Huracán 'Otis' se llevó el graznido de las gaviotas de Acapulco y más de 70 especies de aves

Además de afectar la infraestructura hotelera, Otis destruyó el hogar de miles de aves que han dejado de cantar en el puerto.

Las aves han desaparecido de Acapulco | Diseño Mauricio Ledesma
Guerrero /

El escándaloso graznido de las gaviotas guanaguanare (Leucophaeus atricilla) desapareció tras el impacto del huracán Otis, en el puerto de Acapulco. Al águila pescadora (Pandion haliaetus) no se le ha visto lanzarse hacia el mar, para llevarse peces entre sus patas. El canto de las chachalacas también dejó de escucharse en la selva baja.

Algunas de las aves que “sobrevivieron” al feroz ciclón, es el zanate mexicano (Quiscalus mexicanus), que se alimenta en los montones de basura que ahogan a la ciudad. Mientras que otra garza blanca (Ardea alba), aparece de pronto en las lastimadas playas de la Bahía de Santa Lucía.

Así como el poderoso Otis destruyó la infraestructura hotelera y derribó árboles y techos, los vientos del ciclón, también borraron la algarabía de miles de aves que caracterizaba al puerto de Acapulco; si bien, algunas aves marinas pudieron haberse desplazado por su cuenta para ponerse a salvo, el huracán habría afectado más a las aves playeras y terrestres, dijo Vicente Rodríguez, subcoordinador de Análisis de la Dirección de Cooperación y Gestión de Información para el Conocimiento y Conservación de las Aves de la Conabio.

Araceli López
“Tenemos la idea de cómo las aves tienen alas y vuelan, se van a ir lejísimos (antes de llegar el huracán), pero no es así; muchas especies tienen sus rangos hogareños muy pequeños, las aves pequeñas quizá tienen un rango de distribución de unos 500 metros alrededor de los lugares donde anidan y si no tienen forma de guarecerse o de desplazarse más allá de eso, pues lo más probable es que hayan perdido la vida”, lamentó.
Explicó que las aves marinas que generalmente son más grandes, pueden ser más resilientes, porque ellas sí pueden desplazarse mucho más que las aves terrestres, pero Otis también las perjudicó. “Cuando viene un evento de esta magnitud, tienen oportunidad de preverlo de alguna manera, sienten los cambios y se desplazan; pero este evento meteorológico fue tan fuerte, que al estarse moviendo, el viento las avienta un poquito más lejos de lo que podrían desplazarse solas y pueden terminar lejísimos de su área de distribución original”.

El ornitólogo destacó que Otis impactó no solo a las aves, sino a todas las especies de animales de la región; con base en las afectaciones que el huracán Patricia produjo en 2015 en las selvas bajas de las costas de Jalisco, estimó que la recuperación de los ecosistemas del puerto de Acapulco tomará al menos 5 años.

“El ecosistema puede ser muy resiliente y quizá en 5 años ya se puede ver una recuperación del ambiente. Seguramente sí hay pérdidas de individuos, pero los que se desplazaron, tienden a regresar cuando comienza a recuperarse el ambiente, hay una inmigración de los lugares vecinos, una repoblación”, señaló.

Si bien, ahora no es posible conocer con precisión el impacto del huracán en las aves, Vicente Rodríguez tomó como referencia las observaciones registradas en la plataforma aVerAves de la Conabio, que es la versión en español del programa eBird, desarrollado por el Laboratorio de Ornitología de Cornell y la Sociedad Nacional Audubon de Estados Unidos.

Araceli López

Para el mes de octubre se tienen registradas 97 especies de aves; ya posterior al huracán, para noviembre, al corte del viernes 18, solo 20 especies han sido reportadas. El experto consideró que si hay listados en noviembre, “hay gente observando aves, pero están encontrando pocas especies”.

Las especies reportadas este mes son: Chachalaca pechigrís (Ortalis poliocephala), Tortolita mexicana (Columbina inca) Garrapatero Asurcado, (Crotophaga sulcirostris), Cuclillo Bobo (Morococcyx erythropygus), Pelícano Pardo (Pelecanus occidentalis), Zopilote Negro (Coragyps atratus), Aura Gallipavo (Cathartes aura), Busardo Gris Norteño (Buteo plagiatus), Busardo Colicorto (Buteo brachyurus).

Además del Carpintero Cariamarillo (Melanerpes chrysogenys), Cernícalo Americano (Falco sparverius), Amazona Frentialba (Amazona albifrons), Bienteveo Común (Pitangus sulphuratus), Bienteveo Sociable (Myiozetetes similis), Tirano Melancólico (Tyrannus melancholicus), Golondrina Aserrada (Stelgidopteryx serripennis), Perlita Grisilla (Polioptila caerulea), Zanate Mexicano (Quiscalus mexicanus), Reinita de Manglar (Setophaga petechia) y Picogrueso Azul (Cyanocompsa parellina).

“Las especies que se están reportando ahora son comunes y generalmente cada semana hay muchos registros de ellas, pienso que sí hay gente observando aves pero en números bajos, aún en éstas especies comunes, incluso como los zanates”, indicó.
Precisó que es posible comenzar a ver aves, antes de que el ecosistema se restaure, debido a la actual temporada de migración; un ejemplo, son los chorlitos, “que están corriendo siempre en la arena, pareciera que los va correteando las olas, tratando de no mojarse, hacen eso porque se alimentan de los pequeños invertebrados que están en el en la arena, en la parte de las rompientes”. Sin embargo, destacó que ahora el ecosistema está alterado, y es posible que decidan no quedarse en la bahía de Acapulco.
Muchas especies migratorias a veces están de paso, pero muchas llegan a quedarse todo el invierno en las costas de México, y seguramente el impacto es tan grande que afecta no solamente a la parte terrestre, sino seguramente la marina, la intermarea, y hay un efecto muy grave que tiene repercusiones en toda la cadena trófica, si faltan algunos elementos, seguramente se disrumpe todo y el panorama suele ser muy distinto, una playa más desierta de lo que usualmente se puede ver”, señaló.

Asimismo, Vicente Rodríguez destacó el éxito del zanate mexicano en el área devastada por el huracán Otis, “se les puede considerar que se benefician de la perturbación”. Dijo que se han convertido en una especie invasora, porque cada vez tienen mayor presencia en ciudades y pueblos, asociados a lugares con un mal manejo de la basura.

“Proliferan muchísimo porque pueden explotar cualquier oportunidad de alimento fácil. Tienen esta capacidad de descubrir fuentes de alimento o de aprovechar lo que hay en ese momento, y por eso, son las primeras que van a regresar, porque además, no tienen competencia”, explicó.

FR

  • Fanny Miranda
  • Reportera de MILENIO, fan de la naturaleza y cazadora de atardeceres. Por sus trabajos sobre medio ambiente, ha ganado el Premio Aleman de Periodismo Walter Reuter 2022 (2do lugar) y Premio Nacional de Periodismo de Ciencia, Tecnología e Innovación en 2016, entre otros.

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