En el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), se va quedando sin vida. en sus puertas ya no hay pasajeros corriendo con sus maletas para no perder un vuelo, tampoco turistas varados, dormidos, esperando una conexión; en sus restaurantes ya no hay el bullicio de las tertulias.
La terminal aérea más importante del país, principal puerta de entrada para el mundo a nuestro sector turístico, padece los estragos del covid-19, es un paciente más.
Los aeropuertos son por naturaleza, los puentes económicos más importantes a nivel Mundial, sin embargo, hoy en el AICM, como en otros del mundo, pocos entran y salen.
En las salas de espera la postal es sepulcral, son pocos los espacios ocupados, y entre uno y otro hay una cinta con la leyenda precaución, con la que se impide que las personas se sienten unas junto a otras. Son pocos los usuarios que hay llegan con cubrebocas y viajan con el permanente miedo a ser contagiados por covid-19.
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Otra imagen que falta en este casi desértico aeropuerto, es la de los viajeros de a mochilazo. La acostumbrada postal de estos jóvenes con grandes mochilas durmiendo sobre el suelo mientras sale su vuelo de conexión, hoy no existe más.
Ya nadie viaja por placer y quién está a punto de volar solo lo hace por obligación.
La contingencia sanitaria por covid-19 ocasionó que el flujo de pasajeros en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México disminuyera 92 por ciento durante abril de 2020, en comparación con el mismo mes 2019, al pasar de 4 millones 127 mil pasajeros a 295 mil 654
El especialista del sector, Fernando Gómez Suárez, afirmó que este escenario es la peor caída que ha registrado el AICM en toda su historia, el cual pese a su saturación mostraba incrementos en el movimiento de clientes.
El académico de la Universidad Panamericana indicó que durante abril se recrudeció el cierre de fronteras en el mundo y se establecieron políticas de confinamiento, lo que disminuyó a niveles mínimos la transportación de clientes.
Durante esta pandemia por covid-19 los que han tenido el mayor impacto, son los vuelos internacionales, pues durante el pasado abril la cifra de pasajeros extranjeros pasó de 1 millón 417 mil a 53 mil 812, respecto al mismo mes del 2019, de acuerdo con datos del AICM.
Frente a este escenario los empleados y ofertadores de servicios son los más afectados, pues algunos están en aislamiento preventivo sin salario y otros… Sí, trabajando, pero con el riesgo de que si “las cosas empeoran”, puedan ser despedidos.
Uno de ellos es a quien llamaremos Rodolfo, un señores 66 años que desde hace 10 trabaja para la Unión de carga del AICM. Durante treinta días estuvo en aislamiento y viviendo de los pocos ahorros que tenía, pero que como estos se acabaron tuvo que olvidarse del temor a ser contagiado y salir en busca de dinero para alimentar a su esposa de la misma edad.
El día que hablamos con Rodolfo, era su primer día. “No hay gente, no hay dinero y tampoco hay salud. Todo es muy incierto, pero mientras uno esté de pie, pues hay que salir a trabajar. Porque tampoco nos vamos a rendir tan fácilmente ante este nuevo enemigo”.
Con base en cifras del AICM en promedio se atendía 133 mil personas por día, sin embargo, en abril la situación fue totalmente distinta, ya que los números sólo registran 10 mil.
Está reduccion se puede ver en las puertas de acceso donde no está la típica aglomeración de autos que todos habíamos normalizado y en la ausencia del sonido del silbato que los policías hacían sonar para apresurar el abordaje de los viajeros.
Hay vacíos en los restaurantes donde la gente no come por miedo a que le sirvan un Panti de ensalada con covid-19. En la zona de documentación la afluencia es tan mínima que ya no hay que llegar con dos horas de anticipación. En un hecho sin precedentes, hoy se documenta e ingresa al AICM en menos de 30 minutos.
Él área destinada al comercio libre de impuestos, mejor conocido como Dutty Free, está cerrada. Desde hace dos meses la demostradoras no ofrecen ni lociones, ni bolsas a la clase media acostumbrada a comprar mientras esperan su vuelo.
Los meseros de restaurantes como Vips, Toks y la Taba, se ven angustiados. Y en su desesperación por vender algo para que no lo corran o manden a descansar, abordan a los viajeros sin percatarse que violan la sana distancia.
Ana Maria, una joven mesera de apenas 27 años, comparte con MILENIO que “Ya casi son dos meses y comienza a sentirme desesperada, pues los ingresos bajaron bastante, pero hay que tratar de vender para que no cierren el lugar, pues si eso pasa nos quedamos sin trabajo y de por sí muchos ya están descansando sin que les paguen, si nos corren será pero”, comparte.
Todo ha cambiado en el aeropuerto donde un dia los tumultos de gente se atiborrarom para recibir a su grupo de rock o líder religioso del momento. En el lugar donde alguna vez cientos de familias recibieron con abrazos y besos a un hijo o hija después de un largo viaje de estudio, hoy apenas y hay llegada de vuelos.
Para uno de los aeropuertos más grandes del mundo los protocolos ya no son los mismo, la nueva normalidad de este lugar que siempre estuvo abarrotado, hoy como en casi todo, incluye sanas distancias, gel antibacterial, alcohol y formularios en los que el tener una tosa o fiebre puede ser la razón para evitar que se aborde un avión.
La gente y los empleados de este aeropuerto tienen miedo a asistir: “Todos venimos con la incertidumbre de que en algún momento, uno pueda contagiarse, si da temor el llegar aquí, tenemos aquí lo indispensable, que es el gel antibacterial, cubrebocas y nos lavamos las manos lo más seguido que se puede, pero al final de cuentas el venir se convierte un poquito incómodo porque no sabes si puedes contagiarte con el virus”, comparte un viajero mientras documenta su maleta.
lvm