El sargazo que invade las costas y playas del Caribe mexicano es una fuente de emisiones tóxicas que pone en riesgo la salud de las personas, ya que al descomponerse genera ácido sulfhídrico, metano y amonio, convirtiéndose en un problema de salud pública al acumularse en las playas.
“Es dañino a la salud cuando empieza a descomponerse en estas toneladas que está llegando a la costa, porque hay mecanismos de descomposición bacteriana que genera gases como ácido sulfhídrico, metano, amonio; el de mayor preocupación es el ácido sulfhídrico y en concentraciones no tan altas y exposición crónica se puede generar un problema de salud, principalmente para gente que tiene problemas respiratorios”, señaló
Brigitta Van Tussenbroek, investigadora de la Unidad Académica Sistemas Arrecifales de la UNAM, en Puerto Morelos, Quintana Roo.
De acuerdo con la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades del gobierno norteamericano, la exposición a bajas concentraciones de ácido sulfhídrico puede causar irritación de los ojos, nariz y garganta; y en personas asmáticas, dificultad para respirar. Mientras que las exposiciones breves a concentraciones altas de ácido sulfhídrico pueden provocar pérdida del conocimiento, y en algunos casos, con efectos a largo plazo, como dolores de cabeza, lapsos de concentración, problemas de memoria y alteración de las funciones motoras.
Esta temporada, los recales de sargazo están rebasan la capacidad de recolección, por lo que en playas concesionadas, los hoteleros disponen de cuadrillas de limpieza que trabajan a marchas forzadas para juntar el alga, mientras que en playas públicas, el sargazo se acumula por días hasta descomponerse, y entonces comienza a emitir los gases, huele a huevo podrido, es el ácido sulfhídrico, al que se exponen los vacacionistas, y principalmente los recolectores.
“La verdad la encontramos en muy malas condiciones, no podemos estar a gusto aquí conviviendo un ratito, sobre todo el olor, huele a podrido. El color está muy feo, mire, toda amarilla, ni se ve bonito el mar, está fea”, dijo Daniela Damasco, mientras se zambullía con sus hijos en la playa certificada Punta Esmeralda, en el municipio de Solidaridad, invadida de sargazo.
Otro visitante, Jesús Pérez, sentado a la orilla con su esposa lamentó que “se ve feo” y sobretodo, “huele muy mal”.
A pesar de que la exposición crónica y en altas concentraciones a estos gases es dañina, a once años de la llegada masiva del sargazo a México, todavía no existe una Norma Oficial Mexicana que regule su recolección, disposición final y usos alternativos, pues el sargazo “es la nueva normalidad” en el Caribe mexicano.
“Las autoridades de los tres niveles de gobierno, los hoteles están haciendo lo que pueden con el sargazo, pero cada uno lo hace por su cuenta, sin integrar. Y si hay un marco jurídico, esto puede ayudar a esta integración y generar una normatividad, generar reglas claras”.
En abril de 2021, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) publicó los “Lineamientos técnicos y de gestión para la atención de la contingencia ocasionada por sargazo en el Caribe mexicano y el Golfo de México”, pero no son jurídicamente vinculantes, así que no se siguen al pie de la letra.
Se indica, por ejemplo, que los recolectores deben usar guantes, botas y mascarillas para controlar los riesgos por exposición al ácido sulfhídrico; lo que no se cumple al cien por ciento; en la playas se ve a los trabajadores realizando las faenas, apenas con cubrebocas.
“Ahí se necesita normatividad, hasta cuándo, hasta qué nivel, entonces, también hay pequeños sensores que miden la acumulación de ácido sulfhídrico, se puede tener esta normatividad y así proteger a la gente que se dedica a recolectar sargazo en la playa”, añadió la investigadora Van Tussenbroek.
El sargazo contiene arsénico y nutrientes como nitrógeno, fósforo y hierro, por lo que se establece que debe depositarse en rellenos sanitarios con geomembranas, para evitar que sus lixiviados contaminen los mantos acuíferos, pero en el municipio de Solidaridad, por ejemplo, no ocurre así.
“Inició depositándose en el relleno sanitario, a partir de esta administración empezamos a ver la cantidad de arena que se iba dentro de ese sargazo, y hemos estado depositando en un terreno, sin flora, plano, y hemos estado recuperando buenas cantidades de arena, después de que pasa por su proceso de deshidratación, oxidación y secado. Realmente no conviene llevar el sargazo al relleno sanitario porque terminamos perdiendo la arena”, señaló Lourdes Barrios, directora de la Zona Federal Marítimo Terrestre municipal.
La funcionaria indicó que la arena recolectada tras la deshidratación del sargazo será depositada en zonas de playa erosionadas. Sin embargo, la investigadora universitaria dijo que se debe tener cuidado con esa estrategia, ya que “esta arena siempre va a tener materia orgánica de sargazo, entonces no es la arena pura”.
Asimismo, la investigadora, urgió al gobierno federal a publicar de inmediato, la norma oficial para la atención del sargazo, a fin de dar certeza jurídica a las grandes industrias capaces de procesar las enormes cantidades que están llegando, ya que las pequeñas iniciativas son insuficientes. “Necesitamos inversión que pueda procesar miles de toneladas”, acotó.
DMZ