Dicen que los buenos perfumes vienen en envases pequeños y la precisión le viene bien a la oferta de productos que distingue a San Sebastián en el país Vasco; pues al igual que la reducida dimensión de la ciudad que contrasta con la grandeza de su historia cultural; existe una exclusiva propuesta de productos que se han mantenido por generaciones gracias a su comprobada calidad.
Bolsos, fragancias, joyas y prendas dan pie a historias familiares que han encontrado en estos productos la oportunidad de hacer empresa por diversas generaciones, al tiempo que han alimentado el gusto por el lujo de los donastierras y el turismo que visita la capital de Gipuzkoa.
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Por lo que al visitar y caminar por las calles de San Sebastián es imprescindible conocer las propuestas de Gerardo González, con su clásica línea de bolsos, Box; Luis Gimeno, con Benegas, su marca de fragancias; Gonzalo Munoa, con su propuesta en joyería y Beatriz Zuaznabar con los diseños que revelan su pasión por la moda bajo el nombre de Minimil, quienes son protagonistas de exitosas historias que han rebasado el tiempo; pues todos son herederos de una pasión familiar.
Bolsos Box, el lujo silencioso
Al entrar a Box, un discreto timbre anuncia la entrada de los visitantes, por lo que Gerardo González de inmediato se apresura y da la bienvenida; mientras la variedad de colores, formas y tamaños acaparan la vista.
“Y todos son piel”, precisa el anfitrión, quien de inmediato comparte su orgullo al hablar de su exclusivo negocio de marroquinería.
“La marca la fundó mi padre desde 1948 y nos dedicamos al mundo del cuero con nuestra sabiduría hace 76 años; nuestro producto principal en el mundo de la moda, nuestra especialización de marroquinería está volcado al mundo de la bolsa”, dice al compartir que su papá aprendió el oficio “en esta calle (C. Garibai), en un taller de marroquinería”.
Además, mientras toma y muestra un bolso “el icónico 8010y6 de la marca, por lo que se aprecia en distintos colores”, añade que su propuesta de diseño también tiene esencia de la labor que aprendió su abuela al trabajar con “Cristóbal Balenciaga”.
Y aunque son muchas las décadas de éxito, Gerardo explica que si bien sus modelos pueden adquirirse online a ciertas latitudes, la esencia de adquirirlo en su tienda se mantiene, porque es parte de la tradición de exclusividad que distingue a su marca.
Benegas crea la fragancia de San Sebastián
A unas cuantas cuadras, en la esquina de Garibay y Peñaflorida, el aroma que se percibe invita a entrar a Benegas, la perfumería que tiene su origen en la barbería que atendía el bisabuelo de Luis Gimeno Benegas, el ingeniero industrial que dejó su labor para encargarse del negocio familiar.
“Es un negocio que se ha ido adaptando a los tiempos, al final todo ha ido cambiando, de barbería, idea de mi bisabuelo, pasamos a la perfumería, de la que me hice cargo porque mi madre y mi tía no podían ya”, dice Luis, cuya amabilidad no solo se evidencia en sus frases, sino también en sus actitudes.
Una variedad de botellas ambientan la tienda, la mayoría en tonalidades amarillas, las cuales son insignia de la marca propia.
“Tener nuestra propia fragancia es aportar algo a la industria para la que trabajamos, hemos desarrollado diversos productos, entre las que destaca Ssirimiri, una fragancia inspirada en San Sebastián”, explica, mientras muestra el perfume que lleva su apellido y el que tiene su origen en la ciudad.
Recorrer la perfumería es como visitar un pequeño y muy exclusivo museo, ya que además de “contar con diversas marcas”, también tiene un espacio exclusivo para Chanel: “Es por el prestigio que tenemos, la forma de trabajar, y también cuenta cómo lo podemos mostrar”, dice al referirse a la exhibición de perfumes de colección de la prestigiosa marca.
Munoa, el lujo en joyería artesanal
En el aparador de la calle Aldamar Kalea número 28, un juego de aretes, una variedad de sortijas, pendientes y collares hacen que la marcha se detenga. Es la joyería Munoa de Santiago Munoa, quien ha heredado la pasión de su abuelo y su padre por el oficio.
“La joyería la abrieron en 1932 y está aquí desde 1958, hacemos joyería artesanal, diseñamos cualquier tipo de trabajo en oro blanco y dorado de 18 kilates, platino, diamantes”, explica Gonzalo quien se preparó en Barcelona para seguir con la tradición familiar que lo enorgullece.
De por fuera, la tienda parece pequeña, pero al hacer el recorrido la grandeza del negocio se percibe en cada detalle, pues el papá de Gonzalo también trabajaba la cerámica y pintaba una diversidad de “adornitos y cosas decorativas” que actualmente dan vida a la joyería.
“Aquí diseñamos, el oficio es muy lento, primero hay que aprender a dibujar; en esta otra área es el taller, donde empezamos a trabajar las piezas en los materiales que usamos”, dice el anfitrión quien continúa por otra área, una pequeña biblioteca, donde su familia se ha nutrido de conocimientos para crear las obras que presentan en sus vitrinas, de las cuales comparte que “los pendientes y los collares” son los que se venden más.
Milimil la moda que gusta a los Donostiarras
La propuesta que luce el aparador de Minimil materializa el gusto de los donostiarras por la moda original y exclusiva que las hermanas Zuaznabar, Ana y Beatriz, ofrecen en la tienda del negocio que aprendieron y tienen con su mamá en Garibai Kalea no 3.
“Somos malas vendedoras”, dice Ana al iniciar la charla y de inmediato explica “es que vendemos lo que nos gusta, diseños clásicos en lana catalana, algodón de Portugal, sedas naturales de la India, cashmere, que por cierto tiene dos problemas que no quieres, uno, es que después de que lo pruebas ya no quieres otra cosa, y otra, el precio; pero nos gusta mucho trabajarlo”.
Sus diseños son muy clásicos, incluso comenta que hay opciones que repiten año con año, pero todo se debe a que “la gente los pide”. Vestidos, sacos, camisetas, faldas, gabardinas y hasta sombreros son parte de la propuesta de Minimil, cuyos precios “no son baratos, pero tampoco son prendas caras, aunque sí satisfacen el buen gusto de los donostiarras”.
A la fecha tienen tres tiendas, en Victoria, Bilbao y Donostia; además de que tienen envíos “pero solo a la península”, pues además de ser parte de la filosofía de exclusividad que manejan, destacan que “hay turistas, incluso de México, que saben de nosotros y nos visitan en la tienda para hacer alguna compra”.
Al hablar de los colores que usan precisa “son en función de la temporada, pero lo que sí nunca nos falta es el negro, porque como dijo Versace es el color de la tristeza y el de la alegría, la tristeza, por la muerte; y la alegría, por el rocanrol”.
DAG