El barco Arctic Sunrise de Greenpeace llegó al puerto de Veracruz para realizar una investigación del 16 al 27 de mayo, con la que se busca ampliar la documentación sobre los ecosistemas arrecifales de la zona centro y norte del estado con el fin de exigir mayor protección, y dar a conocer los riesgos ante la próxima construcción del gasoducto Puerta al Sureste, que pretende conectar Texas con Tuxpan, Coatzacoalcos y Dos Bocas.
“Esta investigación consistirá en la exploración de los ecosistemas arrecifales con el uso de un semi-sumergible tripulado y drones submarinos, los cuales capturarán fotos y videos que serán la base para el análisis del estado actual de estos arrecifes y de las principales amenazas que enfrentan”, declaró el dr. Javier Bello, académico de tiempo completo de la Universidad Veracruzana.
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Con la llegada del Arctic Sunrise –que por quinta vez visita las costas mexicanas–, Greenpeace anunció el lanzamiento de su campaña “Mar adentro, mar afuera”, que abordará los dos temas que son de vital importancia para la protección de los mares mexicanos, detallaron miembros de la organización en conferencia, a bordo del barco.
El primer objetivo es ampliar la documentación sobre los ecosistemas arrecifales de la zona centro y norte del estado de Veracruz, que aún no han sido completamente estudiados y que se encuentran fuera de las áreas de protección, por lo que Greenpeace México trabajará con investigadores de la Universidad Veracruzana y solicitará extender la protección de los arrecifes a la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat) y a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).
El segundo objetivo es dar a conocer los riesgos ante la próxima construcción del gasoducto Puerta al Sureste, que pretende conectar Texas con Tuxpan, Coatzacoalcos y Dos Bocas, y el cual es un proyecto de CFE, TC Energy (antes TransCanada) y AllSeas, estas últimas empresas extranjeras. Dicha infraestructura amenaza a los ecosistemas arrecifales de la región y a las comunidades costeras que dependen de ellos.
Greenpeace dijo que ha decidido poner el foco en los riesgos que implica la construcción del gasoducto Puerta al Sureste para los arrecifes y las comunidades.
Desde hace años se ha tratado de posicionar al gas como una energía limpia; sin embargo, la producción, transporte y almacenamiento del gas es una de las principales fuentes de emisión de metano. Por esta razón, los científicos advierten que nuevos desarrollos fósiles, incluido el gas, son incompatibles con la meta de mantenernos por debajo del 1.5° C. Además, la construcción de infraestructura fósil representa un grave riesgo para los arrecifes cercanos al megaproyecto, por eso resulta fundamental estudiar lo que está en juego y aplicar el principio precautorio.
“Tanto en México como en EU, la extracción y el transporte de gas ha derivado en accidentes constantes. Un ejemplo es el ojo de fuego que ocurrió en costas campechanas en años recientes. A esto hay que sumarle que el gas se extrae a través de fracking, una técnica altamente peligrosa, contaminante y dañina para la salud, pues hay evidencia de que provoca cáncer y enfermedades respiratorias en las comunidades vecinas”, mencionó Pablo Ramírez, campañista de clima y energía de Greenpeace México.
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Además, de estos problemas, dijo que el modelo de importación de gas pone en riesgo la seguridad energética del país. El gas es el energético más consumido en México, pero más del 70% es importado de Estados Unidos, esto hace que nuestra generación de energía sea sumamente vulnerable. Basta recordar las heladas en Texas que dejaron al norte del país sin gas y por lo tanto sin electricidad, una muestra clara del grave riesgo que se corre al incrementar la dependencia al gas estadounidense.”
Laura Ullmann, de Greenpeace Canadá, declaró que “TC Energy tiene un historial de violación de los derechos de las comunidades y de destrucción del medio ambiente. Actualmente están construyendo un gasoducto a través de un territorio indígena en Canadá y este es otro ejemplo de cómo a la empresa no le importa la devastación local y global derivada de la explotación de combustibles fósiles”.
También estuvieron presentes habitantes de El Bosque en Tabasco y Las Barrancas en Veracruz, comunidades impactadas por la erosión de la costa derivada del aumento en el nivel del mar que se ha comido sus casas y calles, expulsándoles de su hogar.
“Somos los primeros desplazados climáticos en México. Hoy estamos aquí para decir que no queremos que esto siga sucediendo en más comunidades”, concluyó Rubicela Mayoral Cobos, habitante de El Bosque.
En la conferencia estuvo presente también Nancy Ochoa Tello, presidenta de la cooperativa de pescadores Barranqueña del Golfo. Lo que está ocurriendo a lo largo del litoral veracruzano y tabasqueño visibiliza el inexistente manejo costero que hacen las autoridades ante los impactos del cambio climático.
Destiny Watford, activista climática de Greenpeace EU, dijo que “el gas ya devasta comunidades en Texas y Luisiana donde se extrae y transporta, aumentando la incidencia de cáncer y problemas respiratorios. Ahora, quieren canalizar este gas tóxico a través del arrecife de Veracruz, un frágil ecosistema ya estresado por la emergencia climática. Greenpeace Estados Unidos se une a las comunidades que se verán afectadas por este gasoducto y exigimos también la cancelación inmediata del proyecto”.
GGA