La serie 'Cien años de soledad' bien puede considerarse proeza digna de José Arcadio Buendía, o quizás del mismísimo Gabriel García Márquez: de entrada, para su rodaje hizo falta la fundación de varios pueblos de Macondo, para retratar el paso del tiempo en la novela del premio Nobel de Literatura 1982.
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Carolina Caicedo, productora general y ejecutiva de 'Cien años de soledad', en la que destaca la extraordinaria participación de talento femenino desde el guion hasta la dirección y edición, contó a la prensa que después de una búsqueda por todo Colombia para dar vida al mítico Macondo, se optó por el municipio de Alvarado, departamento de Tolima, a 20 minutos de la capital local Ibagué, para un set.
“Adicionalmente a esta gran construcción que tenemos en este terreno de Finca Arizona, hicimos otras que reflejan la evolución y construcción del pueblo (en la novela). Construimos una ranchería en La Guajira y, para poder tener el paso del tiempo dentro de Macondo, construimos tres pueblos que se desarrollaron en etapas diferentes llamados Macondo 1, Macondo 2, Macondo 3 y Macondo 4”, refirió cuando hasta ese momento se llevaban representados los primeros 50 años de 16 episodios de la serie.
La producción, en cuyos rodajes se movilizaban alrededor de mil 100 personas, contó con gran talento latinoamericano, principalmente colombiano, desde los directores Álex García López y Laura Mora, la guionista y cineasta Natalia Santa, o los mexicanos Eugenio Caballero y Bárbara Enríquez, en el diseño de producción.
'Cien años de soledad' parte de la pareja de primos José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán se casan contra la voluntad de sus padres, dejan atrás su pueblo y emprenden un largo viaje en busca de un nuevo hogar, acompañados por amigos; fundan Macondo, donde varias generaciones de Buendía marcarán el devenir de este pueblo mítico, atormentadas por la locura, los amores imposibles, una guerra sangrienta y el miedo a una terrible maldición que las condena a cien años de soledad.
Francisco Ramos, vicepresidente de Contenidos de Netflix Latinoamérica, dijo que el proceso de investigación llevó cinco años y que su primer objetivo siempre ha sido mantener la integridad de la historia, incluyendo dónde, cuándo y cómo ocurren los eventos.
“Hemos sido muy meticulosos y detallistas en la deconstrucción del texto, con todo el equipo de arte, vestuario y guion, trabajando arduamente para interpretar el texto y crear el contexto visual de la historia”, comentó el directivo.
Agregó que se acordó con Rodrigo y Gonzalo García Barcha e incluso con la madre de ellos, la viuda del narrador, Mercedes Barcha, adaptar la novela, pero hacerla en español y filmarla en Colombia.
“Esta novela narra la historia del continente desde la época colonial hasta la actualidad y, a pesar de haber sido escrita hace 57 años, muchas de las situaciones que describe siguen siendo relevantes en Colombia y en la mayoría de los países latinoamericanos”, comentó sobre la mega coproducción.
A pregunta expresa de la periodista Mariela Gómez Roquero de MILENIO, sobre si se consideró al cineasta Rodrigo García para dirigir la serie de 'Cien años de soledad', el directivo de Netflix respondió: “Nunca, Rodrigo no mostró interés. Me parece que es un proceso complejo que un director quiera adaptar la obra de su padre, sobre todo cuando el padre es Gabriel García Márquez”, consideró Ramos.
Agregó que el director de Albert Nobbs (2011) y Familia (2023) ha estado al tanto siempre del trabajo.
“Rodrigo ha sido muy respetuoso y nos ha brindado valiosa ayuda para desmitificar la novela y adaptarla de manera audiovisual, enfocándonos en el texto más que en el mito de la obra literaria”, dijo.
Una historia de Latinoamérica
El cineasta argentino Álex García López, uno de los dos directores de la serie junto con la colombiana Laura Mora, señaló: “Buscamos capturar cada aspecto de Macondo, personaje esencial en la historia; queremos transmitir su esencia visceral y sensorial, desde el calor del Caribe hasta la humedad y la vegetación”.
Sólo en cuanto a la investigación de la música, se contó con historiadores musicales del Caribe que dieron clases a todos los integrantes de la producción sobre la historia del vallenato, el surgimiento de la cumbia, los instrumentos utilizados en 1850 y la vida de los músicos en las rancherías de La Guajira.
“Es fascinante ver cómo la música evoluciona con la llegada de la electricidad y los automóviles, adoptando influencias europeas basadas en clases sociales. La introducción de instrumentos como la pianola, el bandoneón y el acordeón transformó el panorama musical. La música desempeña un papel fundamental en la serie, y contamos con compositores colombianos que se encargaron de crear la banda sonora”, dijo.
Agregó que leyó 'Cien años de soledad' de adolescente, la releyó de adulto en Europa y otra vez para la serie, en español e inglés para comprenderla también en otro idioma, con lo que se dio cuenta de que es una historia universal, con personajes, arcos narrativos y anécdotas muy humanos.
“Cualquier persona en el mundo puede identificarse con una pareja de 19 años que se casa y desea escapar de un pequeño pueblo, alejándose de las preocupaciones y responsabilidades de sus padres para embarcarse en su propia aventura. La idea de crear un pueblo, una utopía inocente donde todos se tratan bien, es reconocible incluso desde un punto de vista bíblico”, dijo sobre José Arcadio y Úrsula.
“Luego llegan los obstáculos y distracciones externas, como la política, la iglesia e incluso Melquiades, quien representa la fascinación y obsesión humana por la sabiduría. José Arcadio, por ejemplo, desea aprender tanto cada semana que termina en la locura. La polarización política también es evidente, donde tanto la izquierda como la derecha terminan siendo hipócritas”, añadió el realizador.
La mexicana Bárbara Enríquez estuvo al mando de dar vida vida a la historia a través del diseño de casas, plazas, calles y el famoso árbol donde José Arcadio Buendía tuvo que ser amarrado al final de su vida, con el desafío logístico que implicó crear cuatro pueblos y cinco locaciones.
En una visita de periodistas al rodaje, refirió que su maestro y compatriota Eugenio Caballero empezó hace algunos años a diseñar el proyecto, para luego “heredarle” a ella el “monstruo” para levantarlo.
Mostró entonces la Casa Buendía, construida bajo una carpa de 20 metros de alto en su parte más alta.
“La Casa Buendía es un personaje más que va evolucionando conforme van pasando las generaciones de la familia. Tenemos varias versiones de la casa, al principio, en el Macondo primitivo de bahareque, donde había casas más vernáculas y que está al lado de un río. Esta casa la filmamos en un lugar que se llama Garranchal. Después la casa fue evolucionando hasta llegar a la carpa, que tuvo su etapa anterior que tenía un solo piso y techos de palma. La etapa número cuatro de la casa tiene dos pisos y casi todas las habitaciones funcionales”, explicó Enríquez.
Sólo en el departamento de arte de la serie participaban en su pico más alto alrededor de 450 personas, entre ellas Catherine Rodríguez, quien estuvo a cargo del vestuario y de la investigación sobre la cultura colombiana en ese rubro, con los que buscó dar verosimilitud a la historia de un siglo retratada.
Diego Ramírez Schrempp, productor ejecutivo de Dynamo, se refirió también a los varios Macondos.
“El mayor desafío ha sido el paso del tiempo; transcurren cien años y eso afecta la construcción, vestuario, elenco y todos los aspectos. Todo se adapta a las distintas épocas de la historia; afrontar este enorme desafío ha sido muy gratificante. Hasta ahora hemos visto cuatro versiones de Macondo y habrá más por venir”, dijo cuando hasta ese momento se habían representado el paso de 50 años en la historia.
Los personajes
Sobre quiénes van a encarnar a los más de 50 personajes que incluye la novela, dijo que fue fascinante: “Ponerle cara a los icónicos personajes de la familia Buendía es un desafío gigantesco, dado su arraigo en el imaginario de millones de personas. Para enfrentar ese reto, confiamos en las excelentes directoras de casting, Eva Leira y Yolanda Serrano. Su metodología, que comenzó con casting abierto en el que participaron miles de personas de todo Colombia y más allá, resultó en una búsqueda selectiva que abarcó más de 40 ciudades y municipios”, expuso Diego Ramírez Schrempp.
Entre los nombres que incluye a los personajes principales están: Claudio Cataño ( Aureliano Buendía); Marco González (José Arcadio Buendía joven) y Diego Vásquez (adulto); Susana Morales Cañas (Úrsula Iguarán joven), Moreno Borja (Melquiades) y Viña Machado (Pilar Ternera).
“Hoy contamos con una mezcla fascinante de actores naturales y profesionales, una apuesta que nos ha sorprendido gratamente. La emoción al encontrar a los actores adecuados fue palpable en cada momento, especialmente al ver el ensemble final de la familia Buendía: caras nuevas, frescas y llenas de potencia. Es, sin duda, uno de los momentos más sorprendentes que he vivido en este proceso”, dijo.
Francisco Ramos terció para asegurar que no se omitió ningún elemento crucial de la novela de Gabo. “Ningún personaje para el desarrollo de la trama y destino de la familia Buendía ha sido descartado. Todos los personajes tienen sus propios arcos narrativos, con un inicio, desarrollo y conclusión coherentes. Esta cohesión ha sido una prioridad en nuestro trabajo. Además, cada episodio está diseñado para tener su propia identidad y tema distintivo”, aseguró el directivo de la plataforma de tv.
La serie se transmitirá por la plataforma de Netflix en 16 episodios, a partir del 11 de diciembre próximo, dividida en dos partes de 8 capítulos; de la primera se repartieron la dirección el cineasta argentino Alex García López (episodios 1, 2, 3, 7 y 8) y su colega colombiana Laura Mora (4, 5 y 6), considerada una de las más reputadas cineastas colombianas, con joyas como Matar a Jesús (2017) y Los reyes del mundo (2022), con la que ganó la Concha de Oro en el Festival de Cine de San Sebastián.
El equipo de guionistas está integrado por la también cineasta Natalia Santa, jefa de escritores, con quien MILENIO conversó a principios de noviembre sobre el estreno de su segundo largometraje, Malta; Camila Brugés, José Rivera y Albatros González, con la consultoría de guiones de María Camila Arias.
Francisco Ramos subrayó que después de mucho trabajo se llegó a guiones con una estructura acertada.
“El desafío fue profundizar en los diálogos y psicología de los personajes, que fueran personas creíbles, y encontramos el éxito con cuatro talentosos guionistas colombianos, tres mujeres y un hombre”, dijo.
Explicó que en la lectura de un libro cada individuo puede interpretar a su manera, pero en una propuesta audiovisual la interpretación proviene de quienes la escribieron, produjeron y dirigieron.
“Este proyecto refleja su perspectiva del texto, respetando su crítica sobre la sociedad. Exploramos con curiosidad el significado y temas que atraviesa la trama a lo largo de los cien años. Esencialmente, el autor ofrece una radiografía de la historia de Latinoamérica a través de la historia de una familia, una metáfora aplicable a diversos países, dada su estructura y relación con la religión”, dijo el directivo.
García Márquez siempre se opuso a que su “vallenato de 500 páginas”, como llamaba a su novela, fuera adaptado al cine, a pesar de ser él guionista, de fundar en Cuba la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños y de permitir adaptaciones de libros como La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada (Eréndira, Ruy Guerra, 1983), El coronel no tiene quien le escriba (Arturo Ripstein, 1999), El amor en los tiempos del cólera (Ronald Harwood, 2007) o su última obra publicada en vida, Memorias de mis putas triste (Hennigen Carlsen, 2011).
Gabo (1927-2014), premio Nobel de Literatura 1982 que le fue otorgado por 'Cien años de soledad', publicada en 1967 por editorial Sudamericana, murió en México hace una década y su esposa, Mercedes Barcha, falleció en 2020. Su universo también fue retratado en una ópera, con la anuencia del también periodista, Florencia en el Amazonas, de Daniel Catán, con libreto de Marcela Fuentes-Berain.