Entramos a una carpa blanca, junto a la locación de la serie de Netflix Cien años de soledad, ahí estaba sentada la gran Catherine Rodríguez, diseñadora de vestuario, rodeada de 13 maniquíes que representan a los principales personajes de la novela, vestidos como van a aparecer en la serie.
Melquiades, Aureliano, José Arcadio Buendía, Úrsula Iguarán, Remedios la bella llevarán los atuendos que si bien no todos se describen a detalle en el libro, sí son los que se usaban en esas épocas en Colombia de acuerdo con la región y con el nivel socioeconómico de los personajes.
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“Hacer la serie de Cien años de soledad implica que tienes que responder las preguntas que tú mismo te haces y que sabes que se harán las personas; entender y calcular cómo ubicar los espacios temporalmente porque Macondo no existe en realidad. La investigación nos arroja que no había fotografías para clases populares, que justamente son las que habitan Macondo”, comienza a explicar Catherine Rodríguez, nominada al Premio iberoamericano de cine Fénix por el vestuario de El abrazo de la serpiente en 2015.
Con la voz entrecortada al compartir la labor titánica que se ha llevado a cabo en la selección, diseño y elaboración del vestuario de Cien años de soledad, Catherine cuenta que “la investigación nos llevó por los caminos de los viajeros del siglo XIX, que es a mi parecer la forma más sensata de llegar a imágenes y a cuadros de costumbres específicas. En La Comisión Corográfica, un libro de José María Gutiérrez de Alba, un viajero español que quería entablar relaciones entre la corona española y Colombia, al igual que con unos franceses que tenían una separata dominical en un periódico que se llamaba Le Tour du monde, que tienen unas imágenes muy claras sobre la gente popular”.
Y abunda: “Hay dos investigadores, Joseph de Brettes y Henri Candelier, que nos mostraron que en el norte de Colombia vivían comunidades primigenias. También gente del Gran Caribe, de Martinica, Guadalupe o Riohacha, que tenían una gran comunicación, incluso internacional, de ahí que haya muchos árabes en esa parte del país”.
Manos colombianas
Tras una investigación larga y profunda, comenzó el proceso de diseño y confección del vestuario para alrededor de 25 mil personas, entre actores y extras.
Para ser absolutamente fieles con el tipo de materiales y fabricación con el que se deben haber vestido los habitantes del Macondo de Gabo, “fuimos a buscar personas de la comunidad Wayúu para hacer los objetos y vestimenta de Visitación y Cataure; que las personas que saben hacer sus trajes tradicionales nos hicieran el vestuario tan típicos. Para los sombreros de paja, por ejemplo, también buscamos a la gente que los produce en el Vichada y en la Orinoquía. Nos hemos esforzado porque todo sea verdadero y que se respete la visión de las comunidades”.
Mientras Catherine sigue explicando el origen casi de cada prenda, queda claro que este es un trabajo muy profesional, que no salió solo de su creatividad, sino de investigaciones documentales como “el libro Impresiones de un viaje a América de José María Gutierrez de Alba”.
Y nos confirma: “Este es un equipo 100% colombiano. Somos aproximadamente 60 personas. Tenemos un taller de confección y un taller de ambientación de vestuario. La ropa que van a ver en la serie, toda está hecha desde cero con un 97% de tela comprada en Colombia y otra en Perú, teniendo en cuenta algunos vacíos que tiene la industria nacional y la velocidad con la que teníamos que generar el vestuario”.
Y para finalizar, Catherine Rodríguez confirmó que uno de los objetivos de buscar a las comunidades originarias para que fabricaran estas prendas también fue que recibieran el pago completo de su trabajo.