El agua de la cuenca del Alto Atoyac es utilizada en 70 por ciento para el sector agropecuario, 20 por ciento a la industria y sólo 10 por ciento al consumo de la población. Si se aplican modelos de uso eficiente del vital líquido, se podría ahorrar hasta 70 por ciento de la que se usa.
De acuerdo con análisis realizados por Ernesto Mangas Ramírez, investigador de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), Puebla ocupa el cuarto lugar con el mayor crecimiento demográfico del país, con lo cual, aumenta la demanda del vital líquido.
El acuífero del centro de Puebla proviene de los deshielos del Popocatépetl y del Iztaccíhuatl, pero en los últimos cinco años, por el aumento de la temperatura los glaciares casi han desaparecido, lo que implica que las reservas del agua se están agotando.
En la zona metropolitana de Puebla y Tlaxcala, dentro del manejo agropecuario, al menos un 90 por ciento lo hacen por riego tradicional, actividad que se traduce en una pérdida de gran cantidad de líquido, el cual se filtra o bien se evapora.
Si se tecnifica la agricultura con riego por goteo o aspersión, se podría ahorrar entre el 70 y 90 por ciento del agua de riego; es decir, se contaría con más de un 50 por ciento de incremento en cuanto a la cantidad de agua disponible para la población, explica el análisis del especialista.
Actualmente, en la mayor parte del campo poblano no se aplica la tecnología de aspersión, ya que se piensa que solo es para grandes empresarios del campo; sin embargo, los pequeños ejidos pueden implementar proyectos económicos porque lo que se invierte se recuperaría en un año, a cambio de un ahorro de agua constante”.
Ante el problema del agua, los investigadores en diversos cuerpos académicos de la máxima casa de estudios desarrollan propuestas de remediación y proyectos para revertir la situación. Entre los trabajos, se encuentra el monitoreo de la calidad del agua en acuíferos y sistemas acuáticos como los ríos Atoyac y Alseseca, o la presa de Valsequillo.
Mangas Ramírez trabaja en proyectos que buscan la captura de agua de lluvia, esto en coordinación con autoridades federales como la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), con quienes instruyeron un programa para la creación en Puebla de 30 cisternas de captación en comunidades marginadas del municipio poblano, esto con la intención de mejorar la calidad de agua y por lo tanto de vida en estas comunidades.
La lluvia en las ciudades puede estar contaminada al principio, por los gases invernadero, producto de la contaminación, pero después de la tercera lluvia estas partículas contaminantes ya no están, por eso la tercera colecta es más segura.
“Promovemos que con las primeras lluvias se limpien los tejados que normalmente se usan para la captación de lluvia y ya después se canalice hacia las cisternas. Se les puede colocar un filtro muy económico o bien se puede construir con material biodegradable que permite atrapar material que se haya quedado en los tejados. Con esto se obtiene agua de alta calidad que sirve para lavar trastes, bañarse e incluso si se clora puede llegar a un grado muy cercano a la potabilización”, apunta el análisis del especialista.
AFM