Como sucede desde hace décadas, Israel cuenta con Estados Unidos como escudo diplomático en su crisis con los palestinos. Sin embargo, el inquebrantable apoyo estadunidense es cada vez más precario a medida que los sectores más progresistas del Partido Demócrata promueven la defensa de los derechos palestinos.
En momentos en que la violencia ingresa en su segunda semana y deja más de 200 muertos, en su mayoría palestinos, Israel se transforma, como pocas veces, en un tema cada vez más partidista, con el Partido Republicano del ex presidente Donald Trump jactándose de su apoyo incondicional a Israel y a su primer ministro Benjamin Netanyahu.
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La línea del presidente demócrata Joseph Biden ha sido consistente con el espíritu de los gobiernos demócratas anteriores: no hay discusión pública con Israel sino esfuerzos diplomáticos destinados a restaurar la calma.
Ese enfoque le ha valido a Biden elogios en Israel, aunque en muy pocos otros lugares.
El 11 de mayo, la Casa Blanca expuso que Biden reiteró que mantiene su "respaldo al derecho legítimo de Israel a defenderse", a la vez que "condena" los ataques con cohetes de estos días lanzados por el movimiento islámico Hamás contra varias ciudades israelíes.
"El respaldo del presidente (Biden) a la seguridad de Israel, a su derecho legítimo a defenderse es fundamental y no cederá", dijo Jen Psaki, vocera de la Casa Blanca.
Incluso el senador demócrata Bob Menéndez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, considerado pro israelí, dijo estar "profundamente preocupado" por los ataques israelíes en Gaza que mataron a civiles y destruyeron oficinas que albergaban medios de prensa, pidiendo "una rendición de cuentas completa" a Israel.
El senador Bernie Sanders, el principal rival de Biden en la carrera del año pasado por la candidatura demócrata, calificó de "inconcebible" la situación y, en una amenaza que alguna vez fue tabú en Washington, dijo que Estados Unidos debería "evaluar detenidamente" los casi 4 mil millones de dólares en ayuda militar que proporciona cada año a Israel.
Israel goza históricamente del apoyo de los demócratas, debido en parte a que el partido es el favorito de los judíos estadunidenses y a las raíces socialistas de Israel.
Pero Sanders, él mismo de origen judío, y otros progresistas estadunidenses observan al conflicto palestino-israelí a través del prisma de movimientos más amplios por la justicia social, especialmente cuando Netanyahu se aferra al poder a través de una alianza con la extrema derecha.
En un artículo de opinión en el diario The New York Times, Sanders escribió que Netanyahu ha "cultivado un tipo de nacionalismo racista cada vez más intolerante y autoritario" y terminó con la frase: "Palestinian lives matter" (Las vidas de los palestinos importan), parafraseando a la consigna antirracista "Black lives matter".
La congresista de origen hispano Alexandria Ocasio-Cortez, una de las demócratas progresistas de más alto perfil, instó a actuar contra el apartheid israelí, un término que enfurece a Israel pero que recientemente fue respaldado por la organización Human Rights Watch (HRW), que dijo que el gobierno israelí aplicaba una política de dominio judío sobre palestinos.
"El presidente y muchas otras figuras declararon esta semana que Israel tiene derecho a la autodefensa ¿Pero los palestinos tienen derecho a sobrevivir? ¿Creemos eso? Y si es así, tenemos una responsabilidad", dijo Ocasio-Cortez.
Desacuerdos demócratas con Biden
Israel lanzó la ofensiva después de que Hamás comenzara a disparar cohetes en su contra el estado hebreo, que el movimiento islamista que controla Gaza justificó como una respuesta al accionar israelí en Jerusalén Este en perjuicio de la comunidad palestina.
Logan Bayroff, del grupo progresista pro-Israel J Street, dijo que hay un creciente reconocimiento de que el accionar israelí, incluidas las medidas para desalojar a las familias palestinas en Jerusalén Este, contribuyeron a la crisis.
"Se está viendo mucha más disposición en un amplio espectro del Partido Demócrata para criticar no solo a los cohetes de Hamás sino también a la política del gobierno israelí", aseguró Bayroff.
"Eso genera un contraste bastante fuerte con la forma en que la administración Biden, desafortunadamente, parece estar en otra página, de una manera que, francamente, no es adecuada para la gravedad de la crisis", consideró.
El gobierno de Biden no ha pedido explícitamente un alto el fuego y este lunes bloqueó por tercera vez una declaración en el Consejo de Seguridad de la ONU, alegando que apoyarla sería contraproducente para sus esfuerzos diplomáticos para apaciguar la situación.
Una abrumadora mayoría de estadunidenses todavía ve a Israel de manera positiva, según una encuesta de Gallup de febrero, aunque un 34 por ciento pidió una mayor presión sobre el gobierno israelí para resolver el conflicto, el nivel más alto desde 2007, cuando comenzó a plantearse la pregunta.
De acuerdo con un sondeo del instituto Pew de este año, más de la mitad de los judíos estadunidenses calificaron negativamente a Netanyahu y casi dos tercios expresaron optimismo sobre la coexistencia con un estado palestino.
El apoyo de "halcón" a Israel no proviene de los judíos estadunidenses sino más bien de la derecha cristiana, donde algunos ven justificaciones bíblicas para defender al Estado judío.
El senador republicano Todd Young se sumó a los pedidos de alto el fuego, pero buena parte del partido acusa a Biden no dar suficiente apoyo a Israel y acusa al ala izquierda demócrata de alinearse con Hamás, grupo al que Washington designa como grupo terrorista.
"No existe una equivalencia moral entre Israel y Hamas", señaló el líder republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, quien subrayó que "Estados Unidos apoya inequívocamente a nuestro aliado Israel y al pueblo judío".
JLMR