La ministra de Asuntos Exteriores de Alemania anunció este miércoles la expulsión de dos diplomáticos rusos y convocó al embajador de ese país para conversaciones, después de que un tribunal concluyera que Rusia estuvo detrás del asesinato de un hombre checheno en Berlín hace dos años.
Un hombre ruso fue condenado el miércoles por el asesinato a plena luz del día en la capital alemana que, según los jueces del tribunal de Berlín, fue ordenado por las autoridades federales de Rusia. Los jueces calificaron el asesinato de “terrorismo de Estado”.
El asesinato en 2019 de Zelimkhan Tornike Khangoshvili, de 40 años, un ciudadano georgiano de etnia chechena, provocó indignación en Alemania y avivó las tensiones diplomáticas entre Moscú y Berlín. El caso llevó al gobierno alemán a expulsar a dos diplomáticos rusos, a lo que Moscú respondió de forma recíproca.
El tribunal regional de Berlín dijo en su veredicto que los servicios secretos rusos proporcionaron a Vadim Krasikov, de 56 años, una falsa identidad, un pasaporte falso y los recursos necesarios para que realizara el crimen el 23 de agosto de 2019.
“El gobierno central de la Federación de Rusia fue el autor de este crimen”, dijo el juez presidente Olaf Arnoldi. “Se lo encargó al acusado”.
El Kremlin ha calificado las acusaciones de participación rusa en el asesinato en Berlín como “absolutamente infundadas”.
El tribunal que declaró a Krasikov culpable de asesinato lo condenó a cadena perpetua. Los abogados defensores habían pedido al tribunal que absolviera a su cliente, alegando que se le había identificado erróneamente.
Los jueces dijeron que Krasikov tenía “una responsabilidad particularmente grave” por el crimen, lo que significa que no tendrá derecho a la libertad condicional automática después de 15 años, como es habitual en Alemania.
El portavoz del gobierno alemán, Steffen Hebestreit, se negó a comentar de inmediato sobre el veredicto.
El fallo podría avivar las tensiones entre los dos países antes de que el nuevo gobierno del canciller Olaf Scholz concrete su estrategia de política exterior con Moscú.
Familiares de la víctima, que conforme a la ley alemana pudieron participar como codemandantes en el juicio, acusaron a Rusia la semana pasada de intentar “enviar un mensaje” a sus enemigos políticos al asesinar a Khangoshvili, que había pedido asilo en Alemania tres años antes.
La fiscalía alegó que Krasikov había viajado a Berlín con el alias de Vadim Sokolov en agosto de 2019 a instancias del gobierno ruso para un “asesinato por encargo estatal”, en el que disparó a la víctima por la espalda con un arma corta con silenciador cerca del parque Kleiner Tiergarten.
Cuando Khangoshvili yacía en el suelo, Krasikov supuestamente le disparó dos balas más en la cabeza y lo mató.
Los testigos vieron cómo el sospechoso lanzaba una bicicleta, un arma y una peluca al Río Spree cerca de la escena del crimen y alertaron a la policía, que lo detuvo con rapidez antes de que pudiera escapar en un patinete eléctrico estacionado en un portal.
Dmitry Peskov, vocero del presidente de Rusia, Vladimir Putin, describió las acusaciones de participación rusa en el asesinato como “absolutamente sin base”.
Tras una reunión con la entonces canciller alemana Angela Merkel, unos meses después del crimen, Putin dijo que Khangoshvili, la víctima, era un “bandido” y un “asesino” que supuestamente había matado a decenas de personas en combates en el Cáucaso.
Las relaciones bilaterales sufrieron un nuevo revés el año pasado después de que Merkel interviniera para evacuar por aire al envenenado líder opositor ruso Alexei Navalny a Berlín para que recibiera atención médica. Navalny dijo que había sido envenenado por agentes rusos, algo que Moscú negó.
A su regreso a su país, Navalny fue condenado a dos años y medio de prisión por incumplir los términos de su libertad condicional cuando estaba convaleciente en Alemania.
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La nueva ministra alemana de Exteriores, Baerbock, ha pedido una postura más dura hacia Rusia, especialmente dado su despliegue militar cerca de Ucrania. Pero Scholz ha pedido una nueva “Ostpolitik”, o política oriental, como la que ejerció su predecesor socialdemócrata Willy Brandt durante la Guerra Fría.
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