Rubin Carter buscó en el boxeo la salida a una vida complicada y tras elevarse como una de las promesas más grandes de este deporte, un triple homicidio que no cometió, lo llevó a sostener una de las batallas más feroces para demostrar su inocencia y recuperar su libertad.
Nacido en 1937 en Nueva Jersey, fue el cuarto de siete hermanos de una familia que sufrió para salir a flote. Recién cumplidos los 11 años fue acusado por asalto y enviado al reformatorio, en donde declaró que defendió con una navaja de Boy Scout a uno de sus amigos de un pedófilo que intentó atacarlo. Aun así fue sentenciado.
Rubin escapó del reformatorio en 1954 y se alistó en el ejército, pero al volver a América y darse de baja de la milicia fue arrestado por su huida del reformatorio y condenado a 9 meses de prisión.
Intentó alejarse de los problemas; luego de pasar un corto tiempo en la cárcel por un asalto a mano armada, Carter debutó en el boxeo, fue en 1961 y tras acumular foja de 27-12-1, con 19 nocauts, incluyendo la sorpresa que dio ante Emilie Griffith, al noquearlo en el primer round en 1963, su carrera estaba a las puertas del campeonato mundial.
Pero todo volvió a cambiar a mediados de 1966, justo en un periodo de gran tensión racial, cuando tres personas blancas fueron acribilladas en el bar Lafayette Grill en Nueva Jersey y los testigos señalaron a Carter como uno de los asesinos. A pesar de que proclamó su inocencia, fue sentenciado junto con su primo John Artis a cuatro cadenas perpetuas.
El juicio estuvo lleno de irregularidades y prejuicios raciales por un jurado formado por blancos, basándose en el testimonio de dos ladrones que luego se retractaron, pero su futuro cambió cuando el cantante Bob Dylan salió en su defensa gracias a la autobiografía que escribió desde la cárcel: “The Sixteenth Round”.
Con su canción “Hurricane”, el legendario cantautor destapó 10 años después la historia llena de injusticias. Carter fue llevado a un segundo juicio, en donde fue sentenciado solo a dos cadenas perpetuas. Pero no fue hasta 1985 que se demostró que prejuicios raciales afectaron su caso, por lo que fue exculpado y se le concedió la libertad inmediata.
Tras 20 años tras las rejas, con su carrera de boxeo destrozada, Carter abandonó la cárcel y se fue a vivir a Canadá, en donde se convirtió en director de la fundación para la defensa de convictos acusados injustamente.
Después de una vida llena de lucha tanto arriba como abajo del ring, Hurricane falleció en 2014 en Toronto, a los 76 años de edad. Su muerte la causó un cáncer de próstata con el que vivió durante dos años.
Enamorados de esta historia, el cine retrató su vida en 1999 con la película “Hurricane”, protagonizada por Denzel Washington, quien ganó ese año el Oscar a mejor actor.
SFRM