Racismo y clasismo, la raíz del odio al reguetón

El pasado 7 y 8 de junio se realizó el ciclo “Conversaciones sobre el reggaetón: Discursos y estéticas de la calle” en el Museo Universitario del Chopo, en donde se habló de los prejuicios que atraviesan a este fenómeno cultural.

El reguetón es una subversión ante las formas de control. (Foto: Félix Márquez)
Ciudad de México /

El reguetón, a poco más de dos décadas de sus inicios, sigue provocando discusiones y disgusto entre un gran número de personas. Las razones por las que este género músical provoca controversia y odios son el racismo y el clasismo con los que muchas personas se expresan acerca de quienes viven, gozan y escuchan canciones de reguetón. Además de la molestia que suscita —para muchos— que se exprese la sexualidad a través del disfrute de los cuerpos. Sobre lo anterior se habló en el ciclo “Conversaciones sobre el reggaetón: Discursos y estéticas de la calle”, que se desarrolló en el Museo Universitario del Chopo el 7 y 8 de junio, en el Foro del Dinosaurio.

En su intervención, Ariadna Estévez, investigadora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la Universidad Nacional Autónoma de México, dijo que los prejuicios de clase y raza contra el reguetón “empiezan por la criminalización de la gente que oye, compra y busca bailar el reguetón”.

En el caso de las mujeres, explicó, se les estereotipa cuando “la realidad es que son mujeres jóvenes como cualquier otra, con una evidente autonomía sexual. Esta es la gran afrenta para la discriminación: una mujer que no tiene miedo a mostrar su sexualidad, hacer uso de ella, y decir ‘yo perreo, me gusta’”.

Por su parte, Marco A. Chávez, profesor investigador del Sistema de Universidad Virtual de la Universidad de Guadalajara y con formación en ópera, dijo que el reguetón es “una innovación”, ya que, “en la historia de la música, (hace mucho) no se tenía esta influencia alrededor del mundo”.

“En otros momentos la música había tenido lugares desde donde se marcan los estándares. La ópera, cuando se reinventó en el siglo XVI, se hizo en la región de Italia, en Venecia concretamente, y a partir de ahí se crearon los estándares de la ópera; en Italia se inventó la notación musical; en Estados Unidos fue donde se movió el polo de cómo se debería hacer el arte, cómo se debería hacer el pop, el rock, etcétera”.

“Ahora el reguetón está logrando que los demás sigan nuestros estándares y esto apenas comienza. El reguetón está despegando, aunque (ya) parezca que está en todos lados, pero aún le falta mucho. Simplemente es la historia que se repite, pero ahora nosotros somos los protagonistas”, dijo refiriéndose a Latinoamérica.

Sobre por qué el reguetón puede ser considerado misógino, la socióloga Dulce Asela Martínez citó a Pierre Bourdieu y explicó que existe una historicidad en la violencia hacia la mujer: “No es actual y hay varios elementos que conforman la misoginia, puede venir desde la familia, la iglesia, la educación, las prácticas sociales, las industrias de la música y la cultura y, actualmente, la sociedad de la información. Todos estos ámbitos aportan para que se siga construyendo esta historicidad de dominio masculino sobre lo femenino”.

En el caso de la música dijo que también existen otros géneros en los que hay un contexto sexual, por ejemplo, el tango o el danzón en donde “quien baila, quien maneja a la mujer para que se mueva, es el hombre”.

En ese sentido explicó que en el reguetón sí puede ser visible una estructura de dominación hacia la mujer, tanto en sus letras como en el baile, “pero no solamente podemos quedarnos con esa lectura”, dijo. Hay otros contextos y espacios desde donde se puede entender el reguetón: “Lyotard señalaba que en las sociedades posmodernas ya no está el gran relato, estamos en las sociedades contemporáneas donde hay microrrelatos y estos microrrelatos tienen que ver con los enfoques que vamos a darles desde nuestra perspectiva, desde nuestra formación y del contexto y el espacio donde estemos”.

La socióloga, que ha estudiado el reguetón desde 2007 y publicó una tesis sobre este fenómeno cultural en 2010, dijo que el género puede ser entendido como una forma de liberación a partir del cuerpo y la danza. Explicó que, desde la perspectiva de sociólogos como Le Breton y Michel Foucault, quienes “decían que en la sociedad una forma de dominio y disciplina era controlar los cuerpos”, es posible entender el reguetón como una subversión ante esas formas de control.

“He hecho investigaciones con mujeres que tienen movimientos sociales, pueden ser colectivas feministas o no, y dentro de estos movimientos utilizan el baile y el perreo como una forma de resistencia”.

Por lo anterior, la investigadora considera que, de acuerdo a los contextos, es importante reflexionar en qué punto puede considerarse si este género musical promueve la misoginia y en qué casos no. Es decir —como lo explicó Catalina Ruiz Navarro, moderadora del ciclo y directora de la revista Volcánicas—, “si estoy con mis amigas, donde nadie está tratando de violarme […] yo no estoy en peligro; yo podría bailar y divertirme cantando ‘eso en cuatro no se ve’, porque en este contexto no hay ninguna amenaza”.

Ariadna Estévez finalizó con una reflexión sobre el sitio que ocupa el reguetón en el contexto social actual: “Hoy cuando se dice que el reguetón es machista y cosifica a las mujeres la voz que se expresa es la moral de la clase dominante: la sensualidad del reguetón y del perreo es una amenaza al statu quo social en el que la manifestación del deseo sexual es atributo exclusivo de los hombres y en el que la autonomía erótica de las mujeres es una afrenta de clase y raza”.

Como parte del ciclo “Conversaciones sobre el reggaetón: Discursos y estéticas de la calle” Jenny Granado Kebra impartirá un taller de baile. El evento tendrá lugar en el Museo Universitario del Chopo el próximo 28 de julio de 12:00 a 15:00 horas con cupo limitado.

PCL

  • Patricia Curiel
  • patricia.curiel@milenio.com
  • Estudió Comunicación y Periodismo en la UNAM. Escribe sobre arquitectura social y el trabajo de las mujeres en el campo de las artes. Cofundadora de Data Crítica, organización de investigación periodística que produce historias potenciadas por análisis de datos.

LAS MÁS VISTAS

¿Ya tienes cuenta? Inicia sesión aquí.

Crea tu cuenta ¡GRATIS! para seguir leyendo

No te cuesta nada, únete al periodismo con carácter.

Hola, todavía no has validado tu correo electrónico

Para continuar leyendo da click en continuar.