El Banco Mundial advirtió que en México una reducción de un punto porcentual en el crecimiento del producto interno bruto (PIB) se asocia con un aumento de 7.9 por ciento en la tasa de desempleo; además, cuando las empresas cierran y despiden a sus trabajadores, a éstos les lleva, en promedio, diez años recuperar su salario.
De acuerdo con el documento “El Empleo en Crisis: Un Camino Hacia Mejores Puestos de Trabajo en la América Latina Pos-COVID-19”, las crisis económicas tienen diversos impactos duraderos en el empleo y estos grandes flujos brutos de entrada al desempleo conllevan reducciones significativas en los ingresos de los hogares, lo que acentúa la vulnerabilidad, y aumenta y profundiza la pobreza.
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Con base en esto, el Banco Mundial aseguró que entre los hogares que no viven en la pobreza, la pérdida de empleo de la principal fuente de ingresos del hogar llevaría a la pobreza al 55 por ciento de ellos.
Mexicanos despedidos tardan 10 años en recuperar su salario
Al observar el tiempo que le lleva a un trabajador mexicano recuperar su salario cuando fue despedido debido al cierre de la empresa en la que laboraba, este periodo de diez años es significativamente más prolongado que el periodo de recuperación promedio de los salarios en trabajadores que renunciaron de forma voluntaria (tres años) o trabajadores que cierran sus propios negocios (cuatro años).
El Banco Mundial refirió que, inicialmente, en los primeros dos años tras el desplazamiento, los salarios son 11 por ciento más bajos entre los trabajadores desplazados que entre los trabajadores no desplazados, la brecha salarial se reduce a 6 por ciento después del cuarto año tras el cierre de la empresa y los salarios de los trabajadores desplazados no se recuperan completamente hasta después de nueve años.
Informalidad no es amortiguador
En materia de informalidad, destacó que mientras que en Brasil y Chile la informalidad actúa como un amortiguador del shock en términos de empleo desde el inicio de una crisis, este no es el caso en México, pues el empleo informal se estanca durante alrededor de 20 meses antes de volver a aumentar.
“El efecto con desfase en la informalidad podría estar causado por trabajadores formales que buscan otro trabajo formal antes de desistir y transitar hacia la informalidad”, explicó el organismo.
Esto sugiere, apuntó, que una crisis tiene el potencial de desplazar el mercado laboral hacia un nuevo equilibrio entre el empleo formal e informal, con implicaciones a largo plazo para el bienestar social y la productividad.
Empleos menos calificados los más vulnerables
El Banco Mundial señaló que otra fuente de complejidad en las tendencias de creación y destrucción de empleo después de una crisis económica es la heterogeneidad entre trabajadores, pues dado que los más experimentados podrían contribuir a una mayor productividad y requerir una costosa reinversión para reemplazarlos, perder empleados con niveles más bajos de capital humano implica menores costos para los empleadores.
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Así, los costos de ajuste en el sector manufacturero de México son más altos para los trabajadores no relacionados con la producción (que, generalmente, son trabajadores con salarios más altos), trabajadores con cualificaciones más específicas al puesto de trabajo y trabajadores de sectores más sindicalizados.
En consecuencia, cuando una empresa experimenta una caída de la demanda, los trabajadores directamente relacionados con la producción, que tienen salarios más bajos, son despedidos a un ritmo superior que los trabajadores con salarios más altos.
Crisis y empleo en América Latina y el Caribe
En este contexto, el Banco Mundial alertó que las economías de América Latina y el Caribe no se recuperan de la contracción en el empleo formal provocada por una crisis hasta pasados varios años. Durante 20 meses después del comienzo de una recesión, el empleo general tiende a permanecer más bajo, y el empleo formal sigue situándose por debajo de los niveles previos a la crisis durante más de 30 meses.
Añadió que las secuelas macroeconómicas de las crisis persisten durante numerosos años, provocando que los índices de empleo formal se depriman sustancialmente. Este efecto se observa en toda la región, a pesar de las diferencias existentes entre mercados laborales nacionales.
Acciones
Ante este escenario, el Banco Mundial afirmó que las políticas públicas deben enfocarse en proteger a los trabajadores de este fuerte impacto a largo plazo mediante el uso de seguros de desempleo, redes de seguridad social y programas de reconversión, además de facilitar la creación de empleo y ayudar a los trabajadores a estar donde están los empleos.
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“Todo esto puede favorecerse a través de una mayor competencia, más flexibilidad para gestionar los recursos humanos y una reducción de los subsidios. A través de políticas comerciales y de adquisiciones públicas, los gobiernos pueden mejorar el entorno para que las empresas competitivas prosperen. Asimismo, la inversión pública focalizada en el transporte puede acercar los trabajadores a los puestos de trabajo, mientras que las viviendas asequibles pueden ayudarlos a residir allí donde los empleos se encuentran”, aseveró.
lvm