Boris Johnson planea favorecer a regiones más atrasadas del Reino Unido tras brexit

Tras el acuerdo comercial con la Unión Europea, el primer ministro británico, Boris Johnson, promete la creación de zonas francas portuarias, entre otras medidas.

Boris Johnson, primero ministro británico. (Reuters)
Editorial Milenio
Londres /

Tras lograr un acuerdo para definir la relación post brexit con la Unión Europea (UE), el primer ministro británico, Boris Johnson, se propone desregular y favorecer el desarrollo de las regiones más atrasadas como prioridades de su agenda política.

En una entrevista con el Sunday Telegraph -la primera tras el pacto con la UE cerrado en Nochebuena-, Johnson promete "grandes cambios" tras el brexit, entre ellos la creación de zonas francas portuarias, nuevos acuerdos comerciales y modificaciones en las regulaciones sobre datos, productos químicos o el bienestar animal.

"No queremos diverger (de la UE) por el hecho de diverger. Pero querremos hacer las cosas de forma diferente donde sea útil para los británicos", aseguró.

Johnson cree que se ha conseguido algo que muchos veían imposible: "Mantener el libre comercio con la Unión Europea sin ser arrastrados a su órbita regulatoria o legislativa".

Además de afrontar el desafío de la pandemia de la covid-19 como urgencia absoluta, el gobierno "tiene la intención muy clara de aprovechar este momento para unir, equilibrar y extender las oportunidades por todo el país".

Johnson se refería así a su compromiso electoral de impulsar la economía en las regiones más desfavorecidas del país, especialmente en el norte de Inglaterra, donde los conservadores ganaron las elecciones de 2019 en bastiones hasta ahora laboristas.

El primer ministro considera en la entrevista que el acuerdo permitirá "una relación mejor y más sana" con la Unión Europea, pese a reconocer que en algunos aspectos, como en los servicios financieros, "quizá no vaya tan lejos como nos gustaría".

A su juicio, permite el acceso de abogados y procuradores al mercado comunitario y también es un "buen acuerdo para el digital", dentro del sector servicios, la parte menos desarrollada en el pacto.

Johnson cita los dos momentos que a sus ojos fueron los más complicados en la negociación: la intención de la Unión Europea de aplicar sanciones inmediatas si el Reino Unido no alineaba sus estándares con los comunitarios y la pretensión de Bruselas de poner aranceles a cualquier producto en caso de disputa sobre la pesca.

En varias ocasiones vio que las negociaciones "iban en mala dirección y nuestra mejor opción era acabar sin acuerdo. Se lo dejamos claro a la Unión Europea. Realmente lo habría hecho".

Los diputados más eurófobos del Partido Conservador, agrupados en el llamado Grupo de Investigaciones Europeas (ERG), han anunciado que analizarán con lupa las más de 1.200 páginas del documento para decidir sobre el sentido de su voto en la Cámara de los Comunes, el próximo miércoles.

Pero Johnson, que ni siquiera necesita el apoyo de todos sus diputados al contar también con los votos a favor de la oposición laborista, dice no estar preocupado.

"Creo que sobrevivirá al más duro y despiadado escrutinio" de los abogados reunidos por el ERG. 


MRA

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