Celebrando a la CEDAW con nuevos desafíos

TODAS

La CEDAW ha constituido ser uno de los instrumentos internacionales más poderosos para evaluar los avances que los gobiernos alcanzan en favor de las mujeres.

En 1979 surgió la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW por sus siglas en inglés).
Gloria Careaga Pérez
Ciudad de México /

La condición de discriminación que han enfrentado las mujeres ha sido develada en distintos momentos de la historia. Sin embargo, a partir de la década de los años 70 del siglo XX, pareciera que inicia una lucha constante para modificar la situación. 

El movimiento feminista, de lo que se consideró la Segunda Ola del Movimiento, develó cómo las mujeres habían sido discriminadas y dejó una clara constancia del efecto de esta discriminación no solo en las distintas esferas de la vida cotidiana de cada una, sino también de sus costos para la sociedad.

Gracias a este trabajo, en el que se articularon fuertemente las académicas y las activistas, se dejó constancia también de la desigualdad entre los sexos y cómo, incluso, se había invisibilizado la aportación que las mujeres habían tenido en distintos campos a través de la historia, desde donde muchos hombres construyeron su fama. 

La intención de reivindicar a las mujeres pronto se convirtió en un movimiento global e inició el desarrollo de estrategias que impactaran las decisiones políticas y comprometieran a los gobiernos a formular políticas públicas en favor de la igualdad.


Gracias a este trabajo, en el que se articularon fuertemente las académicas y las activistas, se dejó constancia también de la desigualdad entre los sexos y cómo, incluso, se había invisibilizado la aportación que las mujeres habían tenido en distintos campos a través de la historia, desde donde muchos hombres construyeron su fama. 

La intención de reivindicar a las mujeres pronto se convirtió en un movimiento global e inició el desarrollo de estrategias que impactaran las decisiones políticas y comprometieran a los gobiernos a formular políticas públicas en favor de la igualdad.

Y es precisamente, gracias al trabajo consistente y sistemático de las feministas que los espacios intergubernamentales empezaron a considerar la necesidad de desarrollar acciones que garantizaran la protección de los derechos que desde décadas anteriores venían demandando.

 No es gratuito que en la década de los 70 se organizara la Primera Conferencia Mundial de la Mujer (1975) y en 1979 surgiera la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW por sus siglas en inglés). 

La CEDAW ha constituido ser uno de los instrumentos internacionales más poderosos para evaluar los avances que los gobiernos alcanzan en favor de las mujeres. Al constituirse en una herramienta legal que periódicamente evalúa sus logros, les exige el desarrollo de acciones que garanticen el avance en la erradicación de todas las formas de discriminación contra la mujer en todos los ámbitos de la vida; así como velar por el pleno desarrollo y adelanto de las mujeres para que puedan ejercer y disfrutar sus derechos y libertades.

El Dato.

18 de diciembre de 1979

fecha en que se adopta la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, la CEDAW, también conocida como la Carta Internacional de los derechos humanos de las mujeres.

 En ese sentido, las organizaciones feministas acuden también a las sesiones para mostrar los vacíos en que ha incurrido su gobierno en espera de que el Comité de Expertas de la CEDAW tome en cuenta sus observaciones. La participación en estas evaluaciones se ha constituido en una práctica cotidiana para muchas organizaciones, lo que ha llevado a la potenciación de capacidades investigativas y de gestión.

El gobierno de México es uno de los 189 países que han ratificado su compromiso con el mandato de la CEDAW y se ha sometido al escrutinio del Comité desde 1998. Se le han reconocido los distintos esfuerzos para avanzar en el desafío que impone la CEDAW. 

Desde mediados de los 90, se han instrumentado distintas políticas y acciones de gobierno que han favorecido una creciente participación de mujeres en todos los espacios de la vida. De esas evaluaciones han salido recomendaciones en nueve áreas específicas y hacia la consideración de mujeres de cinco sectores (indígenas, rurales, migrantes, defensoras y periodistas) que con frecuencia son expuestas a vulnerabilidad.

 Las feministas de los 70 destacaron a la violencia y a la sexualidad como dos dimensiones clave en el mantenimiento del sistema de dominación en que se encuentran las mujeres. No obstante, pareciera que la visibilidad y cruenta expresión que ha adquirido la violencia la ha mantenido en el debate y denuncia constante. No ha sido así el caso de la sexualidad, que pareciera que se busca mantenerla en el silencio e invisibilidad, a pesar de representar las mismas consecuencias que la violencia. 

Hoy, las demandas y manifestaciones feministas más claras en México están centradas en el acoso y la violencia sexual que jóvenes y niñas sufren. 

Probablemente, nuestro foco en el próximo informe alternativo habrá de mostrar cifras que exijan acciones contundentes para su protección. Igualmente, al no considerar a las mujeres lesbianas, transgénero y bisexuales entre los grupos en vulnerabilidad implica un desafío importante dadas las altas cifras de discriminación y violencia criminal que enfrentan.

 No dejo de reconocer las recomendaciones para eliminar el tráfico de mujeres y niñas que continúa siendo un importante desafío para el país, así como las recomendaciones para el reconocimiento legal del trabajo sexual. Además, la sexualidad, como una dimensión constitutiva de la identidad de las personas tendría que tener un lugar protagónico en el análisis de la condición que las mujeres viven. 

Retomar el análisis de la sexualidad como una condición de placer y peligro ante el sistema de relacionamiento establecido y la objetivación que muchas veces denigra la humanidad de las mujeres hasta hacerlas víctimas mortales.

 Es decir, desechables. En ese sentido, podríamos contribuir con un análisis de cómo la sexualidad juega un papel determinante en la situación de discriminación y sumisión para las mujeres en cada uno de los espacios donde viven y se desempeñan. Sin duda esto sería un importante aporte para el cumplimiento cabal de los compromisos con la CEDAW para erradicar la discriminación contra las mujeres y posibilitar su efectivo y pleno desarrollo, sin el riesgo de ser atacada o denigrada.


LAS MÁS VISTAS