La vida de Virginia Woolf se ha llevado a diferentes disciplinas artísticas: se han escrito infinidad de páginas acerca de su vida y de su obra, pero también se han realizado adaptaciones para cine, televisión, radio y, por supuesto, teatro, en gran parte porque buena parte de su “pensamiento sigue vigente”, en palabras de la dramaturga Aline Menassé, quien lleva a escena Virginia, la muerte de la polilla.
“Ella sigue siendo pionera en el terreno del feminismo. Rebasa a muchos feminismos modernos, enfocados solo en la mujer y en ponerla distanciada con el hombre: hay una estructura patriarcal que atañe a hombres y a mujeres. Claro, sabe que el hombre ejerce todos los poderes, pero a costa de qué: de perderse de la vida, de ver el amanecer y de supeditarse a ganar dinero y a considerar que la medida de su valía está en su capacidad para ganar dinero”.
- Te recomendamos Las apasionadas cartas de Virginia Woolf a una poeta Cultura
A 140 años de su nacimiento, la dramaturga apuesta por recuperar ciertos elementos de la obra de la escritora británica: mostrar su lado más frágil, pero también las preocupaciones que la llevaron a ser una de las figuras representativas de distintos movimientos intelectuales de su época, en especial cuando hablaba de “la independencia económica, intelectual o moral de la mujer, como un ser dueño de sí mismo y con la necesidad de un espacio para vivir”.
Su postura
“Eso es el mundo interno para desarrollar inquietudes, su vida y sus decisiones, con lo que abre camino en muchos terrenos. Muchas feministas tendrían que acercarse a sus posiciones”, advierte la dramaturga, bajo la idea de que “no es una pelea contra los hombres, ella nunca lo entendió así”.
“Lo que buscaba era cuestionar, porque el patriarcado nos toma a todos y genera un patrón social. Las mujeres podemos romper todo eternamente, pero si el mundo masculino se impone o si las mujeres ejercen ese papel patriarcal, no estaríamos cuestionando a fondo esas estructuras que nos determinan a nivel social y Virginia sí lo hizo”, resalta Menassé.
Foto: Carlos Villanueva
Producida por Arte Laboratorio La Rueca A. C., Virginia, la muerte de la polilla cuenta con un elenco integrado por María Inés Pintado, Elsie Flores y José Carriedo, cuyo objetivo primordial es dar a conocer al espectador la multiplicidad de facetas de la escritora, “repensarla a la luz de nuestro tiempo, con sus preocupaciones y los temas que pone en juego”.
“En cada artículo, cada ensayo, ella toca los núcleos más profundos, con una visión realmente compleja. No hace análisis fáciles, sencillos y su literatura es otra construcción: tiene cinco volúmenes de diarios, seis de cartas. Es impresionante por la cantidad de lo que ha escrito y las facetas que toca”, explica la directora de escena.
Desde hace casi una década, Aline Menassé se dio a la tarea de profundizar en la obra de Virginia Woolf, pero también en lo que de ella se ha escrito, en una labor que ha sido muy compleja, necesitaba tiempo para desentrañar desde dónde quería hablar como dramaturga: hablar a través de ella, “una biografía siempre implica al que la realiza”.
Claroscuros
“Todos traemos una fractura de nacimiento, nuestra vulnerabilidad siempre está a flor de piel, pero en ella siempre es mucho más fuerte: era hipersensible, desde su infancia, después profundizada con la muerte de la madre y con toda la circunstancia de todo su primer brote psicótico; tiene esta fragilidad que está hecha de muchas cosas: el trastorno está hecho de su sensibilidad, del sufrimiento, de la muerte del padre, de la madre, de la hermana, del hermano”.
Foto: Carlos Villanueva
La obra propone el entrelazamiento entre la vida y obra de Virginia Woolf en cada escena de descubrimiento y de reflexión, para lo que se centra en este espacio de la creación sanadora, pero no en términos terapéuticos, sino ontológicos, “porque el arte tiene esa cualidad: nos restablece como creadores y, a su vez, también restablece a quienes compartimos la obra”, dice Menassé en entrevista con MILENIO.
“Sé que mucha gente no conoce a detalle la vida de Virginia, por lo que mi idea fue reflejar la faceta biográfica, la feminista, el aspecto pacifista: tocas muchas otras facetas, aunque trato de traerla de carne y hueso, pero no demasiado, y no por quitarle su humanidad, sino por universalizar ese proceso que nos hace evidente tan claramente en su literatura y en su escritura: los claroscuros de una vida y, en especial, de su legado”, a decir de la dramaturga.
En temporada
Producción Nacional de Teatro realizada con el Estímulo Fiscal del artículo 190 de la LISR (EFIARTES), Virginia, la muerte de la polilla tendrá una temporada de jueves a domingo del 5 de marzo al 13 de marzo, y lunes y martes del 22 de marzo 26 de abril, en el Teatro El Galeón Abraham Oceransky, del Centro Cultural del Bosque, con la dramaturgia y dirección de Aline Menassé y las actuaciones de María Inés Pintado, Elsie Flores y José Carriedo.
hc