Capital comercial, sin crear bienestar al Centro Histórico

Las instituciones encargadas de la renovación urbana convencen a los propietarios de dejar los espacios, afirmando que esto les presenta un beneficio.

Estas operaciones dentro del Centro Histórico, no significan un aumento del bienestar público. (Andrés Lobato)
Jaime Zambrano
Puebla /

Las ciudades como Puebla viven procesos que permiten el aumento del capital comercial y financiero, es decir, se crean comercios y bancos dentro de los centros históricos; sin embargo, estas operaciones no significan un aumento del bienestar público.

De acuerdo con el análisis “La componente de clase en la regeneración urbana” presentado en la Universidad Iberoamericana Puebla, los procesos de regeneración de las zonas históricas de las ciudades no suelen ser beneficioso para las clases bajas, debido a la centralización y el aumento de las rentas.

Las antiguas edificaciones de vivienda no han sido una de las más importantes preocupaciones en los centros históricos; sino temas poco trabajados, investigados y posicionados en las agendas académica y pública.

Alfonso Álvarez Mora, investigador de la Universidad de Valladolid, España, destacó que los procesos de reactivación de los centros históricos impulsan el desarrollo de actividades comerciales que se traducen en ganancias para los empresarios, pero no para el resto de la población.

“La renovación urbana no es solo renovar la ciudad, es cambiar el contenido social. Esto representa un problema, ya que se eliminan los espacios populares, dejando de lado el beneficio de las clases trabajadoras e incluso obligándolos a abandonar sus propias viviendas”, comentó.

El experto en hábitat y equidad socio territorial comentó que la renovación urbana presenta un problema para las minorías, ya que en muchos de estos casos tienden a desplazar a grupos vulnerables como migrantes, personas de color, gente pobre, entre otros sectores.

Lamentó que, en muchos casos, para retirar a grupos vulnerables, se utilizan diferentes estrategias como el desalojo y el convencimiento para dejar las viviendas impulsando mensajes que generen miedo.

“Las instituciones encargadas de la renovación urbana convencen a los propietarios de los espacios a dejarlos, afirmando que esto les presenta un beneficio”, apuntó.

Los desplazamientos, puntualizó el académico, se logran a través de medidas legales e iniciativas privadas; sin embargo, las investigaciones muestran que, durante muchos casos, se genera resistencia por parte de los desplazados, que proceden desde la legalidad a la defensa de sus espacios.

Explicó que, en las investigaciones realizadas en los centros históricos, detectó que los procesos dejan de lado a las personas que actúan en las mecánicas urbanas y generan un espacio artificial sin contacto humano.

“Es lamentable que se presente la expulsión de artesanos locales en los centros históricos, lo cual, representa una pérdida de la autenticidad en las ciudades”, finalizó.


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