Schlemmer, Kandinsky y la abstracción en el arte

Danza

Schlemmer tuvo contacto con Kandinsky y Paul Klee en la escuela Bauhaus, donde el ambiente interdisciplinar les permitió experimentar

La traspolación de la experiencia desencadenada por la música llevada al resto de las artes, principalmente a la pintura y sus colores, se le conoce c
Argelia Guerrero
Ciudad de México /

Gloria Contreras solía insistir en que un bailarín y coreógrafo debería estudiar el resto de las artes. Consideraba importante hacer del bailarín un artista integral.

En días recientes, visité la exposición de la obra de Kandinsky en el Palacio de Bellas Artes. La visita me llevó a recordar la idea de Gloria.

Para Kandinsky, era importante entablar una relación estrecha entre las artes y fue este planteamiento el que lo llevó a realizar un estudio profundo en su libro De lo espiritual en el arte. Esta reflexión derivó de la cercanía del pintor con la obra de músicos como Wagner, Schönberg y Mussorgsky, y la experiencia sensorial que la música de estos compositores desató en él. A la traspolación de la experiencia sensorial desencadenada por la música llevada al resto de las artes, principalmente a la pintura y sus colores, se le conoce como sinestesia.

Esta experiencia sensorial propuesta por Kandinsky tuvo su extensión en el universo de la danza a través de múltiples trabajos. El de Óscar Schlemmer ha sido el que más trascendió en la historia de la danza por su propuesta sinestésica tan bien lograda, el Ballet triádico, estrenado en 1922 con partitura de Paul Hindemith.

Schlemmer tuvo contacto con Kandinsky y Paul Klee en la escuela Bauhaus, donde el ambiente interdisciplinar les permitió experimentar con el contacto técnico y sensorial entre las distintas artes y establecer semejanzas y puntos de encuentro entre las artes escénicas y las artes plásticas.

En el Ballet triádico se plantea la búsqueda de la abstracción, de tal modo que el espacio figure como protagonista de la obra coreográfica y sea el propio espacio en su totalidad el que genere las experiencias sensoriales similares a las que los colores desencadenan en las obras pictóricas.

La propuesta de Schlemmer es que la totalidad del discurso se construya a partir de formas figurativas, y entiende al movimiento como un trazo que delinea la ruta para llegar a estas diferentes formas. Esto supone, entonces, la reducción del cuerpo natural del bailarín, es decir, su propia abstracción.

Para experimentar el proceso de abstracción en los bailarines, el coreógrafo los presenta con máscaras y del vestuario hace formas geométricas que ocultan las delimitaciones naturales del cuerpo humano para con ello conseguir de manera más nítida el movimiento como ruta para llegar a la forma figurativa.

La idea de la abstracción del bailarín como individuo, para fusionarlo en la totalidad colectiva que representa el espacio escénico, implica el reto de prescindir de los recursos gestuales que en gran medida facilitan la construcción de un discurso y en muchas ocasiones no significan un proceso de expresión verdadero sino un cúmulo de gestos y lugares comunes que, al tenerse muy bien asimilados y naturalizados, el espectador decodifica pero pierde la experiencia sensorial profunda. La comunión espiritual no se logra.

El Ballet triádico es, como su nombre revela, un homenaje al número tres. Lo interpretan tres bailarines que portan a lo largo de la coreografía 18 vestuarios distintos para ejecutar doce coreografías. Se divide en tres escenas a cuyo ambiente corresponde un color: amarillo, rosa y negro, cada uno con un carácter propio.

Para Schlemmer, el número tres es de gran relevancia porque implica trascender la unidad, es decir, el egotismo, y la dualidad, para dar lugar a lo colectivo. Las formas básicas a las que recurre el vestuario son el círculo, el cuadrado y el triángulo. 

La coreografía de Schlemmer propone una odisea por la experiencia sensorial del escenario tridimensional como lienzo y de los cuerpos como trazos. No impone la anulación del individuo, sino su fusión con el espacio colectivo del arte.


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