El litio podría ser el nuevo oro blanco de México

FT Mercados

México tiene el mayor depósito de litio en el mundo. Falta certificarlo y establecer la estrategia para aprovechar el potencial negocio.

La producción global de litio ha crecido a un ritmo de 10% anual y cerró a un precio de 10,500 dólares por tonelada el año pasado.
Gustavo Stok
Ciudad de México /

El litio está de moda en el mundo. Requerido para la fabricación de baterías recargables, la demanda por este mineral se multiplicó en el último decenio, con el auge de las computadoras portátiles y los smartphones. Ese impulso promete acelerarse aún más en los próximos años, a medida que el mercado de los autos eléctricos vaya adquiriendo mayor demanda.

Se proyecta que las ventas anuales de baterías hechas de iones de litio alcancen un valor de 100,000 millones de dólares (mdd) para 2029 y alrededor de 116,000 mdd para 2030, según Bloomberg New Energy Finance. En ese marco, los países que cuentan con reservas de litio vienen desplegando diferentes estrategias para sacar rédito del alto potencial que tienen por delante y México se acaba de sumar a esta carrera.

El año pasado se confirmó el mayor hallazgo de un yacimiento en la localidad de Bacadéhuachi, en la sierra alta de Sonora, por parte de la empresa canadiense Bacanora Lithium y la china Ganfeng Lithium, que en conjunto desarrollan el proyecto Sonora Lithium.

Este descubrimiento cuenta con reservas probadas de 243.8 millones de toneladas de litio y tendrá como su principal destino el mercado asiático.

Además, Sonora Lithium superaría los 21 millones de toneladas encontradas en el campo de Uyuni, en Bolivia.

Para dimensionar el tamaño que tendrá el yacimiento mexicano en manos de las empresas, según datos de Statista, un portal alemán de estadísticas, durante 2018 el país que produjo la mayor cantidad de litio fue Australia, con un total de 51,000 toneladas, seguido de lejos por Chile, con 16,000; China, 8,000 y Argentina, 6,200 toneladas. Cabe mencionar que los datos de Estados Unidos (EU) no son públicos.

El Dato.

243.8 millones

de toneladas de litio

se encontraron en Sonora en 2019


Si bien las reservas de México todavía no están certificadas, el tamaño del yacimiento en Sonora —que, según Mining Technology, es el mayor depósito en desarrollo en todo el mundo— colocó al país en el radar de los inversionistas globales de litio.

Con una inversión de 420 mdd, Bacanora Lithium y Ganfeng Lithium comenzarán a producir en 2021, pero antes deberán asegurar las piezas finales del rompecabezas financiero este año. “El objetivo principal de ambas compañías es convertir al proyecto Sonora Lithium en una empresa internacional de producción de litio con una cartera de proyectos globales”, dice Oliver O’Donnell, analista del banco de inversión VSA Capital.


A ritmo lento

Aunque es prometedor, el camino de México en la ruta del litio recién comienza y aún necesita definir una estrategia.

Luego de iniciar la década del 2000 con precios por debajo de los 2,000 dólares por tonelada, el valor internacional del litio alcanzó un pico de 16,500 dólares por tonelada en 2018. Pero con una producción que ha venido creciendo por encima de 10% anual, en 2019 el precio cerró a 10,500 dólares por tonelada.

A mediano plazo, la expectativa es que los precios se estabilicen en torno a los valores actuales, debido a que al crecimiento de la oferta le corresponderá un incremento de la demanda por la irrupción de los vehículos eléctricos y la masificación del litio en el sector energético como medio de almacenamiento. 

“Había pocos proyectos y eso hacía prever que podría sobrevenir una escasez, pero hoy hay muchas iniciativas en carpeta en Australia, Argentina y Chile, lo que hace que el precio esté en niveles más reales”, dice Pablo Terrazas, vicepresidente ejecutivo de Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) en Santiago de Chile.

Con demanda asegurada en los próximos años y precios que se proyectan en niveles elevados, el escenario es propicio para que México avance en el desarrollo de su potencial. Además de encontrarse más cerca de los centros de fabricación de autos eléctricos en EU, Europa y Asia, México tiene otra ventaja. “La industria automotriz mexicana está mucho más integrada a las cadenas de producción globales que las industrias sudamericanas. 

Hay mayor probabilidad de que el litio pueda industrializarse en México antes que en Argentina, Chile o Bolivia”, dice dice Gustavo Pérego, director de la consultora ABECEB, en Buenos Aires.

Sin embargo, aún con ese elevado potencial por delante, todo indica que México seguirá avanzando a paso lento en el desarrollo del litio durante los próximos años. “El gobierno está muy pausado, esperando que se consolide el descubrimiento de Sonora”, dice Augusto Rodríguez Díaz, especialista en Recursos Minerales y Geotérmicos del Instituto de Geofísica de la UNAM.

El Dato.

420 mdd

es la inversión que destinaron Bacanora

y Ganfeng Lithium

para el proyecto

Sonora Lithium


Ante eso, los analistas advierten que el país podría tomar nota de las experiencias de Latinoamérica que arrancaron antes la carrera. “Falta una estrategia del gobierno y un acercamiento a otros países de la región con un desarrollo más avanzado para aprovechar sus experiencias”, dice Rodríguez Díaz, de la UNAM.

Chile, Argentina y Bolivia conforman el llamado “triángulo del litio”. Esos tres países sudamericanos concentran más de 60% de las reservas probadas de este mineral en todo el mundo. La participación asciende 85% si se toma en cuenta solo la presencia del litio en salmueras, la mayor y más rentable forma de extracción.

La experiencia sudamericana puede ser útil para el gobierno mexicano, que se planteó como objetivo la fabricación en el país de baterías y el ensamblaje de autos eléctricos.


Lecciones del sur

Chile es un ejemplo de los obstáculos que hay que superar para integrar la actividad minera con la cadena productiva. Con el salar de Atacama —la zona que concentra un cuarto de las reservas probadas de litio en el mundo—, las exportaciones chilenas cubren alrededor de 40% de la demanda global. Sin embargo, el país sudamericano ha fracasado hasta ahora en sus intentos por darle mayor valor agregado a su producción.

En 2016, la agencia de desarrollo Corfo trató de allanar el camino para que fabricantes de baterías como las surcoreanas Samsung SDI y POSCO, la china Sichuan Fulin Transportation Group y la local Molymet instalarán plantas de procesamiento de litio en el país. Para eso, la agencia, que controla las pertenencias mineras ubicadas en el Salar de Atacama, renegoció su contrato con la estadounidense Albemarle Corp.

Las nuevas condiciones le permitían a la empresa de EU más que duplicar su cuota de producción hasta 2043, con la condición de ofrecer un descuento de hasta 25% de su producción a compañías dispuestas a fabricar baterías en Chile. No obstante, esos planes no se concretaron.

Tras esa frustración, Corfo va por su segundo intento. En 2018, estableció un nuevo contrato con la firma chilena SQM para ofrecer una cuarta parte de su producción con descuento a los compradores que inviertan en tecnología para más tipos de baterías.

Los inversionistas deberán fabricar litio metálico y otros derivados, además de baterías estacionarias de almacenamiento de energía y otras aplicaciones, que incluyen  baterías para scooters, bicicletas, automóviles y electrónica, entre otras. “Tenemos una licitación en curso y recién en mayo vamos a saber si hay empresas que están dispuestas a instalarse en el país”, dice Terrazas, de Corfo.

Por su parte, Argentina es el único de los tres países sudamericanos con altas reservas que prioriza la participación privada a través de concesiones.

Aunque Argentina aún no produce al mismo nivel que Chile, su modelo le ha permitido registrar un crecimiento muy importante en la cantidad de proyectos, dice Pérego, de ABECEB. “México puede tomar nota de los diferentes modelos que se pusieron en práctica en Sudamérica porque todas la región tienen en común marcos jurídicos basados en la antigua Ley de Minería, que establece que todo lo que está bajo tierra pase a ser parte del Estado”, dice el consultor.

También hay lecciones para México en materia medioambiental. Cerca de 75% de las reservas de litio en el mundo están atrapadas en depósitos subterráneos de agua salada. La forma más común de recuperarlo es bombear agua a la superficie en estanques de sal y dejar que esta se evapore.

Ese proceso ha generado crecientes cuestionamientos de las organizaciones defensoras del medio ambiente, más aún cuando gran parte de la extracción de litio ocurre en regiones que ya están estresadas por el agua.

En ese marco, México también podría tomar nota de algunos proyectos que empiezan a despuntar en Sudamérica para mitigar el impacto ambiental. En Argentina, el fondo Breakthrough Energy Ventures, dirigido por Bill Gates, y el fondo The Engine, del MIT, lideraron en febrero pasado una ronda de inversión de 20 mdd para Lilac Solutions, una startup que busca que la extracción de litio sea menos intensiva en agua.

“Lamentablemente, en la política pública de México el litio todavía no es un eje prioritario y el gobierno adelantó que en este sexenio no habrá concesiones mineras, por lo que el desarrollo seguirá siendo lento”, concluye Rodríguez Díaz, de la UNAM.




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