En la lucha libre existen facciones que dejan huella en el deporte. Algunos son recordados por los luchadores, sus contiendas o por la habilidad en el ring. Los Villanos son una combinación de estos tres elementos, siendo un equipo único en su especie.
Desde muy pequeños, cinco de los ocho hermanos retomaron el amor por la lucha libre gracias a su padre Ray Mendoza. Los integrantes de la Dinastía Imperial iniciaron su entrenamiento desde jóvenes, ya que su progenitor les inculcó la vida del deporte para alejarlos de los vicios, aunque les exigió a todos una carrera universitaria para poder competir.
La historia de la agrupación comienza cuando los más grandes, Villano I y Villano II, comenzaron en el deporte a temprana edad. Cuando ambos tenían 14 y 16 años respectivamente, compitieron para participar en los Juegos Olímpicos de 1964 en lucha grecorromana. A pesar de ser elegidos como los representantes mexicanos, tuvieron que desertar debido a su edad.
Esto no fue un obstáculo para ellos, ya que continuaron su entrenamiento y, al mismo tiempo, culminaron sus estudios. Comenzaron su carrera como Las Bestias, después fueron nombrados los Búfalos, y más tarde Villano y El Toro. Pese a que les propusieron el personaje de Los Caifanes, al final los hermanos descartaron la opción.
EL CAMINO DEL ÉXITO
Los dos hermanos ya estaban dentro de la Empresa Mexicana de Lucha Libre (actual CMLL) y tenían qué encontrar un diseño único que los definiera. Por consiguiente, Villano II tomó inspiración en el personaje Birdman y creó las máscaras. Con el distintivo color rosa y azul, el dueto comenzó a brillar en la Arena Coliseo.
Luego de varias situaciones dentro de la EMLL, los Villanos I y II partieron en 1975 a la UWA, donde un joven Villano III comenzó su carrera en dicha empresa coronándose Campeón Mundial Welter. Si bien el último de los tres tenía una carrera individual, no afectó en la carrera de sus hermanos y pudieron coronarse campeones en pareja.
Rápidamente los tres hermanos escalaron a las zonas estelares de la cartelera del Toreo Cuatro Caminos; sin embargo las lesiones fueron alejando a Villano II de los cuadriláteros, hasta que se retiró. Esto ocasionó que Primero tomara un camino individual, aunque no tardaron mucho unirse IV y V, generando una de las tercias más temibles del momento. Gracias a la popularidad de las tercias a finales de los años setenta, las Panteras Rosas comenzaron rivalidades, empero la más recordada es la que tuvieron ante los Brazos.
LA PELEA DEL SIGLO
Los Brazos eran uno de los equipos con mayor reconocimiento en el ring. Su estilo de lucha los convirtió en los rivales ideales para los Villanos. Curiosamente, Brazo de Oro y El Brazo eran ahijados del señor Ray Mendoza, por lo que su vínculo con la Dinastía Imperial era familiar. Incluso Villano II también ayudó a la tercia a crear el diseño de sus máscaras.
Por querer demostrar qué familia era mejor, los Brazos y Villanos se enfrentaron en múltiples ocasiones en varias arenas en todo México. No obstante su rivalidad llegó a la cúspide cuando decidieron apostar incógnitas.
La tarde del 21 de octubre de 1988, en la Monumental de Monterrey, miles de aficionados se dieron cita para apreciar la batalla final entre ambos grupos. Tras minutos de intensidad, sangre, sudor y lágrimas, la Dinastía Imperial vencieron a sus más grandes rivales, dando fin a un feudo de años. Por otro lado, ese mismo día Villano III puso su tapa en juego, pero en la Arena Neza. Aquella noche los cuatro hermanos estuvieron cerca de perder las máscaras, aunque su preparación los hizo imponerse sobre las adversidades.
CAMINOS DISTINOS
Luego de aquella noche, los Villanos se convirtieron en la tercia más dominante de todo México. Aunque a finales de los años ochenta e inicios de los noventa dominaron la UWA con los campeonatos de tercias, Primero, Cuarto y Quinto fueron separándose para tomar rumbos distintos. Por su parte Tercero apareció en Japón con la empresa New Japan Pro Wrestling y la entonces WWF, donde fue campeón del Título Semicompleto.
El momento que ocasionó la separación de los hermanos fue cuando, en 1989, Villano II falleció. A primera instancia se dijo que sus lesiones generadas por la lucha libre fueron las culpables de su muerte; más tarde se confirmó que se suicidó debido a su depresión tras abandonar los cuadriláteros.
Esto causó que Villano I dejara de aparecer en la UWA, para dedicarse a prepararse a futuros luchadores, pero sólo tuvo algunas apariciones esporádicas en eventos locales. Desafortunadamente murió en 2001 debido a un paro cardiaco causado por una hemorragia cerebral.
Ahora los tres luchadores restantes, Villano III, IV y V, se encargaron de poner en alto el nombre de la Dinastía Imperial, empero poco a poco fueron despojados de sus máscaras. El primero de ellos fue Tercero, quien sucumbió ante Atlantis en el 2000. Nueve años después Quinto perdió ante Último Guerrero en la Arena México. En contraposición a sus hermanos, Cuarto es el único que conserva su máscara.
LEGADO
Tras el retiro de Villano IV y V, así como la muerte de III, la Dinastía Imperial no tardó mucho en encontrar a sus herederos. En 2012 Villano III Jr debutó y un año más tarde El Hijo del Villano III se comenzó su carrera como profesional. Además, Quinto posee su propio legado con Kaving y Kortiz.
Asimismo, la Dinastía no desaprovechó su popularidad y realizó su propia marca de cerveza. En 2018, sacaron a la venta su bebida artesanal, la cual causó sensación entre los aficionados de la lucha libre.
RGS