La pandemia del covid-19 trajo consigo no sólo problemas de salud, económicos, laborales y sociales, sino también matrimoniales, lo cual se agudizó durante el confinamiento. Aún y cuando durante el 2020 disminuyó el número de divorcios, la convivencia diaria de 24 horas durante los 7 días “puso en la lupa” la realidad que viven muchas de las parejas.
Montserrat Montaño, psociterapeuta, manifestó que cuando vino ese encierro en el que en realidad se tuvo que convivir, las parejas se dieron cuenta de la verdadera dinámica que tenían y se toparon con vidas vacías, lo que orilló a que tomaran la decisión de separarse.
La rutina diaria y las actividades hacen llevadera la convivencia con otras personas y en muchos casos, asegura “hacer como que no pasa nada, que todo está bien”, sin embargo el confinamiento “obligó” a que las parejas se dieran cuenta en dónde estaban y la realidad de su relación.
Señala que algunas parejas seguían viviendo con la persona con la que se casaron, pero que ese alguien hace mucho ya no está, es más fácil el auto-engaño cuando solo se tiene que convivir ciertos momentos, cuando la rutina no da espacio para ver a quien se tiene al lado.
“Básicamente fue ver la realidad que estamos viviendo que por la rutina diaria, es fácil no darse cuenta, seguir en esta idealización que es natural pero que eventualmente se tiene que romper”, comentó acerca de este tema.
La pandemia aumentó las separaciones de pareja debido a que evidenció el alto nivel de violencia en muchas relaciones.
¿Tiene solución?
Ante las situaciones que descubrieron en la pareja, lo ideal señala la especialista, es ver si todavía tiene solución, es decir a lo mejor están desconectadas como pareja, ya no sienten nada el uno por el otro en el sentido amoroso, pero se puede intentar siempre y cuando ambas partes quieran hacer un trabajo de reconexión.
“Volver a las bases de salir juntos, saber quién es el otro, de que el que tengo enfrente todavía me gusta”, comentó.
Si ya intentaron algunas cosas, pero han sido fallidas y se piensa que ya no hay nada que hacer, asegura que es el momento de acudir con un especialista para poder arreglar y dar solución para que continúe una relación formal y evitar que el problema se haga más grande.
Las condiciones en el hogar cambiaron
Las condiciones de pandemia y de encierro incrementó la demanda de los activos familiares, por lo que dependerá de la capacidad que tenía cada una para organizarse en estas nuevas condiciones o modalidades.
Rosario Varela Zúñiga, Investigadora en temas de género y Sociedad de la Universidad Autónoma de Coahuila, manifestó que no todas las familias tuvieron la posibilidad de reorganizarse y ahí es donde vienen las tensiones, los rompimientos y las separaciones, debido a que en los momentos de confinamiento se necesitaba la colaboración y disposición de todos.
Las demandas en el hogar no eran las mismas durante la pandemia, pues se incrementaron debido a que las necesidades seguían en el sentido de comer, de sobrevivir, de vestirse, de pagar servicios, lo que señala, va aumentando la tensión y en dado momento explota.
Por otro lado, la demanda de servicios al interior de los hogares se incrementaron, sobre todo en las familias con niños en donde tenían que estar al pendiente de las clases a través de un teléfono celular, la televisión o una computadora.
“Eso también podía meter tensión, no solamente en el sentido de la carencia de aparatos electrónicos, sino también en el sentido de quién se iba a hacer cargo de la educación de los niños, porque también tenías que estar con ellos”, comentó.
Consideró que es necesario ver los motivos del divorcio, si son de mutuo consentimiento, debido a que muchas parejas se casan con ese entendido de “haber si funciona y si no, no pasa nada”.
Reiteró que existe un conjunto de condiciones que pueden explicar el aumento de los divorcios, aunque en tiempos de pandemia estas condiciones detonaron, lo que generó separaciones definitivas.
Las relaciones de dependencia, señala, en un momento dado propician condiciones de violencia hacia las mujeres y por otro lado la poca disposición de los hombres a sumarse a las labores domésticas, pues en esta pandemia se incrementaron estas actividades.
El trabajo de cuidar niños, ser enfermeras y atender las labores del hogar, regularmente las realizan las mujeres, lo que dejó en claro la necesidad de que los hombres adquieran otro tipo de habilidades que no sea sólo la de ser proveedores.
Consideró que hay un conjunto de causas y condiciones que generan la separación y divorcio de las parejas, pero que encontraron salida y se exacerbaron en el contexto de la pandemia.
aarp