Los bancos latinoamericanos que emiten deuda en los mercados internacionales enfrentarán desafíos en 2023 en medio de la desaceleración del crecimiento económico en toda la región, pero serán resilientes, aseguró Fitch Ratings.
En un informe semestral que rastrea a 22 bancos en la región, agregó que continuarán impactados por la caída de los préstamos, el crecimiento de los ingresos y el deterioro de la calidad de los activos.
A la par, una inflación más alta que se consolide o un aumento drástico de las tasas de interés podría llevar a las economías a una recesión, lo que obstaculiza significativamente la capacidad de pago de los prestatarios.
Lo anterior, provocado por un choque externo de múltiples frentes, incluidas las presiones inflacionarias alimentadas por la guerra entre Rusia y Ucrania, el endurecimiento monetario de Estados Unidos y los riesgos de recesión que seguirán pesando sobre el desempeño de los bancos.
Sin embargo, las calificaciones de los bancos están respaldadas por sólidas ganancias y generación interna de capital, así como por un capital suficiente en comparación con los niveles históricos para resistir una recesión económica.
“El debilitamiento de las economías podría provocar un aumento de los cargos por deterioro de los préstamos en 2023, ya que los riesgos macroeconómicos podrían provocar un mayor deterioro de las métricas principales”, dijo.
En ausencia de acciones de calificación soberana, es poco probable que esto conduzca a acciones de calificación negativas para los bancos dado el margen suficiente para la mayoría de las métricas financieras fundamentales en relación con los puntos de referencia de calificación actuales.
Fitch agregó que la inflación seguirá presionando al alza los gastos operativos en términos de mayores costos generales y salarios.
“Esperamos que estos bancos aceleren las estrategias de ahorro para mitigar estas tendencias mientras mantienen las iniciativas de digitalización. Sin embargo, si persiste la alta inflación, es posible que los bancos tengan que reducir la exposición a segmentos crediticios más riesgosos o reducir el gasto en tecnología”.
Explicó que la rentabilidad bancaria continuó mejorando en 2022, ya que el aumento de las tasas y el crecimiento del crédito entre los segmentos minoristas de mayor rendimiento respaldaron los márgenes en medio de menores pérdidas crediticias.
“Sin embargo, esperamos que las tasas comiencen a bajar en el segundo semestre y que los costos crediticios aumenten, aunque esto dependerá en gran medida de la dinámica crediticia de cada país”.
Durante 2022, los bancos reanudaron el crecimiento y las métricas de capital disminuyeron levemente, una tendencia que se espera que continúe a medida que los bancos comiencen a pagar dividendos nuevamente y mantengan el crecimiento de los préstamos.
Sin embargo, los bancos deben mantener reservas suficientes por encima de los objetivos de capital y los límites regulatorios para absorber posibles pérdidas crediticias.
srgs