estudio.
10. La segunda parte del códice está aparentemente basada en la Matrícula de Tributos, que se exhibe en el Museo Nacional de Antropología e Historia.
El INAH tiene un sitio dedicado al Código Mendoza en donde puedes hojearlo digitalmente.
mrf