El fenómeno del nearshoring, el cual conlleva la relocalización de la producción a un país cercano al país de consumo, viene ganando fuerza, en particular a partir de la pandemia por covid-19. Para Latinoamérica y el Caribe (LAC), este fenómeno representa una gran oportunidad de desarrollo económico.
De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), LAC podría sumar a sus exportaciones 78 mil millones de dólares (mdd) gracias al nearshoring a corto y mediano plazo. Es de resaltar que México encabeza la lista de países en la región con mayores oportunidades de incremento de exportaciones por el nearshoring con un monto de 35 mil mdd. En consecuencia, existe gran interés en concretar las oportunidades de nearshoring en la región. Para tal tarea, es crucial considerar el contexto urbano en el que potencialmente puede materializarse, valorando tanto los retos como las oportunidades que implica para el desarrollo económico y más ampliamente para el logro de ciudades sustentables en LAC.
Actualmente, la región presenta un contexto urbano marcado por cinco principales retos.
Primero, un modelo de urbanización disperso y en muchos casos poco denso, principalmente impulsado por desarrolladores privados, autoproducción (formal e informal) y vivienda social pública y subsidiada. Este modelo ha incentivado el desarrollo de barrios desconectados de fuentes de empleo y con acceso limitado a servicios públicos e infraestructura, incluyendo transporte.
Segundo, un mercado formal de vivienda limitado para atender la demanda y un modelo de producción pública de vivienda de gran escala y de baja densidad localizado principalmente en las periferias, agravando las desigualdades socio-espaciales existentes. Al desafío de la vivienda y la urbanización de las periferias, se suma el reto asociado a los cambios de composición de los hogares, y sus necesidades, en particular con respecto al envejecimiento de la población y los cambios en los flujos migratorios.
Tercero, la persistencia de la informalidad urbana. Actualmente, se estima que 120 millones de personas, esto es, 21 por ciento de la población de la región LAC, vive en condiciones precarias y de exclusión, sin posibilidad de acceder a las oportunidades que ofrece la urbanización.
Cuarto, vulnerabilidad climática. De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), LAC es altamente vulnerable a los efectos del cambio climático debido a varios factores, incluyendo geografía y clima, condiciones socioeconómicas, y configuración de los marcos institucionales. Más aún, esta vulnerabilidad no se distribuye de manera equitativa, sino que afecta en particular a los asentamientos urbanos precarios.
Por último, capacidad fiscal limitada y la dependencia de los gobiernos subnacionales de las transferencias de los gobiernos nacionales. Como consecuencia, los gobiernos locales y regionales tienen poca capacidad para enfrentar esos retos.
En este contexto, la materialización del nearshoring tiene implicaciones importantes para el futuro de nuestras ciudades. Por un lado, sabemos que va a contribuir al aumento del valor del suelo urbano (existen ya indicios en México), encareciendo en el precio de la vivienda, en particular, de la vivienda social. En este sentido, el nearshoring puede incentivar la búsqueda de suelo para vivienda (tanto formal como informal) cada vez más lejos de las fuentes de empleo, servicios públicos e infraestructura, promoviendo aún más el modelo de urbanización disperso y poco denso, incentivando el crecimiento de zonas periféricas precarias, y elevando el número de personas viviendo en condiciones de informalidad.
Por otro lado, para concretar las oportunidades de nearshoring se requiere garantizar infraestructura como carreteras, puertos y aeropuertos; así como energía y recursos naturales como el agua.
La satisfacción de estas necesidades podría agravar la vulnerabilidad ante la mutación climática actual y poner en riesgo los avances en materia de acción climática.
Por todo esto, es importante que avancemos en instrumentos y mecanismos que permitan guiar la concreción de las oportunidades del nearshoring en las ciudades mexicanas y el resto de la región. En este sentido, es vital impulsar procesos de planeación urbana como eje estructurante para la gestión del suelo basado en la función social y ecológica de este; y articular la planeación urbana y la acción climática (mitigación y adaptación). Es de resaltar que el nearshoring no solo conlleva retos sino también oportunidades. Una de ellas es la posibilidad que se abre en materia de financiación urbana. En línea con esto, es vital considerar el financiamiento a base de suelo para la provisión de servicios públicos y la infraestructura urbana, atendiendo a las necesidades de integrar los proyectos de vivienda social y de mejoramiento integral de asentamientos precarios.
Indudablemente, el nearshoring representa un potencial de desarrollo económico; no obstante, su concreción puede complicar y agravar los retos urbanos que enfrentan las ciudades en México y el resto de la región. Por tanto, se requiere reflexionar y avanzar en materia de planeación y políticas de suelo para mejor guiar la concreción del nearshoring en las ciudades y los territorios, logrando una mejor calidad de vida en las ciudades, en particular en los asentamientos precarios, y así transitar hacia un desarrollo sustentable y justo en la región.
DJR