El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, consideró ayer que un posible juicio político en su contra, que evalúan los demócratas del Congreso, es algo “sucio, asqueroso y repugnante”, al tiempo que volvió a criticar al ex fiscal especial Robert Mueller, que dirigió la investigación de la trama rusa.
El mandatario republicano, que habló con los periodistas en los jardines de la Casa Blanca antes de tomar un helicóptero para hacer una visita al estado de Colorado, calificó a Mueller de “verdadero anti-Trump”.
En respuesta a una pregunta de los periodistas sobre si esperaba ser objeto de un juicio político, Trump contestó: “No lo veo ahora... Es una palabra sucia, asquerosa y repugnante... Es un acoso gigantesco al presidente”, dijo.
Según el gobernante, el fiscal especial “nunca debió haber sido designado” para llevar a cabo la investigación sobre la intromisión de Rusia en las elecciones de 2016 y la presunta confabulación con la campaña de Trump para favorecerle ante la que fue su rival demócrata, Hillary Clinton.
En sus conclusiones, el informe de Mueller determinó que no hay pruebas de nexos entre el entorno del equipo electoral del gobernante y el Kremlin, pero no alcanzó una conclusión sobre un posible delito de obstrucción a la justicia por parte de Trump.
El miércoles, por primera vez desde que inició su investigación, Mueller habló en público y, al tiempo que dio por cerrado su trabajo, dejó en manos del Congreso la posibilidad de seguir un proceso a Trump.
Los demócratas, que tienen la mayoría en la Cámara de Representantes, están divididos sobre las posibles implicaciones políticas que tendría abrir un juicio político por este caso de cara a las elecciones del próximo año.
Mueller aseguró que si los investigadores hubieran llegado a la conclusión de que Trump “no cometió un crimen”, lo hubieran dicho.
Para abrir el proceso de destitución en la cámara baja se necesitaría de mayoría simple, con lo que es posible que los demócratas lo iniciaran, pero fracasaría con toda probabilidad en el Senado.
Y es que en la cámara alta al menos 20 de los 53 senadores republicanos deberían votar en contra de Trump para alcanzar los dos tercios que permitan que el procedimiento de destitución triunfe.
La presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, hasta ahora se ha resistido a la petición de una minoría de la bancada de su propio partido para que se inicie el proceso de destitución, ya que considera que el trámite resultaría fútil a menos que los republicanos respalden el proceso.
Pelosi prefiere que continúen las investigaciones que diversos comités del Congreso llevan a cabo sobre Trump, con la expectativa de que esas pesquisas tengan más impacto sobre la opinión pública y los republicanos.
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RECONOCE EN LAPSUS AYUDA DEL KREMLIN
Donald Trump reconoció ayer en Twitter que Moscú lo ayudó a ganar los comicios de 2016. “No tuve nada que ver con que Rusia me ayudara a ser elegido”, escribió en torno a la declaración hecha por Mueller. Más tarde, intentó rectificar su lapsus ante los periodistas en la Casa Blanca: “No, Rusia no hizo que me eligieran”. Sin embargo, hasta anoche no había modificado su tuit.