Originario de la localidad de San Esteban Tizatlán, José Luis Vázquez Sánchez es el artesano que elaboró las letras monumentales de la ciudad de Tlaxcala. La iconografía se realizó a través de la técnica de tallado de madera, oficio que aprendió desde los 14 años y que ahora busca heredar a su hijo menor.
Con casi 35 años de experiencia, el orfebre plasmó en la que hoy es considerada como “la artesanía más grande del estado de Tlaxcala” los detalles más relevantes de la historia, cultura y los sitios turísticos de esa entidad. “Fue muy difícil plasmar en ocho letras la grandeza cultural que tenemos, por ello me fui abocando a lo más importante. Traté de representar lo más importante, cultural e histórico”, explicó.
En entrevista con MILENIO Puebla, el artista comentó que para lograr este sincretismo tuvo que documentarse y estudiar mucho sobre la historia, evolución y desarrollo de su estado: “Quisimos que nuestro municipio y estado se distinguiera de otros lugares con sus letras alusivas y monumentales. Nuestro propósito era engalanar nuestro Centro Histórico”, indicó.
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En ese sentido, en las primeras cuatro letras, el artista esculpió elementos alegóricos de la cultura prehispánica tlaxcalteca, pues se pueden observar los Cuatro Señoríos de la Antigua Tlaxcallan, así como su senado; el tianguis de Ocotelulco, el sacrificio de Tlahuicole, Xicohténcatl hijo, hombre jaguar y hombre ave de Cacaxtla, festividades en honor a Camaxtli y guerras floridas; y el encuentro de dos culturas.
Mientras, en las últimas cuatro letras están plasmadas imágenes representativas de las tradiciones y costumbres locales que más arraigo tienen, así como sitios emblemáticos, como el Conjunto Conventual Franciscano y Catedralicio de Nuestra Señora de la Asunción, así como su campanario; la plaza de toros Jorge “Ranchero” Aguilar, la ofrenda y elaboración del pan de muerto, luciérnagas, alfombras de aserrín, huehues, suertes charras y faenas taurinas.
También se puede apreciar el barro bruñido, los títeres que nacieron en la compañía Rosete Aranda, jarros de Atlahapa, un bastón de mando de Tizatlán y las artesanías elaboradas en el municipio de Tlaxcala.
Las ocho letras están colocadas sobre una fusión de la imagen de Quetzalcóatl, la “Serpiente Emplumada” con el Hombre Jaguar, los cuales están plasmados en los murales de la zona arqueológica de Cacaxtla. Para cuidar de ellas, fueron instaladas sobre un piso de ónix con iluminación para hacerlas lucir durante la noche.
“Ya en total montadas tienen una dimensión de ocho metros de longitud por 1.35 centímetros de altura. Si hablamos de las puras letras, tienen una altura de 1.15 por 75 centímetros de ancho con un grosor de cuatro pulgadas, es decir, diez centímetros”, reveló.
Resaltó que las letras tienen la particularidad de ser desmontables y están encapsuladas bajo un tratamiento especial que les protege de las condiciones climáticas, lo cual les da una gran durabilidad.
“Nosotros les aplicamos varias capas de laca para protegerlas de las inclemencias del tiempo. Incluso, sugerí que les colocaran una protección especial y me enteré que por parte del ayuntamiento contrataron a una empresa, la cual les hizo un tratamiento especial que les protege hasta por doce años”, refirió.
Reveló que para proporcionar mantenimiento preventivo, proyectó que las letras monumentales fueran desmontables: “Conozco perfectamente cómo están montadas, cuántos y dónde están los tornillos y si me lo solicitan con gusto les daría la conservación que requirieran. Debemos de considerar que la madera es uno de los materiales que más se dañan por las condiciones ambientales”, expresó.
Un trabajo de orgullo
José Luis Vázquez informó que para la elaboración de este minucioso trabajo artesanal requirió casi 14 meses, con jornadas de hasta diez horas al día, en las que recibió el respaldo de su hijo mayor, quien como él ya es un artesano: “Estoy muy orgulloso de que sigue mis pasos (…) es, sin duda, mi mejor obra. Él ya tuvo la oportunidad de presentarse en algunos concursos y ha ganado algunos premios”, presumió.
Por ello, explicó que las piezas están talladas en madera de cedro y la técnica de elaboración que utilizó es 100 por ciento a mano con formones, gurbias y lijas. En ese punto, dio a conocer que él mismo fabrica sus herramientas y utensilios de trabajo, pues las comerciales muchas veces carecen del filo o características que requiere para laborar: “Todo aquí es artesanal, hasta mis herramientas”.
Por otra parte, contó que ya recibió propuestas para echar a andar algunos proyectos, uno de ellos involucra a su tierra natal y tiene como fin proyectarla en el plano turístico; y otro más es un concurso, en el cual aspira adjudicarse el máximo galardón, situación que ya consiguió en otros certámenes.
El inicio de tallado de madera con cuchillos
A los 14 años, José Luis Vázquez Sánchez se empezó a involucrar en el oficio de tallar madera. Recordó que vio a un artesano cuando trabajaba y, tras observarlo de forma detenida, consiguió un trozo de madera y un cuchillo e intentó replicar sus movimientos.
“Aprendimos de forma empírica. No viene de herencia familiar ni los abuelos ni los papás trabajaron esto. Somos la primera generación y ahora con mi hijo es la segunda, pero le puedo decir que lo empezamos por iniciativa propia. Nos dimos cuenta que se nos facilitaba trabajar la madera. Ahora le puedo decir ya con la experiencia y muchos años dedicándonos a esto que no cualquier persona lo aprende”.
Para reforzar su dicho, ha impartido varios cursos y comprobó que “no cualquiera lo aprende. Hay que traer cierta habilidad para este tipo de trabajo”. Comentó que en su caso, inició por lo menos complicado, “como son abre cartas, lapiceros, que es lo más sencillo que trabajamos acá y actualmente elaboramos un sinfín de piezas artesanales (…) con el tiempo descubrimos la habilidad que Dios nos dio y fuimos elaborando piezas más complejas”.
Respecto al proyecto de las letras monumentales, informó que inició en junio del año pasado cuando presentó el proyecto “a las personas indicadas. Ya llevaba un boceto, un diseño de qué es lo que íbamos a plasmar”.
Reiteró que para ello se tuvo que instruir y estudiar, “ver qué tipo de imágenes iconográficas podíamos plasmar, lo más representativo. Desafortunadamente es muy difícil plasmar la historia que tenemos aquí en Tlaxcala en ocho letras”.
Aseguró que para plasmar toda la cultura, todas sus tradiciones, lugares emblemáticos, “necesitaría un espacio de mucho mayor dimensión”, por lo que lamentó que hayan quedado fuera el proceso del pulque, la Basílica de Ocotlán, los Arcos del centro del municipio de Tlaxcala, el pan de fiesta: “Hay muchísimas cosas que desafortunadamente se quedaron fuera”.
Sin embargo, reveló que en la mayoría de sus obras emplea madera de tlaxistle, un arbusto sin espinas que crece en suelos pobres y calizos, y es nativo de México y emblemático de Tlaxcala, pot lo que eligió en esta ocasión al cedro para esta volumetría, “porque es la que más se presta para moldear”.
Aunque tiene claro que sus obras le tienen que gustar al cliente, “primero me tienen que gustar a mí, por eso tuvimos que repetir algunas de las piezas de esta obra monumental. Ya formaban parte de ese proyecto y a mí punto de vista no me llenaban, no me satisfacían y las tuvimos que volver a elaborar”.
Asimismo, resaltó que hizo la misma imagen, pero con un mejor acabado a su juicio: “Aunque todas me gustan, la que a mí más me gustó es la última letra, la que tiene tallada los elementos de mi oficio, la artesanía”.
Agregó que están plasmados los títeres de Huamantla, los huehues, la talavera de San Pablo del Monte, los textiles de Contla y Santa Ana Chiautempan, el barro vidriado de Atlapa, “los famosos patitos”; y la madera tallada de Tizatlán con un bastón de mando y un trompo, “pero igual me faltó poner muchas, muchas piezas artesanales muy buenas y muy representativas de aquí (…) es la letra que más nos llenó”, concluyó.
AFM