Xantolo es descrito como “La Navidad de la Región Huasteca”, según sus propios habitantes, por ser la fecha más esperada y que mantienen como una tradición muy arraigada, en su peculiar culto a los muertos, a las almas de sus seres queridos y a las que se le venera de forma especial y única en el país.
Sin embargo, este año fue marcado por la pandemia de covid-19, situación que ha dejado al centro de Huejutla sin la ofrenda mayor que se coloca año con año en alusión a sus costumbres y tradiciones, pero no así el deseo de las y los habitantes de la región por recibir a sus muertos ya que, a pesar del llamado que hizo el gobierno del estado de Hidalgo de festejar en casa, siguieron con el festejo en calles y cientos de personas forman parte de esta celebración.
“La tradición es muy fuerte, aunque en esta ocasión está más tranquilo a diferencia de otros años, que en estos momentos se vive la alegría de la gente, pero sí hay cuadrillas que se están preparando para la fiesta y más o menos, un cincuenta por ciento sí está participando”.
“Hay unos que sí siguen las medidas sanitarias, pero otras son incrédulas a la enfermedad, por lo que salen a participar, a ver las cuadrillas, a invitar a las personas a su ofrenda, el regado de la flor porque es la fiesta más grande de la huasteca, decimos nosotros ‘la Navidad de los huastecos’, por lo que es difícil que la gente no lo viva, a pesar de la pandemia”, expuso Emmanuel de Jesús Hernández Romero, habitante de la zona y quien es capitán de una cuadrilla.
Las cuadrillas son grupos de hombres de la comunidad que se disfrazan de mujeres, utilizando un atuendo excéntrico, con vestidos pegados al cuerpo, o de telas coloridas, pelucas largas de colores llamativos, así como accesorios que les da un toque extravagante y grotesco al mismo tiempo.
Al ritmo del son huasteco, huapangos o bailes tradicionales, y divididos en dos filas, las cuadrillas zapatean a un ritmo con el que buscan alejar a los malos espíritus y llamar a los santos difuntos, por lo que muchas personas se congregan a verlos danzar y a ver las competencias de cuadrillas y en esta ocasión, a pesar de la contingencia sanitaria, no fue la excepción.
“Cuando uno se disfraza no hay mayor problema porque se ponen pañuelos en la cara o las máscaras, pero se usan cubrebocas, y a la mejor la gente piensa que no hay problema con las cuadrillas, pero lo que no ven es que hay niños que les gustan ver la danza y es cuando pueden contagiarse, pero la gente sigue saliendo, es muy fuerte la tradición”.
“La situación es que, si un cuadrilla empieza a bailar, aunque sea en su casa, la gente llega y se aglomera y es cuando viene el problema”, explica Baldomero Hernández Ángeles, quien tiene 64 años y, debido a su edad, prefiere quedarse en su casa.
Emmanuel, quien es capitán de una cuadrilla, no saldrá con su grupo, “porque hay muchos que se están preparando para la fiesta del 1 y 2 del noviembre, pero yo llamo a que aguantemos un año y que mejor celebráramos el Xantolo en casa que, a pesar de que es muy importante, pues es mejor que nos cuidemos porque primer es la salud”, indicó
Lo que no hará falta en cada hogar de la huasteca, desde el 30 de octubre, son los altares que cada región tiene su propia característica definida en los arcos que la sostienen, aunque todos ellos están forrados con flor de cempazúchitl y mano de león, que simbolizan la conexión entre el más allá y la tierra de los vivos.
“En las familiar horneamos los panes, es una tradición que viven desde las niñas hasta las abuelas, todas se reúnen para hacer los panes que se cuelgan en el arco de la ofrenda y que después se comparte con las personas que vienen a los altares, por el cual se ofrece un chocolate caliente”, indica Claudia Ángeles, quien asegura que se quedará en casa con su familia, aunque extrañará la fiesta que año con año se realiza en las calle de Huejutla y que, “por amor a mi familia”, mejor me quedaré en casa.
Xantolo
Es una palabra introducida al náhuatl por la deformación de la frase latina festiumominum sanctorum, que quiere decir fiesta de todos los santos, tradición que se mantiene muy arraigada.
Esta celebración se caracteriza por la unión, la devoción y el esmero que le inyectan las y los habitantes de las comunidades de la sierra que esperan la llegada de sus familiares y amigos que ya no se encuentran con ellos.
El 2 de noviembre es el día de todos los santos y el día 3 es el día de la bendición; día de la despedida.