Cubanos acuden a la ayuda mutua para sortear profunda crisis en la isla

En la isla, una organización se está encargando de realizar acciones solidarias para la asistencia de personas.

La crisis que afecta a Cuba. | AP
Manuel Juan Somoza
Cuba /

La crisis económica que vive Cuba ha convertido la cotidianidad en un tipo de agobio del que no escapa casi nadie.


Necesito Omestrasol en bulbo, mi nieto está ingresado en terapia por una infección rara y no hay ni en el Juan Manuel Márquez, ni en otros hospitales, ni en las farmacias”, telefoneó desesperada a un amigo la abuela Ignacia, en el comienzo de un día tan común como muchos en la isla.

La crisis multiforme que se mantiene desde hace varios años no solo implica el desabastecimiento de alimentos, la tensión energética aun latente por los cortes diarios del servicio eléctrico o la falta de dinero para importar insumos básicos, sino que afecta la salud.

“Lo último que le puede ocurrir a cualquiera ahora es enfermarse”, comenta a MILENIO Roberto P., de 50 años, quien diagnosticado de cáncer cuenta con las bolsas necesarias para evacuar sus heces gracias a los amigos, porque no se encuentran en el mercado. “Oiga, sin ellos yo no sé qué iba a ser de mí”, enfatiza.

Y los casos de Roberto, de Ignacia y de su nieto de apenas tres años son parte del día a día cubano, bajo la presión de cientos de sanciones económicas de Estados Unidos y las insuficiencias de un esquema productivo y de servicios “demasiado controlado por el estado”, en el decir de expertos.

Una organización civil surgida de la crisis

-¿Y pudo resolver el medicamente para su nieto?

-“Sí, gracias a un grupo que se llama A Cuba hay que quererla que recibe donaciones de medicinas y alimentos”.

-¿De dónde las recibe?

-“De todas partes, de amigos de este país en el extranjero, de embajadas cubanas, de cubanos que reciben medicamentos de sus familiares fuera o que tienen de reserva, en fin, ya le digo de todas partes”, responde Ignacia, en tanto MILENIO indaga hasta conocer a Amado Riol, uno de los creadores de esa singular agrupación.

Este personaje, que ha cumplido responsabilidades diplomáticas desde Estados Unidos hasta México, comparte su trabajo ahora en la sede del ministerio de Exteriores en La Habana con una entrega casi misionera a los demás.

“Mire no me venga a hablar de problemas, porque yo convivo con los problemas todos los días y lo que hacemos es enfrentarlos”, comenta de arrancada Riol en conversación que se extiende hasta un refugio improvisado en la barriada habanera de El Vedado, donde lleva alimentos a una familia que perdió su vivienda en accidente casual.

“No, nada de propaganda personal”, responde a la pregunta de si la abuela le agradeció el apoyo al nieto. “Yo no conozco a la señora, un amigo me habló de ella y por suerte teníamos el medicamento; lo importante es que ese niño sane. Usted no tiene idea de lo feliz que uno es ayudando al que lo necesita, sea quien sea”.

Este grupo surgido de la iniciativa individual que también lidera el trovador Raúl Torres ha logrado reunir a gentes de las profesiones más diversas y ha estado presente incluso en las extensas zonas destruidas en septiembre pasado por el huracán Ian en la occidental provincia de Pinar del Río.

La producción nacional de medicamentos no cubre la demanda

“Hace tres envíos, más o menos, casi un mes que a la farmacia del barrio no entran ni la Metformina ni el Enalapril”, comenta por su parte Vivian Menéndez, de 65 años, diabética e hipertensa.

Cuba produce más del 70 por ciento de los medicamentos básicos que necesita la población de la isla, pero una combinación de factores que van desde la falta de moneda dura para importar las materias primas imprescindibles por las presiones de Estados Unidos, hasta deudas sin saldar a proveedores extranjeros hacen que la oferta tampoco cubra la demanda.

En ese contexto, el país no dispone del dinero necesario para suplir con importaciones la baja producción de fármacos.


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