El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, inició ayer la campaña legislativa para las elecciones generales de octubre, en medio de cuestionamientos, escándalos y controversias.
Las encuestas muestran que Trudeau, quien en sus inicios se alzó como una estrella de la política canadiense, compite codo a codo con el conservador Andrew Scheer, quien lanzó su apuesta por el liderazgo acusando al primer ministro liberal de mentir “para encubrir escándalos”.
La disolución del Parlamento por parte de la gobernadora general, Julie Payette, marcó el inicio oficial de la carrera para la votación del 21 de octubre.
Electo con amplio margen en 2015, Trudeau y su Partido Liberal luchan para mantener la mayoría. Los canadienses elegirán a los 338 miembros de la Cámara de los Comunes. Pero los ataques no son solo del lado conservador, también de la izquierda.
Tanto el líder del Nuevo Partido Demócrata, Jagmeet Singh, como la dirigente de los Verdes, Elizabeth May, buscan impedir que liberales y conservadores logren la mayoría.
Se prevé que el cambio climático y el costo de vida sean los grandes temas de la campaña.
A lo largo de su primer mandato, Trudeau se convirtió en un líder de la lucha contra el calentamiento global. Ayer abogó por “un plan climático más ambicioso”, mientras que Scheer prometió que, de ser elegido, revertirá un impuesto federal al carbono.
Las finanzas de Canadá son fuertes, con un crecimiento en el segundo trimestre de 3.7%. Casi medio millón de nuevos empleos fueron creados en 2018. Pero las ganancias económicas no se sienten y los canadienses han expresado cada vez más su preocupación por el aumento de precios.
En los últimos cuatro años, los liberales legalizaron la mariguana, impulsaron el reasentamiento de refugiados en Canadá, negociaron un nuevo acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y México y concluyeron pactos comerciales con la Unión Europea y las naciones del Pacífico.
El gobierno de Trudeau también supervisó la adquisición militar más grande en la historia de Canadá para reemplazar los viejos buques de guerra y aviones de combate.
Pero la tarea no está exenta de riesgos para Trudeau. Un alto funcionario del Parlamento acusó en agosto de hace un año al premier y a su entorno de presionar de manera indebida a la ex ministra de Justicia, Jody Wilson-Raybould, para que intercediera a favor del grupo de ingeniería de Quebec, SNC-Lavalin, con el objeto de impedir un proceso judicial por corrupción contra esta empresa.