El pueblo de Tecpatán se encuentra en medio de la selva húmeda del norte de Chiapas, donde sus habitantes viven, como parte de su rutina diaria, las diversas inclemencias meteorológicas de la región, manifestando lo determinante que es el contexto. A su vez, estas condiciones físicas dificultan la comunicación con los alrededores, por lo que el desarrollo socioeconómico de Tecpatán se ve fuertemente afectado.
La iniciativa de la Estación Cultural Tecpatán surge de la necesidad del ayuntamiento local por solucionar el acceso de medios informáticos de la región para el desarrollo educativo, lo que a su vez implicó mejorar la relación arquitecto-político con el objetivo de atender una problemática socio-económica que pocas veces es enfrentada.
A raíz de esto, los arquitectos Héctor Farrera y Camilo Nucamendi propusieron un concepto que surge de un entendimiento de la región y su paisaje climáticamente activo, logrando una sincronía para generar un lenguaje arquitectónico propio con calidad natural, artesanal, política y a su vez aspiracional.
Para poder reflejar estas cualidades fue necesario entender las técnicas constructivas tradicionales y hacer síntesis con las innovaciones locales, así como materiales industrializados, y de esta manera lograr un espacio óptimo que cuente con raíces propias de Tecpatán.
El proyecto se divide en dos contenedores, los cuales determinan la separación de las actividades que se realizan en la estación: un área de consulta digital y un área de soporte. El primer contenedor es un aula taller equipado con computadoras y el segundo es un área administrativa que incluye un espacio de servicios y una cafetería al aire libre.
La materialidad es una combinación de concreto estructural y ladrillo aparente, con vanos que van de piso a techo para generar entradas de luz al interior. El aula taller se enfatiza con la técnica denominada Domotej desarrollada por el Dr. Gabriel Castañeda, catedrático de la Universidad Autónoma de Chiapas, que consiste en un cielo raso conformado por ladrillo, dándole al espacio un sentido distinto, con la intención de que el usuario viva un ambiente puro y al mismo tiempo manifestando la riqueza constructiva propia de la comunidad.
El elemento de la cubierta exterior es una pieza clave para el funcionamiento de la estación, ya que además de proteger de las incidencias climáticas, la cubierta de acero y lámina propone una serie de inclinaciones que le permiten convertirse en una doble cubierta, la cual incentiva la circulación del viento, originando la climatización natural del espacio.
La cubierta se interrumpe al centro, permitiendo un patio-jardín en el corazón del proyecto a manera de una vivienda tradicional, generando el recorrido alrededor de éste, con la intención de que la vegetación pura del lugar vuelva a ser la protagonista.