La industria de la construcción utiliza 16 por ciento del total de agua que se consume en el mundo, según el Consejo Superior de Investigaciones Científicas del gobierno de España. Y también es una de las actividades que más contamina los depósitos y mantos acuíferos, debido a la excavación, cimentación, lavado, enfriamiento, limpieza y mantenimiento de las obras.
Por ello, para construir nuestras ciudades es urgente generar nuevos modelos que aborden el problema de forma sostenible. Con esto en mente, el proyecto residencial Reserva Santa Fe, que tiene como eje la construcción regenerativa, creó sus propios lagos, represas y pozos de infiltración en el desarrollo, con la meta de regresar al menos 5 por ciento más agua de la que se utiliza en cada paso del proceso constructivo y, al final, enseñar a los habitantes a cuidar y reutilizar el agua.
Entre otras soluciones, el fraccionamiento propone, durante la construcción:
- Utilizar aguas no potables o recicladas para actividades que no requieren de agua de calidad, como el riego, el lavado de maquinaria y el enfriamiento de hormigón.
Instalar sistemas de captación y aprovechamiento de agua pluvial, que se almacenan en cisternas o tanques para su uso posterior tanto en actividades constructivas como de limpieza y vida cotidiana.
Aplicar técnicas de construcción sostenible, que minimicen el impacto ambiental de las obras, como el uso de materiales reciclados, biodegradables o de bajo consumo de agua.
Capacitar al personal sobre las buenas prácticas de uso y manejo del agua, así como sensibilizarlo sobre la importancia de su conservación.
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