Edificios históricos de Gómez Palacio, memoria arquitectónica de una ciudad

Edición Fin de Semana

Aunque cada vez sea menos, se observan fachadas de cantera, ladrillo y con acabados de las tendencias que existían en la naciente comarca a principios del siglo XX.

La identidad de una ciudad se mide a través de su arquitectura original. (Rolando Riestra)
Isis Rábago
Lerdo, Durango /

Gómez Palacio, de los tres municipios hermanos de La Laguna, tal vez sea el que menos ha conservado construcciones originales levantadas desde su nacimiento, como comparte el cronista oficial Manuel Ramírez López, sin embargo, aún caminando por las calles y avenidas, principalmente del Centro Histórico, se observan fachadas de cantera, ladrillo y con acabados de las tendencias arquitectónicas que existían en la naciente comarca a principios del siglo XX.

Al pasar de los años, Ramírez López ha visto como administraciones van y vienen pero poco hacen por rescatar construcciones que datan de los primeros años de Gómez Palacio, y que lamentablemente han sido derrumbadas.

La importancia de su permanencia, dijo, es para conservar la memoria histórica de la ciudad, como era en sus principios y como se ha ido desarrollando.  

“Es posible que Gómez Palacio, sea una de las ciudades hermanas que menos ha conservado sus edificios históricos, ante lo cual señaló que es posible que sea a consecuencia de una falta de conocimiento de las generaciones anteriores que no supieron valorar la importancia de las construcciones que le dieron vida a Gómez Palacio”.

Las primeras edificaciones del municipio datan de 1900, porque en 1893 se empezó a construir la empresa La Jabonera La Esperanza que en sus inicios fue administrada por Juan Brittingham y Francisco Belem de la cual solamente quedan algunos vestigios en donde se ubica el parque del mismo nombre. 

Memoria de una ciudad 

Otra de las primeras empresas importantes en el municipio fue la fábrica textilera de La Amistad ubicada en la avenida Mina entre Zaragoza y Centenario a espaldas de la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, y en donde después fue la tienda del ISSSTE, actualmente la clínica San José. Hasta ahora, aún se aprecia la fachada del lugar, con largos ventanales, aunque se le hicieron algunas remodelaciones.

Para el cronista oficial, es necesario recuperar los antecedentes del surgimiento de una ciudad como Gómez Palacio, y una forma es el rescate de más espacios, sin embargo lamentablemente casi nadie quiere hacerse cargo, porque finalmente es dinero que se invierte y no se recupera.

Para Darío Valenzuela Luna, promotor y protector del Recinto de la Revolución e integrante de la asociación civil “Unidos por Gómez Palacio, la importancia de mantener estos edificios históricos, es para preservar la identidad y para que las nuevas generaciones conozcan cómo ha sido el crecimiento del municipio gomezpalatino.

Uno de los principales logros de la organización de la cual fue uno de los fundadores, fue precisamente rescatar una parte de la edificación, que se ubica en la esquina de la avenida Hidalgo y calle Mártires de 1910. Su valor más que arquitectónico es histórico, pues en este inmueble, originalmente un templo protestante, se reunían los revolucionarios de la Región Lagunera para planear unirse al movimiento armado, tal fue el día 19 de noviembre de 1910, cuando se determinó el inicio de la revolución conforme al Plan de San Luis proclamado por Francisco I. Madero para pelear en contra de la dictadura de Porfirio Díaz.

“Con la llegada de la revolución, el lugar quedó desolado pero se respetó porque en la esquina hay un rosetón el cual lo develó Francisco Villa. Por eso las autoridades no quisieron tumbar aquí respetando el rosetón”. 

Pero pese a su valor, también con el paso de los años quedó abandonado, y no fue hasta en 1996 que el grupo Unidos por Gómez Palacio, A.C. le propone al en ese entonces alcalde, Rafael Villegas Attolini el apoyo para la restauración y lo consiguen.

Actualmente en el Recinto de la Revolución se expone una serie de fotografías de Jesús Agustín Castro Rivera, gobernador de Durango en 1920 nacido en Eureka ahora perteneciente a Gómez Palacio y quien el 20 de noviembre de 1910 encabezó la sublevación maderista y de donde cada aniversario se realiza la tradicional “Marcha de los Precursores del Movimiento Armado de 1910”.

El Dato.

Reglamento del Centro Histórico

En el Ayuntamiento de Gómez Palacio existe un reglamento y para dar cumplimiento, en agosto del año pasado se conformó el Consejo Municipal del Patrimonio Cultural.

El consejo es un órgano público de carácter técnico y consultivo, con facultad para establecer lineamientos y normas para la conservación, protección y mejoramiento de los inmuebles catalogados como monumentos históricos y aquellos que por su valor arquitectónico deben conservarse.

De igual forma es una autoridad municipal competente para determinar si alguna edificación o zona de la ciudad debe recibir trato de monumento histórico o digno de conservación.

Ante lo cual, representa que el municipio cuenta con las herramientas al menos legales, para implementar acciones de rescate y conservación de las edificaciones históricas que aún permanecen en la ciudad.

Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe

Su construcción empezó en 1893 por la solicitud de Bruna Fierro y la viuda de don Santiago Lavín Cuadra; José María Lavín, al principio se construyó una humilde capilla de adobes, que más tarde se terminó con dinero aportado por el hacendado Feliciano Cobián.

Ellas lograron que los Lavín cedieran el terreno donde actualmente se encuentra la ahora Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe. Su ubicación está en contra esquina de la Plaza de Armas, en avenida Hidalgo esquina con Independencia.

En algunos textos señalan que la antigua capilla era un bodegón, con paredes de adobe enjarradas con masilla y pintadas de azul claro.

El techo era de tablas clavadas sobre vigas, muchas de las cuales no eran sino troncos de mezquite apenas descortezados. Sobre las tablas citadas, que en realidad eran simples rejas de madera sin labrar de unos 50 centímetros, estaba una capa de tierra.

Estos techos todavía se ven en construcciones antiguas, y en casas modestas siguen usándose.

Para 1896, la iglesia ya registraba algunos deterioros, sin embargo no fue hasta el 21 de diciembre 1901, cuando la capilla fue elevada a parroquia bajo el cuidado del canónigo Ignacio Valdespino, y dejó de pertenecer al curato de Lerdo, cuando los católicos citadinos iniciaron una campaña para reunir fondos suficientes para construirla.

RCM

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