Varias personas han comenzado a llegar a La Meca en Arabia Saudita, para la celebración del hach, la peregrinación de los musulmanes, de forma muy reducida debido a la pandemia de coronavirus, marcando un hecho inédito en la época contemporánea en que las autoriadades buscan un equilibrio entre el respeto a esa venerada tradición musulmana y la necesidad de evitar un contagio masivo.
El hach, que inicia de forma oficial el miércoles, normalmente atrae a cerca de 2.5 millones de personas durante cinco días intensos de oración en una de las mayores congregaciones de personas provenientes de todo el mundo.
Este año, el Ministerio del Hach de Arabia Saudita informó que entre mil y 10 mil residentes del reino podrían participar en la peregrinación. Cerca de dos terceras partes de ellos serán extranjeros que residen en Arabia Saudí y una tercera parte serán ciudadanos saudíes.
Coronavirus en Arabia Saudita
El reino registra una de las mayores propagaciones de coronavirus del Medio Oriente, con aproximadamente 269 mil contagios reportados, incluyendo 2 mil 760 decesos.
La prensa extranjera tampoco podrá cubrir este acontecimiento, dado que las autoridades saudíes restringieron el acceso a la ciudad santa sólo para los musulmanes.
Una selección de fieles "opaca"
Los peregrinos, protegidos con cubrebocas, empezaron a llegar a lo largo del fin de semana a La Meca, donde les hicieron controles de temperatura y los aislaron, indicaron las autoridades. Los asistentes a La Meca también deben realizarse la prueba del coronavirus antes de llegar a la ciudad sagrada y harán una cuarentena tras la peregrinación.
También les dieron un kit que incluía piedras esterilizadas para un ritual de lapidación, gel desinfectante, más cubrebcoas, una esterilla para rezar y un ihram, el vestido blanco sin costuras que deben llevar los peregrinos, según un documento del Ministerio del Hach.
Fatin Daud, una malaya de 25 años que estudia árabe en Arabia Saudí, se encontraba entre aquellos cuyas solicitudes para participar en el hach fue aprobada. Después de su selección, funcionarios del Ministerio de Salud saudí acudieron a su hogar y le realizaron una prueba de coronavirus. Se le entregó un brazalete electrónico que detecta sus movimientos y recibió la orden de permanecer en cuarentena en casa por varios días.
Posteriormente, Daud fue trasladada a un hotel en La Meca, donde permanece en autoaislamiento, aún portando el brazalete electrónico. Una caja grande de alimentos es entregada a su habitación tres veces al día al tiempo que se prepara para iniciar la peregrinación.
“Fue increíble. Se sintió un tanto surrealista porque no esperaba obtenerlo”, afirmó sobre su emoción al enterarse de que había sido elegida. Daud agregó que ha estado orando por el fin del covid-19 y por la unidad de los musulmanes en todo el mundo.
El gobierno saudí aseguró que se dotó de numerosos centros de salud, clínicas móviles y ambulancias para garantizar la salud pública de los peregrinos, que deberán respetar las distancias de seguridad. Además, las autoridades recibieron una ola de preguntas y comentarios en contra en Twitter de aquellos a los que se denegó este año el acceso a La Meca, tras una selección considerada por algunos como "opaca".
La designación de los peregrinos se basó en "motivos de salud", defendió el ministro del Hach, Mohamad Benten, en declaraciones a la cadena saudí Al Arabiya, en que calificó el proceso de transparente. Musulmanes, de 160 países distintos, participaron en un sorteo organizado por el gobierno saudí.
"Este sentimiento es indescriptible", presumía tras su llegada a La Meca Naser, un nigeriano, que reside en Riad, elegido para realizar el hach.
Los peregrinos saudíes fueron escogidos entre un grupo de miembros del ejército y de los servicios hospitalarios que habían contraído el covid-19, pero ya se habían curado, precisaron las autoridades. Los extranjeros presentaron sus candidaturas a través de internet y Riad prometió que representarían el 70 por ciento de los peregrinos, aunque no ha indicado el número de candidatos y personas seleccionadas.
Un golpe al turismo en Arabia Saudita
La pandemia puede tener un fuerte impacto económico en Arabia Saudita, donde el turismo religioso genera cada año unos 12 mil millones de dólares. Tras la caída del precio del petróleo y la parálisis de la actividad, Riad adoptó medidas de austeridad, como recortes presupuestarios, suspensión de ayudas sociales y triplicando el IVA.
"Limitar el hach a los residentes (en Arabia Saudita) representa un coste substancial, pero que la economía puede aguantar", considera Sofia Meranto, analista de Eurasia Group.
Meranto recuerda que Riad espera recuperar una parte de los ingresos perdidos a través de la umrah, el peregrinaje menor que tuvo que suspenderse en marzo pero que puede realizarse en cualquier momento del año. La Meca experimentó un boom inmobiliario en los últimos años con la construcción de centros comerciales, viviendas y hoteles de lujos.
Pero la mayoría de estos lugares quedaron desiertos con la pandemia, que afectó a numerosas empresas del sector turístico saudita, del que dependen centenares de miles de trabajadores.
dmr