Los animales de compañía no son siempre un perro o un gato. Hay quienes prefieren alguna serpiente, un hámster, un loro, un pez, un pollo, un pato o incluso un pequeño cerdo, pero también quienes se siguen inclinando por algo más peludo y pachoncito, como los conejos, lo cual se vale, si se les cuida y proporciona un ambiente adecuado para su desarrollo.
La historia de Thomás
Graciela y Alexa están conscientes de ello, por eso Thomás se ha convertido en su inseparable acompañante y han salido de viaje con él a la Ciudad de México, Querétaro, Guadalajara y Veracruz, sin mayor problema, aunque aclaran que en la playa es necesario buscarle un lugar freso y estar a la sombra para que no se altere.
Para ellas acariciar a Tomy es relajante. No es una mascota demandante. Diario su aseo y alimentación, agua, algunas croquetas, un poco de zanahoria para impedir que sus dientes crezcan, de vez en cuando un trozo de galleta y un poco de plátano; sin embargo, no siempre le gusta que lo acaricien o abracen, pero cuando Alexa visitaba a su abuela el pequeño Thomas se quedaba frente a la tele tres durante horas, bajo las caricas de la abuela, que veía sus series.
Ya son cuatro años de vida juntos. Lo compraron en una veterinaria. Es tipo mariposa, blanco, con manchas grises que dan esa forma en su cuerpo. Rápido se habituó a hacer del baño en el arenero y tiene sus lugares preferidos para dormir dentro de la casa, ya sea en su contenedor o cerca de la lavadora, donde normalmente hace menos frío, pero si alguien se desvela trabajando, ahí está, en el escritorio o sillón haciendo compañía.
En sus múltiples salidas Tomy acudió a un asilo de ancianos en Valle de Bravo, donde logró calmar a Don Miguelito, un hombre muy huraño que ya casi había perdido la vista, pero quien al distinguirlo la presencia de Tomy accedió a platicar y pidió cargarlo para acariciarlo, recordando su feliz niñez en el monte.
¿Dónde adquirirlo?
El sitio más común al cual acude la gente en busca de un conejo como mascota es a una veterinaria, pero también hay granjas cunícolas, encargadas de criar las mejores especies para que puedan ser adquiridas como mascotas, como es el caso de la “Granja de Conejos San Miguel” en Metepec, donde lo entregan vacunado, desparasitado y dan las indicaciones necesarias para una sana convivencia.
El dueño de la granja, Miguel Moreno, señala que es diferente el conejo que se cría para la venta de carne y piel al que se destina para mascota, pues este último es más pequeño y dócil, o de plano el gigante de Flandes, el cual llega a pesar alrededor de 8 kilos y mide hasta 95 centímetros.
Regularmente los conejos que son usados como cárnico pesan alrededor de 3 kilos y medio en adelante y cuando es una mascota es de 1 a 2 kilogramos y llegan a medir 30 centímetros.
“El conejo para mascota es algo pequeñito y más bonito, más peludito, orejitas caídas, pelo más aterciopelado, aunque recomiendo más el gigante de Flandes que es más tierno y tranquilo, eso lo vemos en las ferias a donde los llevamos y se acercan los niños a acariciarlos sin que se sobresalten” apunta.
Incluso la textura de su pelo ayuda a la gente a calmarse cuando está estresada, porque les infunde paz y esta especie se deja tocar como un perrito, se queda quieto, echado; los pequeños, de pelo aterciopelado, tienen uñas y pelo más fino, pero tienden a andar corriendo y brincando más, como es el caso del beiler, el de orejita caída.
Se le puede poner un nombre y obedece cuando lo llamas, incluso aceptan usar una percherita para poder salir a la calle sin alejarse mucho.
Los conejos al igual que los perros, seguirán siempre a su compañero o compañera humana, pero en este caso no demandarán atención, pueden quedarse quietos a un costado, caminar o cambiar de lugar cuando su amo lo hace, sin pedir jugar o salir a caminar.
Limpieza
Para evitar que el orín tenga un fuerte aroma, Miguel Moreno recomienda darles en el agua diaria una cuchara de vinagre de manzana y para evitar que haga del baño por donde quiera, aconseja juntar todas las bolitas que hace en un solo sitio, todos los días, durante una semana, para que se dé cuenta cuál es el lugar para hacer del baño, aunque ande adentro de la casa o por todo el patio, porque son animales muy limpios.
“Recomendamos no colocar ningún antibiótico ni agroquímico. Nosotros lo controlamos con vinagre de manzana que neutraliza todo el aroma y hace que sea más tenue. Se les da tomado diario. Es muy importante que cuando están chiquitos los enseñemos en dónde deben hacer, porque son como los gatitos que aprenden a hacer en un arenero” apuntó.
El tema de la limpieza es importante. Incluso se llegó a pensar que el olor del orín era dañino para la vista, por el fuerte aroma, sobre todo cuando se fermentaba, lo cual está descartado y puede ser controlado.
Cuidados
El mejor clima para estos peluditos es el de las zonas frías como Toluca y en especial el invierno, por su pelaje, por lo cual están muy tranquilos entre noviembre y enero, pero no así en primavera, porque el calor les causa mucho estrés, por lo cual se recomienda buscarles sombra y lugares frescos.
No muerden. Cuando se trata de una mascota hay que tenerla dentro de casa, no tenerla en jaula, darle los mejores cuidados y lo que se recomienda es que su alimentación sea a base de heno y conejina que es un churrito que se hace a base de semillas, con algunas plantas, aptas para su alimentación.
No recomienda darles zanahoria porque puede hacerles mal, ya que su único beneficio es la parte de arriba, lo verde, pero no lo anaranjado porque tiene mucha azúcar y puede causarles problemas.
En esta granja, ubicada en San Miguel Totocuitlapilco, los conejos pequeños, desparasitados y vacunados tienen un costo de entre 200 a 350 pesos. Su promedio de vida como mascota es de seis a siete años.
RR