La banca tiene el potencial para ser uno de los motores de la recuperación en México, tras el peor debacle económico en casi 90 años que dejó la pandemia de covid-19; sin embargo, enfrenta grandes desafíos, entre ellos la persistente cautela de familias y empresas para contratar nuevos créditos.
También tiene retos que vienen de tiempo atrás, como lograr una mayor bancarización en el país y capitalizar la revolución que abrieron las empresas fintech, en el sector financiero.
“A diferencia de las crisis económicas como la financiera de 1995 y la global de 2008, el año pasado la banca demostró no ser un lastre para la economía de México, por el contrario, ayudará a remontar el crecimiento otorgando señales de certidumbre y estabilidad”, dice Eduardo Osuna, CEO de BBVA México.
Al cierre de 2020, el gremio registró en cartera 1.4 billones de pesos listos para financiar desde tarjetas de crédito, autos, casas y hasta grandes proyectos de inversión. La suma equivale a poco más de 6% del Producto Interno Bruto (PIB) del país o 23% del Presupuesto Federal aprobado para 2021. “En esta crisis sanitaria, la banca es parte de la solución y no del problema.
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Tiene un nivel muy relevante de recursos disponibles para prestar este año”, dice Luis Niño de Rivera, aún presidente de la Asociación de Bancos de México (ABM).
Gustavo Méndez, socio de la Industria de Servicios Financieros para Deloitte México, comenta que, tras la crisis financiera de 2009, se fortaleció la regulación en el sector, lo cual le permitió enfrentar los estragos de la pandemia con altos niveles de capitalización y liquidez.
“Si bien registró menos ingresos, tiene parque para prestar porque tiene liquidez y no se ve ningún riesgo sistémico”, dice. Eso no exenta a los bancos de tomar acciones constantes, a veces costosas,
para afrontar los desafíos que presenta la realidad económica que se vive, como es la menor demanda por crédito, debido a la cautela que prevalece entre los consumidores y empresas, y el eventual aumento en la morosidad, señala Andrés Fuentes, socio líder de la Práctica de Servicios Financieros para Ernst & Young (EY) Latinoamérica Norte.
Un año difícil
La cartera de crédito vigente de las 50 instituciones que componen la banca comercial fue de 5.2 billones de pesos al cierre de enero de 2021, lo que implicó una caída anual en términos reales (con- siderando la inflación) de 4.8%, según datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).
Con excepción del financiamiento hipotecario, el resto de los sectores registraron un claro deterioro. El consumo, que se integra por plásticos bancarios, prés- tamos personales y de nómina, así como crédito automotriz, cayó 12.7%.
En tanto, la cartera de financiamiento empresarial, que concentra 49% de todo lo que presta la banca, se redujo 5.4%. “Es un tema de demanda, los consumidores están más cautelosos, las empresas también tienen cierta precaución para invertir, para crecer y tomar crédito”, señala Julio Carranza, vicepresidente de la ABM.
En el cuarto trimestre de 2020, solo 16.8% de las empresas que operan en el país contrató un nuevo crédito bancario, la menor cifra desde 2009, según datos disponibles en Banco de México.
Entre las limitantes que ven los analistas para pedir prestado está la situación económica, las tasas de interés y la propia rentabilidad de la empresa. Hace unos meses, el secretario de Hacienda Arturo Herrera criticó que la banca no presta a todo su potencial.
“Existe una menor demanda por crédito, hay mucha cautela para endeudarse”, menciona Méndez, y destaca que, como es lógico, existe mesura de los bancos para prestar, considerando que el dinero que canalizan es lo que captan de sus ahorradores.
El año pasado, la captación bancaria (ahorro) registró un nivel histórico de 588,000 millones de pesos en 2020, 9.7% más que en 2019, según la ABM. “El sistema financiero en general y la banca en particular es un detonador de crecimiento económico por la capacidad de generar ahorro en el país y desplazarlo de manera muy prudente a los acreditados”, dice Fuentes.
La menor demanda por financiamiento, aunado a una mayor integración de reservas preventivas para afrontar los efectos de la crisis en sus distintas carteras, propició que las ganancias de los bancos cayeran 39.5% en 2020.
Evitan altos niveles de impagos
Ante el incremento en el desempleo del país, la reducción de ingresos laborales y el cierre de empresas que generó la pandemia, la banca, junto con las autoridades del sistema financiero, puso en marcha diversos programas de apoyo para minimizar los riesgos de morosidad elevada.
Como primer paso difirió el pago de las mensualidades de sus clientes hasta por medio año y, posteriormente, abrió la posibilidad de reestructuras para aquellos que se vieron más impactados por la crisis sanitaria en la segunda mitad de 2020. Según datos de la ABM, 8.6 millones de clientes difirieron créditos por 1.1 billones de pesos, el equivalente a 22% del crédito al sector privado.
Mientras que las reestructuras de los créditos de los usuarios benefició a 1.13 millones de personas que se sumaron a esta facilidad, por un monto de 334,253 millones de pesos a diciembre, de acuerdos a los datos de la Asociación. “Fue un buen apoyo para miles de familias y empresas mexicanas, evitó un deterioro mayor de la cartera vencida, pero el impacto final en morosidad aún no se logra ver”, dice Héctor Magaña, especialista del Tec de Monterrey.
Al cierre de diciembre, el Índice de Morosidad (Imor) de la cartera total de crédito se ubicó en 5.68%, el equivalente a 53,392 millones de pesos, aunque en rubros como plásticos bancarios superó 7.39%, el nivel más elevado en una década.
Si bien registra un incremento moderado y manejable, Manuel Romo, director general de Citibanamex, estima que el pico se va a alcanzar en la primera mitad de 2021, siempre y cuando no exista un nuevo confinamiento que implique cie- rres adicionales para la economía.
Falta bancarización
Otro de los retos más grandes que tiene la banca es avanzar en el tema de inclusión financiera, dice Ariane Ortiz-Bollin, analista soberana de la consultora Moody’s.
Sin embargo, dice Ortiz-Bollin, esta baja bancarización que existe frente a otros países mantiene de cierta forma “aislados de la crisis” a los bancos, los cuales tienen reservas positivas para enfrentar los efectos de la pandemia.
En su opinión, el hecho de que México vaya a crecer a tasas más lentas en el futuro sí puede tener un impacto en la calidad de sus activos, “pero hoy por hoy no vemos un riesgo al menos sistémico ni importante en los bancos”, dice la analista Ariane Ortiz-Bollin. Según el estudio de Citibanamex, 58% de los 2,463 municipios y alcaldías del país tiene “muy baja” inclusión financiera, mientras que apenas 36.9% de la población nacional está bancarizada.
Por el momento el gremio banquero llega a su 84 Convención Bancaria, que en esta ocasión se realizará de manera semipresencial los días 11 y 12 de marzo, con desafíos en el otorgamiento de crédito, particularmente en consumo y empresas; morosidad y la calidad de sus activos.
Pero los banqueros se sienten optimistas y listos para enfrentar los retos y afianzar su papel como impulsor del crecimiento en México. “La clave de la recuperación de la economía será a medida de que la vacunación contra el covid-19 avance lo más rápido posible”, puntualiza Luis Niño de Rivera.