El primer ministro de Japón, Fumio Kishida, dijo el jueves que culpaba a una seguridad inadecuada de la policía por el asesinato del ex mandatario Shinzo Abe, agregando también que en este otoño se organizarán los funerales nacionales en memoria del ex representante.
Abe, uno de los políticos más influyentes de Japón, fue asesinado el viernes pasado en el oeste de Japón, lo que conmocionó a un país conocido por su baja criminalidad. Las imágenes y videos del suceso muestran que el agresor pudo acercarse a Abe.
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Agentes de la Comisión Nacional de Seguridad Pública y la Agencia Nacional de Policía investigaban qué salió mal y propondrán medidas de cara al futuro, indicó Kishida.
“Les insto a corregir lo que deba corregirse, además de analizar ejemplos en otros países”, dijo.
Abe, quien tenía 67 años, dirigió Japón durante más de ocho años y medio (de 2006 a 2007 y de finales de 2012 al verano de 2020), un récord nacional, marcando fuertemente su política económica y diplomática, recordó Kishida en una conferencia de prensa.
El jefe del gobierno japonés subrayó que "la comunidad internacional, incluidos los jefes de Estado extranjeros, le tenían gran estima".
"Llegaron mensajes de condolencia de Japón y del extranjero. En vista de ello, celebraremos un funeral nacional para el ex primer ministro Abe en otoño", añadió.
El evento también significará que "Japón no cederá ante la violencia y que está decidido a proteger la democracia", subrayó Kishida.
Será el primer funeral nacional de un ex primer ministro japonés desde el funeral de Shigeru Yoshida en 1967, que desempeñó un papel clave en la reconstrucción del país durante la posguerra.
Los funerales reservados para la familia y los familiares de Abe fueron celebrados el martes, en un gran templo budista de Tokio.
Miles de ciudadanos también le rindieron homenaje en los alrededores del templo y durante el paso de su cortejo funerario, que desfiló ante las instituciones políticas del país.
Abe fue asesinado a tiros el viernes pasado en Nara (oeste del Japón), mientras pronunciaba un breve discurso en una manifestación electoral en plena calle.
Su presunto asesino, Tetsuya Yamagami, de 41 años, fue detenido inmediatamente después del ataque.
Dijo a los investigadores que había atacado a Abe porque estaba enojado con una organización religiosa con la que, según él, el ex jefe del gobierno tenía vínculos.
Según los medios de comunicación locales, la madre de Yamagami hizo en el pasado importantes donaciones a esta organización, hasta el punto de hundir a su propia familia en graves dificultades financieras.
La Iglesia de la Unificación, un movimiento religioso de origen surcoreano -conocido también con el nombre de "secta Moon"- reconoció esta semana que la madre de Yamagami figuraba entre sus fieles, sin precisar la amplitud de sus donaciones.
También subrayó que Abe "nunca" fue uno de sus miembros o asesores.