Decenas de personas acudueron al puente Carlos de Praga para celebrar "el fin de la pandemia" de coronavirus en República Checa, con una cena con una mesa instalada en el turístico lugar. En el famoso puente del siglo XIV, los participantes trajeron comida y bebida de sus casas para compartirlas a lo largo del banquete de 500 metros de longitud.
Con una mesa de mantel blanco, Praga busca pasar la página tras la temporada turística interrumpida por el coronavirus, que durante varios meses dejó vacío este destino atractivo para visitantes de todo el mundo.
"La mesa está puesta", es el nombre del evento organizado por la agrupación ciudadana "Piána na ulici" (Pianos en las calles) y el ayuntamiento capitalino.
Eso sí, el número de personas está limitado: solo podían acceder tantas como lugares están dispuestos para sentarse alrededor de esta larga mesa, y además todos deberán haberse registrado a través de la web Goout.cz.
El país, de 10.7 millones de habitantes, levantó la mayoría de las restricciones impuestas para luchar contra la covid-19 que, hasta la fecha, sólo dejó menos de 350 decesos y casi 12 mil contagios. Fue uno de los países europeos con menos contagios de Europa, junto con Austria y Eslovaquia.
"Puede venir cualquier persona que haga la reserva y traiga algo, como un pastel, bizcocho, crema de huevo, canapés o algo parecido", explican los organizadores en la página de Internet.
En la mesa no faltan las caretas de los ediles capitalinos ausentes, entre ellos el jefe del consistorio, el político Pirata Zdenek Hrib, que están en cuarentena después de detectarse el coronavirus en uno de los tenientes de alcalde de la ciudad.
El puente Carlos en Praga
El perfil gótico del Puente de Carlos, uno de los lugares más emblemáticos de Praga, comenzó a configurarse hace 663 años por orden del rey Carlos IV, quien tras consultar con astrólogos buscó una fecha y hora exacta que diera lugar a un número capicúa para la colocación de la primera piedra.
Por su importancia estratégica, el puente sobre el río Moldava ha sido testigo mudo de episodios épicos de la defensa de la ciudad durante varios de sus sitios. Es además una galería de estatuas a cielo abierto, que fueron añadidas a principios del siglo XVIII, durante los reinados de los Habsburgo José I y su hermano Carlos VI, para dar realce y belleza a esta vía.
"Queremos mandar una señal: que aquí volvemos a vivir, y que damos la bienvenida de nuevo a todos los visitantes de Praga que saben comportarse y que desean encontrarse con las bellezas de esta ciudad", explicó Petr Hejma, alcalde del primer distrito de Praga.
"Cada uno tenía que traer algo, comida o flores. La idea era que todo el mundo se implicara", explicó Ondrej Kobza, dueño de un café en la ciudad y organizador del evento. "Queremos celebrar el fin de la crisis de coronavirus con la gente reuniéndose y mostrando que no tiene miedo de estar con otra gente. Que no tienen miedo de aceptar un bocado de un sándwich de otra persona", dijo.
Kobza, de 41 años, es conocido por haber colocado pianos en las calles de Praga, instalado mesas de ajedrez en una plaza y haber convertido un azotea de un palacio accesible al público. Varias bandas improvisadas tocaron música alrededor de la larguísima mesa, adornada con margaritas.
"Encontré el evento en Facebook y pensé que era interesante", dijo Galina Khomchenko-Krejcikova, una mujer rusa residente en Praga que decidió acudir a la cena con un amigo.
dmr